Ecosistemas en riesgo

El acuerdo del Govern con los agricultores renuncia a la introducción del lince ibérico y frena la Agència de la Natura

El pacto entre Ordeig y Revolta Pagesa arroja dudas medioambientales como el uso del fosfuro de aluminio para combatir la sobrepoblación de conejos

El lince es un auténtico devorador de conejos que podría contribuir a controlar las poblaciones en las zonas de más abundancia.

CONTEXTO | Detalles del plan para reintroducir el lince ibérico en Catalunya

Un ejemplar de lince ibérico.

Un ejemplar de lince ibérico. / Agencias

Guillem Costa

Guillem Costa

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"La lucha contra la fauna salvaje depende de nosotros", dijo el conseller de Agricultura, Ramaderia, Pesca i Alimentació, Òscar Ordeig, en las últimas horas, en relación con los compromisos que el Govern ha adquirido con los agricultores. ¿Pero a qué se refiere Ordeig cuando habla en términos de "lucha" y "control de plagas"?

El acuerdo firmado por Generalitat y representantes de Revolta Pagesa incluye el uso de venenos como el fosfuro de aluminio para reducir las poblaciones de conejos, la revisión de las indemnizaciones tras daños producidos por fauna salvaje y la promesa de no reintroducir el lince ibérico en Catalunya. Los payeses también exigen cambiar el formato de la Agència de la Natura e incluir más representantes del sector primario en la dirección de este órgano antes de poner la agencia en marcha.

El Ejecutivo catalán selló el pacto con Revolta Pagesa el domingo por la tarde y frenó las anunciadas tractoradas que podían colapsar las carreteras. ¿Pero qué costes ambientales tiene este documento? Ecologistas en Acción, SEO/Birdlife, Depana y otras entidades consideran que el Govern ha cedido y ven "muy graves" algunas de las medidas, más aún ante la actual crisis de biodiversidad. Sin ir más lejos, en los últimos días, un informe que en parte depende de la Generalitat advertía precisamente de la grave pérdida de "fauna salvaje" en Catalunya.

Científicos afirman que la agricultura puede convivir con la biodiversidad y además ser clave para conservar ciertas especies

Jordi Sargatal, el secretario de Transició Ecològica del Departament de Territori, aseguró que se debe trabajar para recuperar los animales y plantas silvestres autóctonos en declive y también para mejorar sus ecosistemas amenazados.

Ni osos, ni lobos, ni linces

Sobre la gestión de la superpoblación de conejos en Lleida, los ecologistas advierten de que el uso de fosfuro de aluminio es un biocida "peligroso". En teoría, el uso de esta sustancia solo está autorizado de forma excepcional cuando se ponen en riesgo infraestructuras como las vías del tren o las autopistas. Esto sucede cuando los conejos cavan sus madrigueras en los taludes que sustentan estas vías. No obstante, el Govern incluye la utilización de este veneno, aún no se sabe en qué espacios, a la espera de un estudio, en el documento firmado con 'Revolta Pagesa'. En el comunicado, la entidad ambiental recuerda que dos personas murieron en Segovia, hace dos años, a causa de la inhalación del fosfuro de aluminio.

Cabe recordar que el conejo, un animal clave para el ecosistema mediterráneo, pese a estar en auge en ciertas zonas agrícolas de las comarcas del este de Catalunya, está en declive en el resto de territorios y en toda la Península.

Ecologistas en Acción entiende que es necesario ofrecer soluciones a los agricultores que sufren cuando los conejos se comen los cultivos. Pero ven necesario buscar soluciones alternativas a la caza y los venenos. Meses atrás el Govern anunció la intención de reintroducir el lince ibérico en Catalunya, un carnívoro salvaje que desapareció de los ecosistemas catalanes. La idea es realizar un estudio detallado para decidir cuándo, cómo y dónde liberar algunos ejemplares. El objetivo del plan es ocupar un nicho ecológico que ahora mismo no existe en el ecosistema y aprovechar para restaurar hábitats. Pero además, el lince es un auténtico devorador de conejos que podría contribuir a controlar las poblaciones en las zonas de más abundancia.

Sin embargo, los agricultores han arrancado del Govern el compromiso de dar marcha atrás y no reintroducir el lince, una posición paradójica. Ningún portavoz de Revolta Pagesa ha aclarado por el momento por qué rechazan la presencia de linces. Algunas voces sostienen que temen restricciones a su actividad para proteger al felino, pero estas medidas ni se han puesto sobre la mesa. Lo que sí ha especificado con detalles 'Revolta Pagesa' es la oposición a la fauna salvaje como concepto en general, sobre todo a los carnívoros como el oso y el lobo. En este sentido, los payeses reclaman aumentar las indemnizaciones cuando se producen daños en la ganadería, pero también cuando herbívoros como los corzos entran en los campos para alimentarse.

Polémica por la Agència de la Natura

La Agència de la Natura (ANACAT), que acumula años de retrasos, es una de las promesas de legislatura en materia medioambiental. La consellera Sílvia Paneque explicó que a finales de 2025 o a principios de 2026 este órgano estaría en vigor. Pero ahora el Govern ha acordado modificar la ley para que cinco representantes del sector primario entren en el consejo de dirección de la agencia que tiene como objetivo custodiar y promover la recuperación de la naturaleza salvaje. El Ejecutivo se ha comprometido a no impulsar la Agència de la Natura hasta que la ley que regula este órgano esté modificada.

Científicos consultados afirman que la agricultura debe ser clave para conservar hábitats abiertos y especies ligadas al campo –algunas de ellas están cayendo de forma exagerada por la intensificación de los cultivos–, además de fomentar el paisaje mosaico.

Pero al mismo tiempo puede suponer una amenaza cuando no tiene en cuenta los requerimientos ecológicos. La presencia de pesticidas y otras sustancias que se usan para proteger las cosechas de las plagas a menudo contaminan el suelo y el agua subterránea. Esto, advierten desde centros de investigación como el CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales), a largo plazo puede acabar perjudicando a los mismos agricultores, que deberán labrar campos en suelos de peor calidad y tendrán dificultades para acceder a agua en buen estado.