Medio ambiente

¿Contenedores cerrados o puerta a puerta? Pros y contras de los dos tipos de recogida selectiva

El puerta a puerta da mejores resultados, pero ambos sistemas, que no están exentos de polémica, ofrecen unos datos de reciclaje mucho mejores que los contenedores abiertos

Los contenedores cerrados dan buen resultado en Manresa: se ha pasado del 27% al 75% de reciclaje

¿Cómo funciona un contenedor inteligente o cerrado?

Recogida selectiva: Barcelona y el Área Metropolitana no cumplen los objetivos europeos de reciclaje

Josefa, vecina de Sant Andreu tira la basura en los contenedores de basura inteligente. Usa la tarjeta/llavero para que se abra.

Josefa, vecina de Sant Andreu tira la basura en los contenedores de basura inteligente. Usa la tarjeta/llavero para que se abra. / Zowy Voeten / EPC

Guillem Costa

Guillem Costa

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La recogida selectiva de residuos avanza, por exigencia de Europa, hacia modelos más eficientes. Se dejan atrás los contenedores abiertos y anónimos en favor de sistemas que fomenten la implicación ciudadana. Dos de las principales alternativas son los contenedores cerrados con identificación, también llamados inteligentes, que se estudia implantar en Barcelona, y el sistema puerta a puerta, muy extendido sobre todo en localidades pequeñas. Ambos métodos buscan aumentar el reciclaje y reducir la fracción de residuos que acaba mezclada, aunque su implantación no siempre resulta fácil.

Contenedores inteligentes

Los contenedores cerrados con identificación son una evolución del sistema tradicional. En lugar de contenedores abiertos y accesibles para cualquiera, se instalan depósitos cerrados que solo pueden abrirse con una tarjeta personal, un dispositivo o una aplicación móvil. Este sistema permite un control más exhaustivo de los residuos que deposita cada ciudadano y posibilita la aplicación de incentivos fiscales en función del uso.

"Estos sistemas individualizan la responsabilidad: si usas 40 veces al año el contenedor de orgánicos y menos de cierto número de veces el de resto, la ordenanza fiscal te puede aplicar una tasa menor", detalla Teresa Guerrero, jefa de recogida selectiva de la Agència Catalana de Residus (ARC), en declaraciones a EL PERIÓDICO.

La recogida selectiva en Catalunya alcanza un 47%; el resto se recoge todo mezclado

En función de cómo se aplica en cada localidad, los contenedores pueden abrirse cada día, siempre con la tarjeta identificativa o el móvil (en algunos casos). En otros, solo en días concretos de la semana. Esta restricción de días se suele aplicar al contenedor en el que se tira la fracción 'resto'. En muchos casos, su apertura se limita a pocos días a la semana para que la ciudadanía use con más asiduidad los contenedores de reciclaje (vidrio, envases, orgánica y papel).

Puerta a puerta

El sistema puerta a puerta, por su parte, elimina completamente los contenedores de la vía pública. En su lugar, cada hogar recibe distintos cubos o bolsas específicas para cada fracción de residuo (orgánica, envases, papel y cartón, vidrio y resto), que debe depositar en la puerta de su domicilio en los días y horarios establecidos.

De este modo, se garantiza que los residuos lleguen correctamente separados a las plantas de tratamiento, mejorando la calidad del reciclaje. "Es un modelo que está consiguiendo mejoras muy sólidas, porque la gente se implica más al sentirse identificada con su basura. Al tener el cubo en casa, el usuario se hace más responsable", apunta Guerrero.

Este modelo, difícil de aplicar en grandes ciudades por su complejidad y sus costes, muestra un rendimiento aún mejor que el de los contenedores cerrados, pero a la vez, exige una mayor organización por parte de los ciudadanos y de los servicios de recogida. Si se aplica de forma correcta, aseguran desde la ARC, se reduce la presencia de residuos en la calle y se permite un control más detallado de la participación de cada hogar.

"Los municipios que han implementado contenedores inteligentes alcanzaron un 67% de recogida selectiva, mientras que el sistema puerta a puerta llegó hasta un 77%"

Teresa Guerrero

— Jefa de recogida selectiva de la Agència Catalana de Residus

En muchos municipios, se acompaña de sistemas de identificación para ajustar el impuesto de residuos en función del comportamiento ambiental de los vecinos. Esto también se está estudiando en el caso de los contenedores inteligentes. Algunos consistorios están buscando fórmulas para dar ventajas económicas a quiénes utilizan los contenedores de reciclaje y usan poco el de 'resto'.

Sistemas mixtos

Existen también modelos mixtos, que mezclan el puerta a puerta (por ejemplo para los comercios) con los contenedores cerrados (para el resto de los vecinos).

También existen las áreas cerradas con acceso restringido o los contenedores de "quita y pon", similares a los puntos verdes móviles. "Muchas veces, cerrar los contenedores y limitar el acceso provoca que a la gente le dé vergüenza hacerlo mal y se esfuerce en reciclar mejor", señala Guerrero. Estas áreas pueden ir combinadas con cualquier de los dos sistemas anteriores.

Resistencias vecinales

A pesar de sus buenos resultados, estos modelos no están exentos de dificultades y polémica. En algunos municipios, parte de la ciudadanía se muestra reacia a los cambios. "Hay vecinos que no se adaptan bien y pueden sentirse molestos, sobre todo al principio, por el cambio de hábitos. Pero la experiencia demuestra que, con el tiempo, el sistema se normaliza y la participación mejora", afirma Guerrero.

En algunos casos, también se ha observado cómo la puesta en marcha de estos sistemas ha necesitado tiempo para mejorar la operativa. Ha habido errores: contenedores que no siempre se abrían, basura acumulada en los alrededores de los contenedores por gente que no utilizaba las tarjetas o desobediencia a la hora de aplicar el puerta a puerta.

Un área de emergencia en Castellterçol, municipio que usa el puerta a puerta.

Un área de emergencia en Castellterçol, municipio que usa el puerta a puerta. / Ajuntament de Castellteçol

Para facilitar la transición, la Administración ofrece subvenciones para implantar estos sistemas y refuerza la inspección con cámaras y revisiones en los contenedores. "Si se detectan residuos mal depositados, se pueden sectorizar los contenedores y, en caso de incidencias repetidas, identificar a los posibles responsables" y abrir la puerta a las sanciones, sugiere Guerrero, que también reconoce que es necesaria una buena campaña comunicativa para que el sistema llegue a la ciudadanía.

En el caso del puerta a puerta, a veces topan con problemas los visitantes que acuden a un pueblo solo a pasar un fin de semana. Para estos colectivos se han habilitado las llamadas áreas de emergencia. También ha pasado que algunos vecinos han ido a tirar la basura a pueblos vecinos con contenedores abiertos.

El cambio de modelo es inevitable para cumplir con la legislación vigente, que obliga a financiar el servicio de recogida de residuos mediante tasas. "Un primer paso es aumentar las tasas generales para cubrir los costes del servicio, pero con estos sistemas podemos gestionarlas de manera más justa, premiando a quienes reciclan correctamente", concluye Guerrero.

Balance general

"Actualmente, la recogida selectiva en Catalunya alcanza un 47%", explica Guerrero. "El resto de los residuos se recoge todo mezclado, lo que dificulta su reciclaje y disminuye la calidad de los materiales recuperados". El objetivo es superar el umbral del 50% en todos los municipios mediante sistemas más eficientes. En 2023, los resultados confirmaron la mejora que suponen los nuevos modelos: "Los municipios que han implementado contenedores inteligentes alcanzaron un 67% de recogida selectiva, mientras que el sistema puerta a puerta llegó hasta un 77%".

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