Fenómeno astronómico

El eclipse solar parcial, visto desde Collserola: "¡Fue como una mordida imperceptible!"

Un eclipse de sol total dejará a España a oscuras durante un minuto en 2026

El fenómeno pasó desapercibido para quienes no iban preparados para observarlo, pero el día soleado permitió contemplar el eclipse

Dos mujeres miran el eclipse en el Tibidabo.

Dos mujeres miran el eclipse en el Tibidabo. / Robert Ramos

Guillem Costa

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Barcelona
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Tras varias semanas de días nublados y lluviosos, el eclipse solar tuvo que coincidir con una de las mañanas más soleadas de este mes de marzo que termina. A las 11 en punto, el viento soplaba con mucha fuerza, casi molesto, pero el sol brillaba con intensidad, todavía al completo, sin apenas nubes que amenzaran con entorpecer la observación.

Poco antes de la hora señalada, decenas de personas se congregaban en uno de los miradores de Collserola. Cabe mencionar que muchos de ellos no acudían a la colina barcelonesa para ver el eclipse sino para aprovechar el buen tiempo andando o haciendo deporte.

Así ha sido el eclipse solar visible en toda España durante más de tres horas

PI STUDIO

Lo mismo ocurrió con los que visitaban el Tibidabo. Paula, que vino con su perra, sabía que su paseo matutino convergía con la hora del eclipse: "Lo leí y pensé que a tal vez se podría ver desde aquí, pero no llevo las gafas necesarias, solo unas gafas de sol normales".

La familia de Pol y Ana sí adquirieron unas gafas homologadas. "Sabemos que, al ser un eclipse parcial, hay que ir con cuidado a la hora de contemplar el eclipse". Parecían ser los únicos que venían con la intención de disfrutar el acontecimiento celeste, pero su presencia empezó a generar una moderada expectación.

Nubes amenazantes

"¿Qué es lo que se verá, exactamente?", cuestionaba un ciclista que había realizado una parada para beber y tomar aire. "El último supuesto eclipse que anunciaron fue imperceptible", se queja, aunque admite no recordar si se trataba de un eclipse lunar o solar.

A partir de las 11.30, ya se podía observar, con unas gafas específicas o reflejando los rayos solares sobre una cartulina, como se ocultaba una fracción del Sol. Fue un fenómeno sutil, que pudieron disfrutar con más detalle los asistentes que se acercaron a la cámara de Robert Ramos, que fotografió el eclipse para este diario.

"La mordida imperceptible", así definió la escena Pol, llegó a su punto álgido a las 11.48, tal y como estaba previsto. Un par de nubes se acercaron peligrosamente al astro resplandeciente. Pero no eran cúmulos densos ni opacos. Pese a que escondieron ligeramente el brillo de la gran estrella, la mordida sobre el sol se pudo llegar a contemplar, si se tenían las herramientas necesarias.

En los aledaños del Tibidabo, fue principalmente gracias a la pantalla de la cámara de Ramos que varios turistas lograron disfrutar del eclipse. El fotógrafo ofreció gafas a muchos de los presentes, que alucinaron con el fenómeno. "No sabíamos que hoy había un eclipse", reconoció una pareja de japoneses.

El cielo no se llegó a oscurecer, puesto que el eclipse era parcial, y la mayoría de los deportistas y transeúntes ni se fijaban en lo que sucedía en el cielo. El eclipse, visible desde toda Catalunya, fue café para cafeteros: se convirtió sobre todo en un evento para el gozo de aficionados a la astronomía y a la observación del cielo, que celebraron el hecho de que las nubes no estropearan una oportunidad poco habitual.

Hoteles reservados

Es cierto que la Luna se interpuso entre la Tierra y el Sol, sin llegar a cubrirlo por completo, a diferencia de lo que sucede en un eclipse total, cuando el disco solar queda completamente oculto, o en uno anular, cuando se forma un anillo brillante. Sin embargo, el fenómeno pasó desapercibido para la mayoría de gente que este sábado acudió a Collserola y el Tibidabo y no pasó cerca de la cámara que instaló EL PERIÓDICO.

Esta suave alteración de la forma del Sol, en realidad, es una especie de preludio de lo que vendrá. Hace casi 20 años que desde España no se puede percibir un eclipse de sol total o anular. El último anular se registró en 2005 y el último total en 1959, pero solo se podía apreciar desde las Canarias.

La primera fecha marcada en rojo en el calendario de los astrónomos es el 12 de agosto de 2026, cuando ocurrirá un eclipse total, que no se podrá ver desde Barcelona pero sí desde el sur de Catalunya. De hecho, en algunos hoteles y alojamientos de las comarcas del Ebro ya están recibiendo reservas anticipadas de gente que quiere vivir cómo oscurece en pleno día. Aquel día, si las nubes no lo impiden, será más difícil no percatarse de esta esperada alineación cósmica.