Entrevista
Ábel Bereményi, antropólogo: "La movilidad social tiene un coste humano y emocional muy cruel para el pueblo gitano"
El investigador estudia desde la UB la "crueldad invisible" de cambiar de clase social: la continua sensación de no saber lo suficiente entre la sociedad mayoritaria 'no gitana' y el sentimiento de alejamiento de la comunidad de origen
El pueblo gitano reivindica referentes como el boxeador Johan Trollmann, el ilustrador Helios Gómez o el líder anarquista Mariano Rodríguez Vázquez

Ábel Bereményi, antropólogo, en la Facultad de Educación de la Universitat de Barcelona. / Victòria Rovira


Helena López
Helena LópezRedactora
El antropólogo Ábel Bereményi empezó un trabajo etnográfico en un instituto de Badalona donde había mucha población gitana para entender qué ocurría. "Las escuelas tienen mucha voz, pero pocas veces se escucha a las familias, al culto, a la asociación gitana... En aquella época eran muy pocas las personas gitanas que llegaban a bachillerato", explica.
-¿De qué época hablamos?
-Hace 20 años. Estaba en una investigación con cinco comunidades autónomas. Ya sabíamos que hay problemas en el sistema educativo y no puede atender bien a la población gitana, pero quisimos mirar lo positivo. ¿Qué funcionaba? A partir de ahí seguimos a personas con éxito académico, viendo sus trayectorias vitales. Nos llamaba la atención ver si esa movilidad social seguía los mismos patrones que en la sociedad mayoritaria no gitana. Eso nos llevó a la investigación actual, UNIMOB, en el Grup de Recerca en Educació Intercultural i Gènere (Gredi) de la UB, en la que nos centramos en personas gitanas y no gitanas que han accedido a la movilidad social a través de estudios superiores.
-¿Hablamos del un colectivo de...?
-Un colectivo pequeño, pero creciente.
-¿Se trata de ver cómo ha impactado la movilidad social en las personas gitanas y compararlo con cómo viven ese mismo ascenso social las personas no gitanas?
-Sí.
-¡Es un estereotipo o, en España, la mayoría de gitanos con estudios superiores acaban haciendo de educadores sociales o maestros?
-Esta es parte de la historia. Y es algo problemático. ¿Hacia qué trayectoria de movilidad social les empuja su entorno social? Por un lado, sus referentes son las personas que están a su lado, como educadores, trabajadores sociales, maestros... O enfermeros o auxiliares, que es lo más habitual. Una chica que desde pequeña tenía claro que quería ser auxiliar de enfermería, cuando estaba en el ciclo formativo, se preguntó: ¿Por qué auxiliar? Y se dio cuenta de que siempre le habían dicho que si estudiaba mucho, mucho, podía llegar a ser auxiliar de enfermería.
Por un lado tienes un sentimiento del impostor respecto a la clase media y, por el otro, también te sientes alejado de tu comunidad, mientras tú también encuentras muy solo en la universidad
-Le habían limitado el horizonte…
-Justamente lo que encontramos en estas trayectorias son dos cosas. El impacto de la movilidad social es, por un lado, positivo, porque reciben mucha visibilidad. Pero, por otro lado, está la inmensa crueldad de la movilidad social que sufren la clase obrera pero aún más las minorías, que es la que no es visible. Esa continua sensación de que no sabes suficiente, de que no sabes lo mismo que compañeros que vienen de otras condiciones, de estar siempre pendiente de que nadie se dé cuenta de que no sabes alguna cosa…
-¿El síndrome del impostor?
-Totalmente. Eso existe en la clase obrera en general, pero hay diferencias. Por eso buscamos una persona gitana y un amigo suyo no gitano y seguimos sus dos trayectorias, para ver cómo se desarrollan. Semblanzas y elementos divergentes. Estamos investigando estos costes. Esa inmensa crueldad de la movilidad social, "el precio del viaje".
Vemos mucho la 'carga de la devolución', el "quiero ser abogado para defender a mi comunidad"; es algo que no tiene una persona de clase obrera no gitana
-¿Qué precio se paga?
-Hay costes emocionales y sociales. El social puede ser el alejamiento de la comunidad. Y en una comunidad en la que la identidad es comunitaria, no individual, eso es una pérdida. No poder ir a todas las bodas, no poder pasar todo del día en el hospital cuando tu abuelo está ingresado... La movilidad social individual a costa del grupo. No se trata de una movilidad paralela.
-¿Ahí hay un sentimiento de alejamiento de los tuyos?
-Sí, y eso tiene un coste emocional muy elevado. Por un lado, hay un sentimiento de impostor respecto a la clase media y, por el otro, también te sientes alejado de tu comunidad, mientras tú también te sientes muy solo en la universidad, por ejemplo. Y de ahí viene una cosa que vemos mucho en las trayectorias: la carga de la devolución. ‘Yo quiero ser abogado o educador para ayudar a mi comunidad'. Es una carga que no tiene una persona de clase obrera no gitana.
Algunos lo llaman la 'sombra larga de la movilidad social': tú siempre te quedarás allí porque ya te han identificado como profesor gitano, músico gitano…
-Esa responsabilidad de ayudar a los tuyos…
-Cuando hablamos de población gitana y universidad normalmente aplaudimos y decimos, 'uau', ya son muchos, y nos felicitamos. Y es así, se ha de aplaudir pero hay que mirar más allá.
-¿Trabajan a partir de casos concretos?
-Este proyecto actual es de dos años. Es un proyecto con financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, y es interesante porque hace una comparación Andalucía-Catalunya.
Una de las diferencias es la alta incorporación al asociacionismo étnico de las personas gitanas; pese a ser abogados muy bien formados, vuelven a la asociación…
-¿A cuántas parejas siguen?
-Hasta el momento, tenemos identificadas 20 parejas gitano-no gitano en Andalucía y Catalunya. Nuestra gran aportación es que visibiliza qué pasa después de acabar la universidad. Pensamos que, una vez te has graduado, las puertas están abiertas y no es tan así. Sabemos que el 80% de los trabajos se encuentran por contactos y por contactos de los padres, de hermanos, amigos… Una de las diferencias entre gitanos y no gitanos es la alta incorporación al asociacionismo étnico de las personas gitanas. Pese a que son abogados muy bien formados vuelven a la asociación…
-¿Por ese sentimiento de deuda?
--Tiene dos razones. Una es esa y otra es la inercia. La sociedad mayoritaria también tiene una tendencia a encasillarles. Si un profesor es gitano ya le mandan al centro con más alumnado gitano.
-Eso puede ser positivo… uno de los problemas de los niños en el cole es que no tienen referentes como ellos.
-Ese es el dilema. Tienes el sueldo de cualquier otro docente pero siempre te mandan a las escuelas de El Prat, de Sant Roc, de La Mina… Pero alguien puede decir: 'No, yo quiero estar en una escuela de la zona alta'. ¿Por qué tengo que estar en las escuelas más complejas? Si lo miramos desde su utilidad social, podemos decir que son muy útiles allí, pero estamos investigando trayectorias personales y, desde ese punto de vista, vemos que es una carga muy grande. Algunos lo llaman la 'sombra larga de la movilidad social', que otros pueden superar, pero tú siempre te quedarás allí porque ya te han identificado como profesor gitano, como músico gitano… Ya tienes esa etiqueta.
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