Juicio en Francia

"Primero lo destruyó y luego lo mató": la lucha de los abuelos de Mathis, víctima del cirujano pederasta

El pequeño sufrió los abusos de Joël Le Scouarnec y su vida entró en una espiral que acabó con una sobredosis a los 24 años

"Cometí actos atroces”: el cirujano francés reconoce que agredió a casi 300 menores en el arranque del juicio

Roland y Mauricette Vinet , abuelos de Mathis, víctima del cirujano pederasta.

Roland y Mauricette Vinet , abuelos de Mathis, víctima del cirujano pederasta. / Leticia Fuentes

Leticia Fuentes

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Vannes (enviada especial)
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“Primero le destruyó y luego lo mató”. El nieto de Roland y Mauricette Vinet se encuentra entre las 299 víctimas del cirujano pederasta Joël Le Scouarnec. Su caso es de esos que sobresale entre el resto de historias. Mathis no pudo superar el trauma de aquella agresión y, tras una espiral de depresión, acabó quitándose la vida en 2021. Ahora, sus abuelos luchan para que se haga justicia y se rompa el silencio que “ha durado demasiado tiempo”, insisten. 

La pesadilla empezó con unos dolores de estómago cuando Mathis tan solo tenía 10 años. Sus padres le llevaron al hospital de Quimperlé, cerca de Vannes, y allí conoció a su agresor, Joël Le Scouarnec, quien tras una operación gastrointestinal, lo convirtió en una de sus muchas víctimas. Desde aquello, Mathis cambió. Desarrolló una obsesión por la higiene, se convirtió en un niño distante, desconfiado, y empezó a sacar malas notas en el colegio. Un trauma que el menor y su entorno no lograron comprender hasta años después, cuando recibieron una llamada de la policía. 

Para la familia de Mathis no hay perdón: "¿Qué son 20 años de cárcel para un hombre que ha hecho tanto daño?"

Es en ese momento cuando las piezas de un rompecabezas lleno de traumas empiezan a encajar. La policía les cuenta que su nombre ha aparecido en uno de los textos del cirujano. No solo eso, también consta en la lista de víctimas que escribió Le Scouarnec, como si de un inventario se tratase.

Del silencio a las drogas

"La gran desgracia ocurrió el 14 de junio de 2007. Al principio no cambió. Fue tras unos meses, o años. Mathis primero calló, como la mayoría de niños. Y luego, en la adolescencia, fue a peor, hasta que cayó en las drogas. En los últimos meses había conocido a una joven que le había ayudado, pero, justo al romper con ella, se enteró de esto, y ahí fue la tragedia”, cuenta Mauricette. Se refiere a sus últimos días de vida, en los que Mathis cayó de nuevo en las drogas y murió de una sobredosis con 24 años en plena investigación del proceso. 

“Incluso la idea de haber sido víctima de este hombre era insoportable. Y a pesar de los cuidados, a pesar del seguimiento psicológico, a pesar del apoyo de las familias, hay víctimas que no han podido soportar este colapso total. Para otras serán crisis nerviosas, anorexia, problemas sexuales, problemas para ser madre...”, cuentan. 

Demanda civil

A día de hoy, a los abuelos de Mathis les cuesta pronunciar el nombre de Joël Le Scouarnec, y su padre en un segundo plano, apenas puede sostenerse. Al intentar responder a las preguntas se rompe: "Perdón, no puedo". Aun así, han querido estar presentes en este primer día de juicio, sosteniendo un álbum de fotos de su nieto, porque Mauricette tiene un objetivo: “Cuando esté frente a él, le mostraré dos fotos de Mathis. Una del antes y otra del después. Para que vea lo que le hizo”, insiste. 

El matrimonio ha presentado una demanda civil en memoria de su nieto y, aunque saben que el excirujano se enfrenta a la pena máxima que establece la ley francesa para estos casos, 20 años, para la familia de Mathis no hay perdón: “Qué son 20 años para un hombre que ha hecho tanto daño”, sentencia Roland. 

El silencio destruye

"Si vamos a juicio, no es para salir en televisión, es para defender a toda esta gente (...) Tenemos que hablar porque esto lo destruye todo. A Mathis lo destruyó", insiste el matrimonio. 

Las víctimas han catalogado este juicio, como “el proceso del silencio”. Por su propio silencio, por el de la familia Le Scouarnec que sabía lo que pasaba y miró para otro lado, según escribió el propio cirujano, y por la ausencia de protocolos que permitieron que Le Scouarnec abusase de todos esos menores durante más de 30 años

"Este proceso debe servir para algo, al menos para soltar la lengua y, sobre todo, para que esto no vuelva a suceder. Eso es lo que esperamos", piden los abuelos de Mathis antes de entrar en la sala de retransmisión, desde donde escucharán al agresor de su nieto hasta el día que les toque declarar. Será entonces cuando Mauricette cumpla con lo dicho y se enfrente al agresor de su nieto. 

El veredicto será dentro de cuatro meses, aunque el imputado ya cumple una condena anterior de 15 años por hechos similares. 

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