Salud

El tabaquismo de los adultos en casa o el coche deja huella en el ADN de sus hijos

Un nuevo estudio muestra que la exposición posnatal al humo del tabaco altera la metilación del ADN y puede facilitar enfermedades

La erótica del tabaco engancha a los más jóvenes: la edad de inicio baja a los 11 años

Según los oncólogos, en el 40% de los hogares con niños se fuma.

Según los oncólogos, en el 40% de los hogares con niños se fuma. / Archivo

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Los niños y niñas expuestos al humo del tabaco en el hogar son más propensos a mostrar determinados cambios en el epigenoma que pueden alterar cómo se expresan los genes. Las alteraciones epigenéticas podrían influir en el desarrollo de enfermedades en el futuro. Esta es la principal conclusión de un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Los resultados, publicados en 'Environment International', resaltan la necesidad de reducir la exposición al tabaquismo pasivo, especialmente en entornos infantiles.

El ADN humano funciona como un libro de instrucciones para el cuerpo. Sin cambiar el contenido del 'libro' (es decir, la secuencia genética), el humo del tabaco puede añadir “marcas” a ciertas páginas, afectando a la forma en que se leen estas instrucciones. Una de estas marcas, la metilación del ADN, es uno de los principales mecanismos epigenéticos y permite activar o inactivar la expresión de los genes.

Aunque hace tiempo que se sabe que los efectos del tabaquismo materno durante el embarazo afectan al epigenoma, esta investigación es de las primeras en mostrar cómo la exposición pasiva al humo del tabaco durante la infancia también puede tener efectos.

Tabaquismo pasivo

El estudio ha incluido datos de 2.695 niños y niñas de ocho países europeos: España, Francia, Grecia, Lituania, Noruega, Países Bajos, Reino Unido y Suecia. Los participantes tenían entre 7 y 10 años y eran voluntarios de seis cohortes del Consorcio sobre Epigenética en el Embarazo y la Infancia (PACE, por sus siglas en inglés).

A partir de muestras de sangre de los participantes, el equipo científico estudió el nivel de metilación en lugares concretos del ADN a lo largo del genoma, asociándolo con el número de personas fumadoras en el hogar (0, 1 o 2 o más).

Se identificaron cambios en la metilación del ADN en 11 regiones (llamadas CpGs) asociadas a la exposición al tabaquismo pasivo. La mayoría de estas regiones también se habían relacionado en estudios previos con la exposición directa al tabaco en personas fumadoras activas o durante su gestación. Además, seis de ellas se asocian a enfermedades como asma o cáncer, para las que el tabaco supone un factor de riesgo.

"Nuestro estudio muestra que el tabaquismo pasivo durante la infancia deja huella a escala molecular, pudiendo modificar la expresión de genes que influyen en la susceptibilidad a enfermedades en la edad adulta", afirma Marta Cosin-Tomàs, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio.

Consecuencias a largo plazo

Pese a la creciente regulación del consumo de tabaco en espacios públicos, los hogares siguen siendo una de las principales fuentes de exposición al humo del tabaco para niños y niñas. En 2004, se estimó que el 40% de los niños y niñas de todo el mundo estaban expuestos al tabaquismo pasivo. La exposición infantil a este contaminante no sólo incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, sino que también puede afectar al desarrollo neurológico ya la función inmunitaria.

“Los resultados obtenidos sugieren que el tabaquismo pasivo durante la infancia ocasiona cambios epigenéticos similares a los observados con la exposición intrauterina al tabaco o al consumo activo. Esto subraya la urgencia de implementar medidas integrales para reducir la exposición infantil al humo del tabaco, tanto en el hogar como en otros espacios cerrados”, apunta Mariona Bustamante, investigadora de ISGlobal y autora senior del estudio.

“No se trata de apelar a la responsabilidad individual de las familias: la exposición al tabaco es un problema de salud pública y esconde una cuestión de desigualdad social. Factores socioeconómicos y ambientales, junto con la persistente influencia de poderosos intereses comerciales, dificultan la reducción de la exposición al humo del tabaco en determinados hogares”, concluye Marta Cosin-Tomàs.