Gestión de los residuos

¿Cómo funciona un contenedor inteligente o cerrado?

Este sistema de recogida selectiva eficiente permite mejorar los datos de reciclaje pero obliga a los vecinos a un cambio de rutina

Barcelona estudia cómo desplegar contenedores de basura inteligentes para cumplir con la UE

Un contenedor inteligente de materia orgánica en Manresa.

Un contenedor inteligente de materia orgánica en Manresa. / OSCAR BAYONA

Guillem Costa

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En Catalunya hay ya 376 municipios con modelos de recogida selectiva eficientes: 303 utilizan el puerta a puerta y 73, los contenedores cerrados. La mayoría, no obstante todavía son pueblos. Pocas ciudades importantes han decidido afrontar las polémicas y resistencias que conlleva el cambio hacia un sistema más eficaz, pero también más exigente con los ciudadanos. Así funciona uno de estos contenedores inteligentes o cerrados.

Los contenedores cerrados con identificación son una evolución de los contenedores del sistema tradicional. En lugar de contenedores abiertos y accesibles para cualquiera, se instalan depósitos cerrados que solo pueden abrirse con una tarjeta personal, un llavero o dispositivo con chip o una aplicación móvil. Este sistema permite un control más exhaustivo de los residuos que deposita cada ciudadano y posibilita la aplicación de incentivos fiscales en función del uso.

En función de cómo se aplica la recogida de residuos en cada localidad, los contenedores pueden abrirse cada día, siempre con la tarjeta identificativa o el móvil (en algunos casos). En otros municipios, solo en días concretos de la semana. Esta restricción de días se suele aplicar al contenedor en el que se tira la fracción 'resto'. En muchos casos, su apertura se limita a pocos días a la semana para que la ciudadanía use con más asiduidad los demás contenedores que sí permiten el reciclaje (vidrio, envases, orgánico y papel).

Una de las posibilidades que da este sistema es personalizar el impuesto de residuos de manera que quien no recicle pague más. "Estos sistemas individualizan la responsabilidad: si usas 40 veces al año el contenedor de orgánicos y menos de cierto número de veces el de resto, la ordenanza fiscal te puede aplicar una tasa menor", detalla Teresa Guerrero, jefa de recogida selectiva de la Agència Catalana de Residus (ARC), en declaraciones a este diario. De hecho, la directiva europea señala la importancia de caminar hacia la tasa individualizada. Este sistema, permite acercarse a este modelo.

A pesar de sus buenos resultados, estos modelos no están exentos de dificultades y polémica. En algunos municipios, parte de la ciudadanía se muestra reacia a los cambios. "Hay vecinos que no se adaptan bien y pueden sentirse molestos, sobre todo al principio, por el cambio de hábitos. Pero la experiencia demuestra que, con el tiempo, el sistema se normaliza y la participación mejora", afirma Guerrero. En algunos casos, también se ha observado como la puesta en marcha de estos sistemas ha necesitado tiempo para mejorar la operativa. Ha habido errores: contenedores que no siempre se abrían, basura acumulada en los alrededores de los contenedores por gente que no utilizaba las targetas o desobediencia a la hora de aplicar el puerta a puerta.

Para facilitar la transición, la Administración ofrece subvenciones para implantar estos sistemas y refuerza la inspección con cámaras y revisiones en los contenedores. "Si se detectan residuos mal depositados, se pueden sectorizar los contenedores y, en caso de incidencias repetidas, identificar a los posibles responsables" e introducir sanciones, sugiere Guerrero, que también reconoce que es necesaria una buena campaña comunicativa para que el sistema llegue a la ciudadanía.