Políticas sociales
El Govern empieza un cribado para atender a los sintecho del aeropuerto de Barcelona
Drets Socials destinará 500.000 euros anuales en un nuevo convenio con el Ayuntamiento de Barcelona para asistir a estas personas
Operación policial en el aeropuerto de Barcelona para desalojar a un centenar de personas sin hogar

Una persona sin hogar en la terminal T1 del Aeropuerto de Barcelona. / Elisenda Colell


Elisenda Colell
Elisenda ColellPeriodista
Redactora de desigualdades y exclusión social. Premio 'Montserrat Roig', por mención especial del jurado (2024). Crecí en la redacción de informativos de la Cadena SER en Catalunya. Nací en Viu Comunicació y Cugat.cat.
Hace ya más de una semana que una empresa subcontratada por la Conselleria de Drets Socials i Inclusió ha empezado a visitar las instalaciones del aeropuerto de Barcelona para detectar las situciones de máxima vulnerabilidad entre las personas que pernoctan en las dos terminales y buscarles un alojamiento, según ha podido saber EL PERIÓDICO. Una decisión que toma el Govern semanas después de que Aena pidiera a los Mossos que desalojaran durante unas horas a las personas sin techo que duermen en las instalaciones aeroportuarias para permitir labores de limpieza. Aunque la policía catalana no ha vuelto a intervenir, la seguridad del aeropuerto invita cada noche, cuando aterriza el último vuelvo, a todas estas personas a abandonar el lugar. El Govern también confirma a este diario que está ultimando la firma de un nuevo convenio con los ayuntamientos de Barcelona y El Prat, por valor de medio millón de euros, para atender a estas personas.
La idea del Govern es localizar los casos más vulnerables, por ejemplo, enfermos, ancianos o personas con discapacidad, y hacerse cargo de su situación
La madrugada del pasado 26 de febrero, la policía catalana pidió a más de 200 personas que pernoctan en el aeropuerto que se fueran durante unas horas para poder así limpiar las instalaciones. Ese día, a pesar de que educadores sociales de El Prat y del Centre d'Urgències i Emergències Socials de Barcelona (CUESB) trataron de hablar con algunos de los afectados, ninguno de ellos logró un lugar alternativo donde pasar la noche. Entre los afectados había personas mayores, que superaban los 70 años y con medicación prescrita, personas con discapacidad o gente con empleos precarios que no tienen donde vivir. El desalojo enervó a las entidades sociales del tercer sector y también a los sindicatos, que llevan meses reclamando más seguridad en las terminales. Todos reclamaron a la Administración que asumiera la tarea de buscar a estas personas un lugar alternativo para pasar la noche.
Nuevo convenio de atención
Ahora, la idea del Govern es localizar los casos más vulnerables, por ejemplo, enfermos, ancianos o personas con discapacidad, y hacerse cargo de su situación. También está en conversaciones con los ayuntamientos de Barcelona y El Prat para que colaboren en la acogida. Hay que tener en cuenta que los servicios de atención al sinhogarismo son competencia de los ayuntamientos, a pesar de que el Govern financia una parte importante. A preguntas de este diario, Drets Socials no concreta a cuántas personas ha atendido en el primer cribado ni tampoco detalla dónde ha alojado a estas personas. Sí que garantizan que esta atención es un primer paso. El siguiente será la firma, aseguran que próxima, de un nuevo convenio entre Generalitat y Ayuntamiento de Barcelona y del Prat para atender a las personas sin hogar que duermen en el aeropuerto, por valor de medio millón de euros. Ahora, nadie se hacía cargo de estas personas ya que el acuerdo caducó en 2023. Tanto el Ayuntamiento de Barcelona como el del Prat entienden que al ocurrir esto en el aeropuerto, la competencia es del Govern.
Muchas de las personas que deciden pernoctar en el aeropuerto eligen este lugar porque allí están protegidos de la lluvia y del frío. Aunque, según explica Aena y confirman algunos de los afectados, hace meses que los vigilantes de seguridad tienen el encargo de desalojar a todas aquellas personas que, un vez ha aterrizado el último vuelo, no tienen trajeta de embarque porque no son viajeros.
"Es incomprenible e inhumano", se queja Moha, que asegura que algunos días los vigilantes hacen la vista gorda, y otras veces son más estrictos. "Incluso con la lluvia". "Nosotros no somos nadie, para ellos somos un objeto. No le importamos a nadie. Se creen que el aeropuerto es suyo, no valemos para nada, somos la escoria de la sociedad. Pero no es verdad, tenemos sangre y morimos como ellos", se queja Pedro. Algunos han cambiado su ubicación y ahora prueban suerte durmiendo en las urgencias de los hospitales. Otros se quedan, conscientes que dede las doce de la noche a las cuatro de la madrugada deben estar despiertos o fuera de las instalaciones aeroportuarias.
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