Tribunales
La piscina donde murió una niña en Platja d'Aro solo tenía uno de sus tres drenajes en marcha: su fuerza de succión la atrapó
El dueño de la constructora y el técnico de mantenimiento declaran como imputados por presunta negligencia
El abuelo de la pequeña recordó en el juzgado cómo vio que su nieta se ahogaba mientras la grababa en vídeo
Unos padres luchan en los tribunales para aclarar por qué su hija murió atrapada en una piscina en Platja d'Aro

Sofía Draper


J. G. Albalat
J. G. AlbalatRedactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Premio del Col.legi de l'Advocacia de Barcelona a la Trayectoria en el Periodismo del Sector Legal 2023. Colaborador de publicaciones jurídicas. Ha ejercido de profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
Sofia, de 9 años, quedó atrapada el 31 de marzo de 2023 en el fondo de una piscina privada de un chalet de Platja d'Aro (Baix Empordà). La potencia de succión de la rejilla del filtro impidió que saliera a flote. Murió ahogada. Fuentes conocedoras de la investigación han asegurado a EL PERIÓDICO que dos de las tres de las rendijas de drenaje, en concreto las dos laterales, no funcionaban en el momento en el que se bañaba la pequeña, por lo que la única que sí que estaba en marcha, situada en el suelo de la piscina, hizo tal fuerza de presión que atrapó a la niña. Este lunes declararon en el juzgado de Sant Feliu de Guíxols, que instruye el proceso judicial, los dos imputados por este caso. Se trata del propietario de la empresa que construyó la piscina y un técnico de mantenimiento, quienes negaron, a preguntas de sus abogados, una posible negligencia. Este último, sin embargo, llegó a afirmar que se había enterado hacía poco de la normativa aplicable –de 2017– y que, en su opinión, se trataba solo de una recomendación.
La declaración más dramática ha sido la del abuelo de la menor, quien fue testigo directo de cómo su nieta no salía a flote. Ese día, estaba grabando con el móvil cómo sus dos nietos se tiraban a la piscina privada cuando vio que Sofía no aparecía. Son 35 segundos terribles que ha vuelto a recordar en el juzgado. También lo ha hecho una vecina y amiga de la familia, quien, a las 19.10 horas de aquel fatídico 31 de marzo, le ayudó y avisó al servicio de emergencias médicas, que únicamente pudo certificar la muerte de la pequeña. Precisamente esta testigo ha ofrecido una de las claves en este caso, al afirmar que nunca oyó al técnico de mantenimiento decir que, para que el agua se calentara más rápidamente, se debían cerrar los drenajes laterales de la piscina y dejar solo el que está en el fondo.

La rejilla de la piscina donde quedó atrapada la pequeña Sofia Draperr, en Platja d'Aro / El Periódico
Imposible liberarse
Los padres de la menor –los británicos Julian Geraint Draper y Olga Draper, defendidos por los abogados Cristóbal Martell y Àlex Serra– consiguieron hace unos meses que el juzgado de Sant Feliu de Guíxols reabriera la causa, que había quedado archivada cuatro días después del fallecimiento de la niña. Por lo visto, nadie les había alertado de la peligrosidad del sistema. "España era un lugar feliz para nosotros, donde veníamos a reunirnos con mi familia. Tenemos diez años de recuerdos maravillosos, pero ahora es muy difícil volver", aseguró en su día la madre, a través de una videoconferencia con EL PERIÓDICO.
Según el informe de los Mossos d'Esquadra, la niña, que pesaba alrededor de 30 kilos, presentaba un hematoma muy marcado a nivel pectoral en forma circular de 25 a 30 centímetros de diámetro. Se trata de la marca de la lesión que le dejó en el cuerpo la rejilla, cuando quedó atrapada. La policía catalana concluyó que la fuerza de succión fue "la suficiente para inmovilizar a la niña, haciendo imposible liberarse".
Posible infracción de la normativa
Al día siguiente del suceso, la unidad subacuática de los Mossos realizó una prueba para determinar la capacidad de succión que tenía el motor de aspiración del agua del sistema de filtrado. Para ello, taparon con un objeto plano toda la reja y le ataron un globo de aire que, una vez lleno, pesaba 30 kilos, como la niña fallecida. El globo quedó atrapado, igual que la niña. "La fuerza necesaria que hacía la succión era suficiente como para inmovilizar a una menor de 9 años, haciendo imposible deshacerse de ella", concluyó el informe.
Hay estudios que coinciden, según los abogados de los padres de Sofía, en la posible "infracción" de la normativa sobre piscinas de uso doméstico (UNE-EN 16713-2), pues la velocidad de succión de la tubería de aspiración de la piscina era de 1,5 metros por segundo (aproximadamente), cuando la norma fija el límite en 0,5. Además, esta regulación establece que, en el caso de un sistema de aspiración con una sola rejilla, como es el caso, este debe estar diseñado de tal manera que un usuario no pueda tapar más del 50% de la apertura y que las rejillas deben estar elevadas.
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