Misoginia 'online'

Guía para entender el fenómeno 'incel': de la machosfera a la píldora roja, la regla del 80/20 y el lema "tu cuerpo, mi decisión"

La serie 'Adolescencia' urge a educadores y familias a identificar los códigos y significados de este movimiento misógino que se muscula en internet y que permea entre los más jóvenes

El fenómeno 'incel' se extiende sin freno en internet: los mensajes misóginos crecen un 500% desde la pandemia

"Muchos chavales sienten que lo contracultural es ser facha": el impacto de la 'manosfera' en las aulas catalanas

Imagen promocional de la serie Adolescencia de Netflix.

Imagen promocional de la serie Adolescencia de Netflix. / NETFLIX

Núria Marrón

Núria Marrón

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El fenómeno 'incel', el oscuro movimiento misógino y violento que retrata la serie de Netflix 'Adolescencia' y que permea en un número creciente de adolescentes y jóvenes varones, tiene sus propios códigos y palabras fetiche. A continuación brindamos algunas pistas.

Aunque hace tiempo que educadores e investigadores vienen alertando de cómo desde internet se está inoculando la misoginia y la violencia entre los más jóvenes, ha sido con el estreno de la serie 'Adolescencia', de Stephen Graham y Jack Thorne, cuando el fenómeno ha entrado en tromba en la conversación global. El impacto está ahí: la historia ficticia de Jamie Miller, un menor de 13 años detenido por el asesinato de una compañera de clase, se emitirá en los institutos británicos para, como apuntó la diputada laborista Anneliese Midgley, poner cortafuegos a “la radicalización masculina en línea y la violencia contra las mujeres”. En numerosos centros de secundaria catalanes la ficción también se está trabajando desde las tutorías.

“Es lo del celibato involuntario; es la mierda de Andrew Tate”, dice un policía sobre el tipo de contenido que ve Jamie, el protagonista de 'Adolescencia'. ¿Y quién es exactamente este 'streamer' de 38 años cuyos vídeos suman más de 12.700 millones de visitas? Antiguo 'kickboxer', Tate rompió la cinta de la popularidad cuando acudió en 2016 a 'Gran Hermano', de donde fue expulsado por un vídeo en el que, según la BBC, aparecía agrediendo a una mujer. Desde entonces, la misoginia, el antifeminismo, el racismo, la homofobia y el negacionismo climático se han convertido en implacable combustible para su marca personal. Quizá lo recuerden por un ridículo 'beef' que mantuvo en 2022 con Greta Thunberg y que acabó con su detención en Rumanía, donde fue acusado de violación, trata de seres humanos y grupo criminal organizado en un caso que sigue abierto. A pesar de todo ello, según encuestas recientes, la mitad de los chavales británicos mantienen una opinión positiva sobre él.

En foros anglosajones 'incel', quienes se sienten agraviados por la "lotería genética" que a su entender los convierte en parias sexuales se refieren a las mujeres atractivas con el nombre de "Stacey" y a los hombres que ellas escogen como "Chad". Ambos son ridiculizados e insultados. De hecho, el joven que perpetró una masacre en Toronto, Alek Minassian, en la que murieron 10 personas y otras 15 resultaron heridas, dejó escrito el siguiente mensaje en Facebook: "¡La 'Rebelión Incel' ya ha comenzado! ¡Derrocaremos a todos los 'Chads' y 'Stacey'!".

En la 'manosfera' extendida, los decodificadores del fenómeno 'incel' señalan un concepto de gran popularidad: el “hombre de alto valor”. Se trata de varones de voluntad férrea, que invierten y no tienen jefes y cuyo objetivo primero y último es triunfar y hacer (mucho) dinero. Son los que a las cinco de la mañana ya han hecho cinco series de 'burpees' y los que dicen responder a los resfriados con sesiones extremas de gimnasio. En su infatigable parloteo, suelen inocular contenido misógino y anti-igualdad.

Abreviatura en inglés del término 'célibes involuntarios'. La primera vez que apareció el término fue en 1997, en el blog de una estudiante canadiense llamada Alana que se proponía crear un espacio para chicas y chicos que se sintieran solos y expulsados de la cultura de citas. Sin embargo, como suele pasar, el término tomó vida propia y ahora básicamente representa, en palabras de la misma persona que lo acuñó, a "hombres que culpan a las mujeres de sus problemas".

Los investigadores sociales no se ponen de acuerdo sobre las dimensiones reales de esta subcultura de internet, trenzada con el racismo y la extrema derecha, que está permeando entre los varones más jóvenes y que alimenta su radicalización. De todas formas, la primera –y salvaje– señal de alarma llegó en 2014 con la masacre de la localidad de californiana de Isla Vista. Un joven de 22 años llamado Elliot Rodger mató a seis personas para, según dejó grabado, castigar a las mujeres que lo habían rechazado y a los hombres sexualmente activos que disfrutaban de una vida mejor que la suya. En 2018, un hombre de 25 años llamado Alek Minassian asesinó a 10 peatones e hirió a otros 15 en un atropello en Toronto. Antes había publicado en Facebook el siguiente mensaje: "¡La revolución incel ya ha comenzado ¡Saludemos todos al Caballero Supremo Elliot Rodger!".

Procedente del término inglés 'mansphere' ('hombre' y 'esfera), la manosfera o machosfera alude a la red de webs, blogs y foros cuyo motor de tracción son la agresividad, el antifeminismo y una misoginia que bascula entre el chiste y la violencia extrema.

En ella participan distintos subgrupos: desde los llamados 'incels' (célibes involuntarios), los 'influencers' que promueven las artes del ligoteo basadas en el supremacismo masculino o los seguidores de la "píldora roja" (que equivale a la epifanía de haber sido revelada una supuesta verdad) y que encuentran su inspiración en 'Matrix'. El informe de la Red de Concienciación sobre la Radicalización de la Comisión Europea de 2021 destacaba especialmente el peligro de estas comunidades, calificadas como "tóxicas y violentas" y que alimentan también el músculo de la extrema derecha.

En un momento de la película 'Matrix', Neo debe elegir entre una píldora roja –que lo despertará a una realidad oculta y perturbadora– o una azul, que lo dejará en la ignorancia. Pues bien: los 'incel', que a pesar de sus problemas de autoestima sí pasean la superioridad moral de pensar que ellos ven donde los demás permanecen ciegos, se ha hecho suya esa píldora roja para aludir al momento epifánico en el que supuestamente descubren “la verdad oculta” sobre las relaciones entre hombres y mujeres. Tampoco hay mucho misterio: básicamente, creen que ellos están discriminados y que a ellas solo les interesa el físico y el estatus social de los hombres.

“La píldora roja es como decir: ‘Veo la verdad’. Es una llamada a la acción de la manosfera”, dice Adam, el hijo del policía, en la serie para sacar a su padre de la inopia de la cultura digital.

Se trata de otro de los eslóganes fetiche que aparecen en la serie y que alimentan la subcultura 'incel'. Según esta regla, el 80% de las mujeres solo se sienten atraídas por el 20% de los hombres, lo que a/ convierte las relaciones masculinas en una especie de 'juegos del hambre' en los que los varones deben luchar por formar parte de ese porcentaje; b/ cosifica y entiende a las mujeres como trofeos o derechos sexuales a los que acceder y c/ contempla las técnicas de ligue como casi como un bien de supervivencia. No hay reflexiones sobre qué sucede con el 80% de mujeres que, por esta disparatada aritmética, supuestamente también quedan postergadas al inframundo sexual y afectivo.

La frase, convertida en viral tras la elección de Donald Trump, trolea la vieja consigna feminista "mi cuerpo, mi decisión", que desde que se acuñó en 1969 ha estado presente en la lucha por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

Medio siglo más tarde, en este giro semántico de gran éxito en la 'manosfera', ha sido clave el papel de Nick Fuentes, agitador de extrema derecha que, tras la victoria electoral de Trump, dijo lo siguiente: "¡Hey, perra, nosotros controlamos tu cuerpo! Tu cuerpo, mi decisión. Los hombres ganamos otra vez. Nunca habrá una mujer presidenta. ¿Techo de cristal? Es un techo hecho de ladrillos, nunca lo romperéis. Os seguís golpeando la cara contra los ladrillos. Os mantendremos sometidas para siempre".

Estas dos plataformas son pólvora para el 'discurso machosfera'. Según un estudio de 2024 realizado por la Dublin City University, tras aproximadamente 23 minutos de visualización, los algoritmos de TikTok y YouTube Shorts se convierten en máquinas expendedoras de contenidos misóginos y de 'manfluencers' (prescriotores antifeministas). Estos mensajes, que representan el 61,5% de las recomendaciones en YouTube Shorts y el 34,7% en TikTok, son una fabulosa alfombra roja para ideologías extremistas.