Delincuencia violenta

Deudas y ajustes de cuentas: el narcotráfico, detrás de los secuestros que se registran en Catalunya

Los Mossos investigan entre 8 y 10 casos al año, que suelen resolverse en un plazo inferior a tres días

Las bandas suelen contratar a delincuentes especializados y, si no localizan a la persona señalada, retienen a familiares o allegados

Imagen del equipo de negociadores de Mossos

Imagen del equipo de negociadores de Mossos / Mossos

Germán González

Germán González

Barcelona
Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No se trata de uno de los delitos que más se cometen en Catalunya, pero sí es uno de los más graves, ya que afecta a la libertad de las personas y suele llevar aparejados otros ilícitos penales como lesiones, homicidios o crimen organizado. Se trata de los secuestros, siempre vinculados a deudas y ajustes de cuentas derivadas del narcotráfico.

El fuerte aumento del negocio de la marihuana en territorio catalán en los últimos años ha generado que numerosos delitos estén asociados a estas mafias. Los investigadores han comprobado que, tras las secuestros, siempre están involucrados grupos criminales organizados, que utilizan el rapto como una forma de ajustar cuentas con otros delincuentes o con miembros de sus propias bandas que han traicionado a la organización. No solo se trata de la marihuana: la cocaína, el hachís o el tabaco también se hallan tras estos casos.

El año pasado, los Mossos d'Esquadra investigaron nueve secuestros en Catalunya, mientras que en 2023 fueron siete. La media de los últimos años en la comunidad se sitúa entre los ocho y los diez casos anuales, cifras elevadas en comparación con otros puntos de la península, aunque por debajo de los números registrados por la Policía Nacional en la Costa del Sol, una zona con una fuerte presencia de crimen organizado.

Los casos en Catalunya son más elevados que en la mayoría de comunidades, pero están por debajo de los registrados en la Costa del Sol

Las investigaciones se activan ante el secuestro de una persona, pero, una vez resuelta la retención involuntaria, el siguiente paso es continuar con las pesquisas para desmantelar la estructura criminal que se encuentra detrás, apunta el cabo Rubén Baila, de la Unidad Central de Secuestros y Extorsiones de los Mossos d'Esquadra. Este proceso, señala Baila, es laborioso y puede llevar varios meses. "Debemos perseguir el delito", afirma

Víctimas colaterales

Hasta la crisis inmobiliaria, los Mossos d'Esquadra investigaban secuestros relacionados con empresarios por impagos o deudas. Sin embargo, en los últimos 10 años, todos se vinculan al narcotráfico, ya sea por transacciones incompletas o por pérdidas de droga en narcoasaltos, situaciones en las que la organización suele responsabilizar a un miembro del grupo. "Aunque los secuestros estén relacionados con el crimen organizado, la víctima no tiene por qué estar vinculada a estas mafias", explica el cabo.

Muchas bandas criminales recurren a delincuentes ajenos a su organización para perpetrar el rapto. Si no logran localizar a la persona inicialmente señalada, "se llevan a algún familiar o a cualquier otra persona que consideren útil para exigir el dinero". En muchos casos, estas víctimas no tienen ninguna relación con la actividad delictiva del allegado que iba a ser secuestrado.

Ramificaciones internacionales

Los Mossos d'Esquadra destacan que, en el pasado, los secuestros eran más simples: se raptaba a la víctima, se investigaba su entorno y se buscaban a los sospechosos para su detención. Sin embargo, en la actualidad, se hacen "investigaciones paralelas": tras liberar a la persona o lograr que sea liberada por la presión policial, los agentes deben continuar con las pesquisas para desmantelar las bandas que hay detrás. Este proceso es mucho más laborioso y prolongado. Según el cabo Rubén Baila, se trata de operaciones más complejas, ya que, en ocasiones, estos grupos tienen "ramificaciones internacionales".

Imagen de la unidad de Mossos que se dedica a los secuestros durante una operación

Imagen de la unidad de Mossos que se dedica a los secuestros durante una operación / Mossos

En este sentido, los agentes han identificado a delincuentes procedentes de zonas del norte de África o establecidos en ciudades del sur de la península, como Ceuta, Melilla, Málaga o Marbella que se desplazan para perpetrar el secuestro. También se han detectado a personas del sur de Francia, con conexiones con la mafia marsellesa, o de Colombia y otros países sudamericanos. Por ello, el cabo Baila subraya la importancia de la colaboración entre fuerzas de seguridad para desarticular estas organizaciones criminales.

"Estos delincuentes suelen ser contratados por miembros de la organización para ejecutar el secuestro, mantener a la víctima cautiva y custodiarla durante la negociación para obtener el dinero. Una vez cumplido su cometido, se retiran", explica el cabo. Además, al tratarse de delincuentes extranjeros, los Mossos deben emitir órdenes de busca y captura internacionales cuando logran identificar a los responsables.

Dos equipos

Tras recibir la denuncia, la Unidad se activa y se desplaza al lugar de los hechos. Se establecen dos equipos: los negociadores y los investigadores. Los negociadores son agentes que acompañan a la familia de la víctima durante las 24 horas siguientes, brindándoles apoyo emocional, asesoramiento sobre las demandas de los secuestradores y ayudándoles a afrontar la situación. Mientras tanto, el equipo de investigadores se encarga de rastrear y localizar al rehén.

Se emiten órdenes de busca y captura internacionales cuando se identifican a secuestradores extranjeros

"Diferenciamos ambos equipos porque los negociadores empatizan con el sufrimiento de las familias, y de este modo se mantienen al margen de los hallazgos de los investigadores para no interferir en el desarrollo del caso", destaca el cabo. La familia de la víctima recibe información sobre los avances, pero sin detalles específicos, para evitar que puedan ser utilizados por los delincuentes en sus interacciones. El jefe de la Unidad de Secuestros es el responsable de decidir la estrategia de negociación y de orientar a los familiares sobre cómo llevarla a cabo. En algunos casos, los retenidos son liberados por la presión ejercida por las fuerzas policiales.

Falsos secuestros

Aunque no son comunes, también se producen falsos secuestros que, según explica el cabo Baila, "por desgracia, obligan a tratarlos como investigaciones reales hasta que se comprueba que no son auténticos y se imputa la simulación de delito". Estos casos suelen ocurrir cuando alguien intenta ocultar gastos económicos a su familia, esconder una deuda importante o justificar una ausencia durante varios días sin dar señales de vida.

La media para resolver un secuestro oscila entre un día y medio y tres días. Sin embargo, los Mossos d'Esquadra, en colaboración con otras fuerzas de seguridad, han intervenido en casos más largos, como el de un hombre que fue liberado tras 12 días de cautiverio en Toledo, después de haber sido asaltado cuando regresaba a su domicilio en Lloret de Mar.

Los Mossos inician la investigación cuando la denuncia se interpone en Catalunya, aunque el secuestro haya ocurrido en otro lugar. Por este motivo destacan la importancia de la colaboración, estatal o internacional, sin dejar de estar siempre presentes en la investigación. "Iremos donde sea necesario para liberar a la persona secuestrada", subraya el cabo Baila.

En los 'secuestros virtuales' se suelen pedir unos 3.000 euros a las familias de las presuntas víctimas

Secuestros virtuales

Tiempo atrás, los Mossos investigaron secuestros virtuales en los que los criminales llaman a las familias asegurando tener a un ser querido retenido. Al no poder ponerse en contacto con la persona indicada, las familias suelen acceder a pagar. Los delincuentes suelen exigir "cantidades bajas", alrededor de 3.000 euros, en una transacción económica "fácil" a través de una oficina de envío de dinero.

Para dar mayor credibilidad al engaño, en algunas llamadas se oye una voz de fondo gritando, como si la víctima estuviera siendo torturada, "para sensibilizar aún más" a las personas a las que se dirige. En 2020, se produjo una ola de este tipo de llamadas por toda España, durante las cuales se contactaba al azar con personas, preferentemente mayores, a quienes se les decía que "su hijo o un familiar" había sido secuestrado y que debían pagar rápidamente. Ante esta amenaza, la Generalitat y los Mossos d'Esquadra lanzaron varias recomendaciones para evitar que se cayera en la trampa.

Suscríbete para seguir leyendo