Colectivos vulnerables

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Voluntarios de la fundación Arrels, revisan el censo electoral tras la reordenación del padrón en Barcelona.

Voluntarios de la fundación Arrels, revisan el censo electoral tras la reordenación del padrón en Barcelona. / MANU MITRU

Elisenda Colell

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El Ayuntamiento de Barcelona busca unificar criterios en la gestión de las prestaciones para que las familias que comparten vivienda en la ciudad se puedan empadronar en su domicilio sin miedo a perder las ayudas sociales. En los últimos diez años, las personas empadronadas sin domicilio fijo se han multiplicado por 12 en la ciudad, y según las entidades sociales que las atienden, un 28% lo hace porque el propietario o inquilino que les alquila la habitación no les permite empadronarse o por miedo a perder ayudas. “La realidad de la exclusión residencial ha cambiado, las familias que viven en habitaciones ha aumentado mucho en la última década y las administraciones debemos revisar nuestras políticas para adaptarnos a la realidad”, ha dicho Sònia Fuertes, comisionada de derechos sociales en la capital catalana, que confía que este cambio permita a muchas más familias acceder a las ayudas a las que tienen derecho y su vez, constar en el padrón municipal en su lugar de residencia habitual.

El empadronamiento sin domicilio fijo se conoce también como el ‘empadronamiento social’, porque permite que las personas más vulnerables, que no pueden aportar un contrato de alquiler o escrituras de propiedad del lugar donde residen porque duermen en la calle, en habitaciones realquiladas o en chabolas, puedan constar en el padrón municipal tal y como obliga la normativa estatal. En 2015 eran 4.000 barceloneses empadronados en estas características, pero en 2024 ya eran 46.000. El consistorio, que ya ha aplicado algunos cambios en este tipo de empadronamiento para ordenarlo, encargó un estudio a la consultora Ksnet para tratar de entender el porqué y qué políticas se pueden cambiar esta tendencia y hacer que la gente se pueda empadronar donde realmente reside. 

El fenómeno del 'realquiler'

Este estudio muestra como las infraviviendas son un fenómeno al alza. Esto se explica por el aumento del precio de la vivienda en Barcelona, del 36%, mientras que las rendas no han superado el 2%. El 60% de los que buscan vivienda en Barcelona requieren alquileres por menos de mil euros al mes, pero solo el 15% de los anuncios lo permiten. "Es evidente que el padrón sin domicilio fijo tiene relación con exclusión residencial", ha expresado Fuertes.

Según las entidades sociales encuestadas en este informe, el 34% de sus usuarios que usan este tipo de empadronamiento hace porque duerme en la calle o en algún lugar insalubre, el 20% no se pueden empadronar en su domicilio porque quien tiene el contrato de alquiler o las escrituras de propiedad no les autoriza a hacerlo y un 7,8% teme perder las ayudas sociales. Es aquí donde el consistorio quiere incidir.

Las ayudas sociales, tanto municipales como autonómicas y estatales, tienen en cuenta las unidades de convivencia para marcar los varemos de quien puede acceder, sin tener en cuenta si estas personas comparten economía. Es decir, que si dos familias viven en dos habitaciones distintas de un mismo piso pero no comparten gastos y se gestionan el dinero de forma independiente, se les cuenta como que son la misma unidad familiar y muy probablemente no accederán a ellas. Por eso hay propietarios e inquilinos que no permiten empadronar o desempadronan a sus habitantes, y por esto hay familias que no quieren constar en el domicilio donde viven. El ayuntamiento ahora homogeneizará estas definiciones, y pide que el resto de las administraciones hagan lo mismo para tratar de cambiar esta tendencia. Un ejemplo podría ser la renta garantizada, cuya reforma ya permite cambios en esta dirección para lograr aumentar la cobertura de una ayuda que solo llega al 20% de hogares que lo necesita.

Efecto llamada del padrón

Otra de las hipótesis del consistorio, que este informe apunta pero no confirma del todo, es que Barcelona se ha convertido en un polo de atracción para el empadronamiento, al ser de las pocas ciudades que permite empadronarse sin domicilio fijo en Catalunya. Los datos de las entidades sociales indican que el 13% de sus usuarios que están empadronados sin domicilio fijo prueban suerte en Barcelona porque la ciudad donde viven no les deja empadronarse. La estadística municipal muestra que de 2022 a 2024 han aumentado un 62% las personas que antes residían en otras localidades de la provincia que se han empadronado en Barcelona sin domicilio fijo. Por ciudades de procedencia destaca l’Hospitalet (23%), Badalona (15%) y Santa Coloma de Gramenet (9%), las tres ciudades más señaladas por las entidades sociales que ponen trabas al padrón social.

Además, hace un año y medio que el consistorio realiza inspecciones para comprobar si las personas que tramitan el padrón sin domicilio y no están vinculadas con los servicios sociales viven en la ciudad. Un control que antes era aleatorio. Cuando empezaron, el 75% de solicitudes fueron negativas, ahora son el 40%. "Son personas que no viven en la ciudad", señala Fuertes, que ha pedido que el resto de ciudades catalanas hagan lo mismo que Barcelona y hagan efectivo el derecho al empadronamiento sin domicilio fijo. De no hacerlo, estas personas pierden el cobijo que ofrecía Barcelona y pierden el derecho a la educación o la sanidad pública, entre otros.

Otra medida para mejorar los controles del padrón sin domicilio fijo es dejar sin cobertura las personas que se empadronaron en sedes de entidades sociales, algo que enfureció las entidades sociales y los 'síndics de greuges'. El consistorio ha dicho que la mitad de estas personas ya han regularizado su padrón y que siguen caso por caso. También añaden que los tiempos de espera para empadronarse sin domicilio fijo se han rebajado a los tres meses que estipula la normativa.

*Fe de errores