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Los detectives privados más allá de los tópicos: ni investigan asesinatos ni llevan pistola

Un ensayo escrito por un investigador profesional explora la historia de la profesión y los casos más habituales, que no tienen mucho que ver con los de las películas

"Aquí no pueden investigar asesinatos ni secuestros, y no suelen llevar pistola", dice Óscar Rosa

El detective Óscar Rosa, autor de 'De Baker Street al Paseo de la Castellana'.

El detective Óscar Rosa, autor de 'De Baker Street al Paseo de la Castellana'. / Edu Rosa

Daniel G. Sastre

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Barcelona
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Se supone que pertenece a una estirpe que hace de la discreción una de sus señas de identidad, pero Óscar Rosa se deja fotografiar, tiene un pódcast y la semana que viene publica un libro, 'De Baker Street al Paseo de la Castellana' (Ariel), en el que desmonta los tópicos que envuelven a los que, como él, son detectives privados. "Sherlock Holmes, con su pipa y su capa, es quizás junto a Coca Cola y Mickey Mouse la imagen más reconocible del mundo, pero muy poca gente en España sabe qué hacemos realmente", dice Rosa. Por ejemplo, que en este país los detectives no pueden investigar asesinatos, ni secuestros, ni llevan pistola.

Rosa sabe todo esto por experiencia propia y por tradición familiar. Su padre fue detective privado, y él y sus tres hermanos también lo son. Y es consciente de que la expectación que levanta en cualquier reunión cuando dice que es detective no siempre se corresponde con el trabajo real, que sin embargo no ha cambiado mucho en los últimos 120 años, dice: "Los servicios principales siguen siendo investigar fraudes, bajas laborales, informes sobre solvencia, infidelidades o rutina de los hijos, esas cosas". 

De la ficción a la realidad

El libro que ha escrito viene a llenar un espacio que hasta ahora no estaba muy transitado. Es verdad que los detectives llevan más de un siglo protagonizando ficciones literarias y cinematrográficas, pero "hay muy pocos ensayos, solo cuatro o cinco", acerca de la profesión en sí misma. Y, aunque no es que 'De Baker Street al Paseo de la Castellana' (la arteria de Madrid donde la agencia de Rosa tiene una oficina) no se ocupe de la ficción, porque dedica varias páginas a las aventuras de Fantomas, Arsène Lupin y Pepe Carvalho, entre muchos otros, se detiene en sus trasuntos reales, a menudo con una vida no tan excitante.

Sin embargo, también en el mundo tangible hay curiosidades y mucha historia por explicar. Como el mítico ojo que todo lo ve que empleó como eslogan la Agencia Pinkerton en Estados Unidos en el siglo XIX –con el lema 'We never sleep', nunca dormimos–, que fue copiado rápidamente por otros detectives europeos. O como que en España hay una ley de 1951 que regula la profesión, que en cualquier caso se inspiró aquí en los inicios en el modelo francés.

El logotipo de la Agencia Pinkerton.

El logotipo de la Agencia Pinkerton. / X

¿Roces con la policía?

"Estudias tres años para ser detective, y después tienes que ir a Seguridad Privada, que pertenece al Ministerio del Interior", recuerda Rosa para explicar que los roces que a menudo recogen las películas entre los cuerpos policiales y los detectives privados son eso, cosas de las películas, pero que en la vida real no hay reticencias. "Estamos regulados y controlados por ellos, y eso es una garantía. Cuando nosotros hacemos una investigación, si nos encontramos con un delito público lo tenemos que comunicar a la policía, y nos hacen una inspección una vez al año en la que, por ejemplo, controlan que todas nuestras investigaciones tengan un motivo justificado", añade.

Rosa explica que en cualquier caso existen muchas diferencias entre un policía y un detective. No solo porque los miembros de los cuerpos policiales trabajan para el Estado, y tienen un horario y normalmente un jefe. "La profesión de detective es más liberal, puedes hacer calle o no. Y puedes crear tu agencia. Y, tanto ahora como hace décadas, si tienes personal doméstico en casa y hay un robo y quieres investigarlo con privacidad, o si crees que tu hijo consume estupefacientes, ¿a quién se lo encomiendas?", se pregunta.

De hecho, en el libro dice que "cubrir de modo privado las necesidades privadas" fue uno de los motivos que provocó que surgieran los primeros detectives privados. Aunque a este respecto subraya que muchas veces tienen que decirle que no a un cliente: "Tú puedes investigar a tu hijo para conocer sus rutinas de noche, pero no al hijo del vecino, o a un famoso".

El éxito del 'true crime'

Lo que parece claro es que la "magia" de la investigación privada sigue intacta. Lo prueba, recuerda este detective, que los productos de 'true crime' son sistemáticamente los más vistos de las plataformas televisivas. "Hay más trabajo que nunca y somos más conocidos que nunca. Y quiero contribuir a que lo seamos más", dice.

En cuanto al futuro, no le preocupa la irrupción de la inteligencia artificial; más bien la ve como una "herramienta para poder trabajar". "En el siglo XIX no había cámaras, y era necesario memorizar calles, caras, etcétera. Como ha pasado con las grabadoras o los móviles, la IA nos ayudará, pero el detective siempre estará ahí porque hay que leer entre líneas", asegura.

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