Movilidad en Catalunya

Trànsit estudia llevar a la AP-7 el plan piloto de la C-32 sur para que los conductores reciban avisos en tiempo real de incidencias

La idea es que en caso de coche averiado, obras en la calzada, siniestro o condiciones meteorológicas adversas, los automóviles que se acerquen a la zona crítica sean informados, de manera que puedan desviarse antes

Conjura para salvar la AP-7: intervención más rápida, velocidad variable, información en tiempo real y... ¿volver a pagar?

La AP-7 y Rodalies acumulan más de 1.300 incidencias en los últimos seis meses

Camiones en la AP-7, a la altura de Sant Cugat, el miércoles 12 de marzo

Camiones en la AP-7, a la altura de Sant Cugat, el miércoles 12 de marzo / Manu Mitru

Carlos Márquez Daniel

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Barcelona
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Del mismo modo que las industrias se instalaron en el cauce de los ríos, los polígonos de empresas optaron por llenar las laderas de la principal autopista de Catalunya, la AP-7, esa arteria que el Banco Mundial recomendó al régimen en los años 60 para hacer frente, precisamente, al 'boom' de la economía capitalista. El corredor del Mediterráneo, congestionado y enfermo, atraviesa por el momento más crudo de su historia moderna desde el fin de los peajes, decretado en septiembre de 2021. Este diario ya les contó el pasado domingo las posibles soluciones a corto y medio plazo. Pero luego está el futuro ideal, las medidas que deberían permitir estabilizar la vía, devolverla a la situación de problemas asumibles y previsibles. Aquí entra la inteligencia artificial, la información directa a los conductores, las simulaciones para prevenir incidencias y la intervención inmediata en caso de contratiempo. Pero también los proyectos destinados a muscular la capacidad, con nuevos accesos y carriles. Así es la AP-7 del mañana.

Tráfico en la autopista AP-7 a su paso por la estación de ferrocarriles Cerdanyola-Universitat, en el Vallès Occidental.

Tráfico en la autopista AP-7 a su paso por Cerdanyola / Manu Mitru

Para aportar algo de luz al asunto, nada mejor que consultar con el director del Servei Català de Trànsit, Ramon Lamiel, uno de los pocos altos cargos de la era de ERC en el Govern que se ha mantenido en el puesto. Lo primero y más objetivo es la evolución del Corredor Mediterráneo, que está destinado a incrementar el porcentaje de mercancías que se mueven por vía ferroviaria. La media española está en 4%. ¿Y la europea? En el 16%. "El margen de crecimiento es evidente, y eso beneficiará a la AP-7, pero no podemos olvidar que es una autopista con mucho tráfico de camiones de ámbito local. Ayudará, pero no será definitivo". Basta con recordar, por ejemplo, que en el ámbito de Tarragona el número de vehículos pesados ha aumentado un 60% respecto a 2019.

La C-32 sur, en manos de Abertis, probará el sistema de información en tiempo real a partir de septiembre en algunos modelos de vehículo

Si algo han enseñado los siniestros con camiones implicados es la importancia de informar cuanto antes, de manera que los conductores puedan evitar entrar en un embudo infernal. Pero no basta con la radio y las redes sociales. Y un canal de Whatsapp obligaría a que alguien le leyera los mensajes al conductor. La idea, explica el director de Trànsit, es "entrar dentro de los vehículos", es decir, que la información en tiempo real llegue directamente al salpicadero de los coches. Algo parecido a lo que tiene entre manos Abertis en su tramo de la C-32 sur, donde los turismos del Grupo Volkswagen empezarán a recibir estas alertas, si todo va bien, en septiembre de este año.

Un camión accidentado en la AP7, a la altura de Santa Perpetua, en julio del 2023.

Un camión accidentado en la AP7, a la altura de Santa Perpetua, en julio del 2023 / Archivo / Bombers

La idea es que en caso de coche averiado, obras en la calzada, siniestro o condiciones meteorológicas adversas, los automóviles que se acercan a la zona crítica sean informados, de manera que puedan desviarse antes de que no haya remedio. En ese trabajo, en el de desviar a los coches, seguirán trabajando los Mossos d'Esquadra, ahora, además, con la colaboración de las policías locales, fundamentales para que, en los accesos a la autopista, no se entre en caso de situación crítica en la AP-7.

Cordón policial

Trànsit, comparte Lamiel, "tiene mapeados todos los municipios de la autopista en los que hay policía local". "Si tienen entrada a la autopista, nos pueden ayudar mucho a que los conductores no entren en una zona de conflicto". Ya se hizo por primera vez la semana pasada durante el siniestro de un camión de cerdos en la autopista del Mediterráneo en el que murió un camionero. Las policías de Sant Sadurní d'Anoia y Gelida echaron una mano para frenar la sangría de coches hacia el embotellamiento. Los desviaron hacia la N-340 y hacia la C-15. "Cuanto más se fuerce la decisión de no entrar, mejor", resume Lamiel.

Camiones y turismos en la AP-7, una difícil convivencia.

Camiones y turismos en la AP-7 / Manu Mitru

A todo este se le suma otro proyecto tecnológico: un gemelo virtual del entorno viario metropolitano. A través de la inteligencia artificial, se trataría de simular lo que sucede en el perímetro marcado por la AP-7, la B-23 y la A-2, la Ronda Litoral y la C-58. En definitiva, las vías que entran y salen de la gran ciudad. Se trataría, resume el director de Trànsit, de una "réplica digital de predicciones para poder predecir e intervenir mejor". Este laboratorio viario virtual está en fase de consultas, pero no debería tardar mucho en empezar el proceso de concurso público. También está en proceso un programa de predicción de accidentes, una suerte de 'Minority report' de la siniestralidad que permitirá avisar y actuar en las zonas más sensibles de la AP-7.

Velocidad variable

Todo esto tiene como proyecto estrella lo que la consellera de Interior, Núria Parlón, anunció hace algunos días, esos 150 kilómetros de velocidad variable entre el Vendrell y Maçanet de la Selva que tienen como objetivo que los coches vayan más lentos para que no haya tanta siniestralidad en los puntos en los que el tráfico se detiene bruscamente. Porque cualquier alcance entre dos coches implica carriles cortados. Y si son camiones, la media para retirarlos y recuperar la normalidad es de unas seis horas. Para no dejarnos nada, añadan mejores enlaces con la C-58, la C-60, la C-59, la C-35 o la A-7. O los carriles de refuerzo previstos, por ejemplo, entre Vilafranca y Martorell. Con todo, la autopista del Mediterráneo debería ganar soltura. ¿Cuándo pasará? Ese ya es otro problema.

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