Políticas de acogida
Migrantes extutelados en Catalunya: "Este país nos necesita y queremos aportar"
Un servicio del Ayuntamiento de Barcelona, único en España, atendió el año pasado a 629 adolescentes, de los cuales 290 eran menores
EL PERIÓDICO habla con cuatro de estos jóvenes, dos de los cuales hacen ahora de mentores de otros recién llegados
Un estudio de la UAB revela que los tutelados migrantes tienen mayor inserción laboral que sus compañeros autóctonos

Barcelona 20/03/2025 Sociedad. Entrevista a jovenes migrantes extutelados que viviron en la calle atendidos por el servicio de educadores de la calle de menores migrantes. Achrad ElBoudarti / Ibrahim Bah / Bilal Sighaoui/ Souleyman Socul. AUTOR: MANU MITRU / MANU MITRU / EPC


Elisenda Colell
Elisenda ColellPeriodista
Redactora de desigualdades y exclusión social. Premio 'Montserrat Roig', por mención especial del jurado (2024). Crecí en la redacción de informativos de la Cadena SER en Catalunya. Nací en Viu Comunicació y Cugat.cat.
A Bilial Sighaoui le hirvió la sangre ver cómo sus padres se levantaban de madrugada en Castillejos (Marruecos) para ir a mercadear en Ceuta (España) y volvían con golpes de la policía. "Yo quería ayudarles para que dejáramos de ser pobres", cuenta el joven, que a los 10 años decidió abrazarse durante muchas horas a los bajos de un camión que le llevó hasta Sevilla. Ibrahim Bah tardó un año en cruzar el Sáhara y el Sahel hasta llegar al Estrecho con 14 años: "Yo no tengo madre. En Guinea Conakry estaba condenado a ser pobre". Ambos, ya integrados en la sociedad catalana, hacen ahora de mentores de jóvenes recién llegados como Souleyman Socul y Achraf El Boudaati.
"El mundo no es de nadie, todo el mundo tiene derecho a buscarse una vida mejor"
Souleyman Socul, de Gambia, tenía 17 años cuando estuvo siete días a la deriva en el Atlántico hasta que le rescataron en aguas de Canarias. Y Achraf El Boudaati se fugó de Nador tras ver cada verano cómo los emigrantes regresaban con coches y ropa nueva. Esta es la historia de cuatro adolescentes que llegaron solos a Barcelona, durmieron en la calle y ahora han podido empezar una nueva vida, con empleo y esperanzas de futuro. "Los que dicen que no quieren acogernos... ¿que no saben que este país nos necesita? ¿que no saben que queremos estudiar, trabajar y aportar?", dice El Boudaati.

Barcelona 20/03/2025 Sociedad. Entrevista a jovenes migrantes extutelados que viviron en la calle atendidos por el servicio de educadores de la calle de menores migrantes. Achrad ElBoudarti / Ibrahim Bah / Bilal Sighaoui/ Souleyman Socul. AUTOR: MANU MITRU / EPC
No han vivido más de 21 años pero estos cuatro jóvenes han estado a punto de morir en al menos dos ocasiones. La primera, cuando decidieron escapar de su casa. "No he ido nunca a escuela, siempre he trabajado, y estaba harto de ver cómo cada verano volvían los que vivían en Barcelona y tenían de todo", cuenta El Boudaati. Pagó 11.000 euros para montarse en una patera con destino a Almería.
"No sabes lo que es cruzar el desierto. Era morir o salvarnos. Así nos lanzamos al agua en Senegal"
"Yo nunca he tenido un apoyo, una oportunidad... No veía esperanza ni futuro", explica Bah. Este chico ha dormido en la calle en Malí, Guinea, Argelia, Marruecos, y trabajaba para poder ir pasando de un país al otro hasta las orillas del Mediterráneo. "No sabes lo que es cruzar el desierto", susurra. "Era morir o salvarnos, era morir o vivir una vida increíble. Así nos lanzamos al agua en Senegal", recuerda Socul, que rompe a llorar cuando recuerda su llegada a Barcelona.

Barcelona 20/03/2025 Sociedad. Entrevista a jovenes migrantes extutelados que viviron en la calle atendidos por el servicio de educadores de la calle de menores migrantes. Achrad ElBoudarti / Ibrahim Bah / Bilal Sighaoui/ Souleyman Socul. AUTOR: MANU MITRU / MANU MITRU / EPC
Socul es un ejemplo para los miles de adolescentes que llegan a Catalunya desde Canarias. Cuando llegó a las islas tenía 17 años, pero lo trataron de adulto y terminó en un centro de acogida humanitaria en Badalona. Al cumplir los 18, le expulsaron y quedó en la calle. "Yo les dije que no tenía adónde ir, que no sabía qué hacer, que no conocía a nadie aquí... me dijeron que si había venido solo debía irme solo". Se fue a dormir al único lugar que conocía, la plaza Catalunya de Barcelona. "En la calle pierdes la cabeza: hay muchas drogas, muchas peleas", cuenta El Boudaati. "La calle es una adicción que te puede llevar a la muerte. Si no sabes controlar tu mente es como una droga que te atrapa", explica Bilal. "Es horrible, horrible", sentencia Bah, que estuvo tres meses en el asfalto de la capital catalana.
Atendidos por educadores del SDI, Bah y Sighaoui trabajan como agentes comunitarios para el servicio de salud mental transcultural del Hospital Vall d'Hebron
Estos dos jovenes crecieron en centros de menores de Andalucía y a los 18 años decidieron probar suerte en Barcelona. "No encontré a nadie que me guiara, que me aconsejara. Tanta mierda que han echado contra nosotros sin conocernos solo hace que ponernos dificultades", opina el marroquí. "Cuando llega el momento de salir de los centros es cuando todos caemos. No sabes cómo manejarlo, no hay orientación. Y allí tienes dos opciones: o te pierdes o consigues el futuro", explica. Él cayó a los infiernos del asfalto pero encontró la mano amiga de los educadores del servicio SDI del Ayuntamiento de Barcelona, especializado en atender a adolescentes migrantes que viven en la calle, un servicio único en toda España. A Bah y Sighaoui les ayudaron a regularizar su situación, encontrar un empleo y lograr un techo en el que vivir. Ahora trabajan como agentes comunitarios para el servicio de salud mental transcultural del Hospital Vall d'Hebron, ayudando a chicos como ellos.

Barcelona 20/03/2025 Sociedad. Entrevista a jovenes migrantes extutelados que viviron en la calle atendidos por el servicio de educadores de la calle de menores migrantes. Achrad ElBoudarti / Ibrahim Bah / Bilal Sighaoui/ Souleyman Socul. AUTOR: MANU MITRU / MANU MITRU / EPC
Sighaoui y Bah son mentores de Socul y El Boudaati, que a pesar de que siguien en el asfalto, están en vías de encarar un futuro mejor. Ambos han pensado en volver a casa pero prefieren esperar. "Es duro pero ahora estoy estudiando, y creo que pronto conseguiré un sitio donde vivir. Aquí tengo un futuro, en mi país no. Y esto es lo que nosotros aprendemos, te toca elegir entre vivir con tu familia pero sin futuro, o tener un futuro sin tu familia. Yo elegí lo segundo", cuenta El Boudaat. Socul pensó en regresar a Gambia. "Si vuelvo a casa no tendré nada, solo habrá pobreza. Aquí, si aguanto y tengo paciencia, puedo estudiar, ser alguien", dice. Desde los 10 años trabaja en un taller mecánico, y sueña con poder dedicarse a ello aquí. "Y en el futuro, me gustaría ser político".
"Es duro pero ahora estoy estudiando y creo que pronto conseguiré un sitio donde vivir. Aquí tengo un futuro, en mi país no"
Como a ellos, el servicio municipal SDI atendió el año pasado a 629 adolescentes migrantes sin hogar, de los cuales 290 eran menores de edad que fueron trasladados a centros tutelados de la Generalitat. Muchos de los menores llegan de la mano de otro adulto, que luego desaparece. Este año el servicio cumple 25 años, y en motivo de ello han elaborado en un documental que ahora se proyecta en escuelas e institutos.

Barcelona 20/03/2025 Sociedad. Entrevista a jovenes migrantes extutelados que viviron en la calle atendidos por el servicio de educadores de la calle de menores migrantes. Achrad ElBoudarti / Ibrahim Bah / Bilal Sighaoui/ Souleyman Socul. AUTOR: MANU MITRU / MANU MITRU / EPC
"Antes del covid teníamos un perfil diferente: eran chicos mayoritariamente de Marruecos, venían desesperados, aventureros, habían dormido en la calle en su país y tenían consumos de cola u otras drogas. Tras el parón del covid, hace tres años vemos perfiles de jóvenes con más formación y han aumentado muchísimo las personas que vienen de África occidental, sobretodo Senegal y Gambia", explica Diana Ulldemolins, directora del servicio.
"El SDI es un servicio clave que permite hacer vínculo con estos jóvenes, identificar necesidades y demandas y conseguir que no se degraden en la calle, que puedan tener un futuro", agradece la comisionada de Acción Social del Ayuntamiento, Sonia Fuertes, que defiende que el resto de ciudades españolas deberían replicar este servicio.
El Boudaati habla de su educadora como su madre. "Es mi segunda madre en Barcelona". Todos reconocen que la vida en Europa no ha sido como esperaban. "Tu piensas que al llegar aquí estas salvado, pero no, es una lucha interminable". Sighaoui ve a estos educadores como su luz al final del túnel. Desde que les conoció, hace año y medio, ya ha tenido empleos en hostelería, en seguridad y ahora en mediación comunitaria. "Si nos dan una oportunidad la aprovechamos. Yo no entiendo por qué hay políticos que no quieren acogernos. Somos un beneficio para el país, rendimos económicamente. Y además, el mundo no es de nadie, todo el mundo tiene derecho a buscarse una vida mejor". "No hacemos nada malo, solo buscamos un futuro y este país necesita jóvenes como nosotros", insiste El Boudaati.
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