Vivienda

El drama de una anciana viuda y con inquiokupas: "Me deben más de 10.000 euros"

Teresa vive con una pensión de 300 euros

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Junts y abogacía proponen que la policía pueda ejecutar desalojos exprés de ocupaciones ilegales sin permiso judicial

El drama de una mujer viuda y con inquiokupas: "Me deben más de 10.000 euros" / Freepik

El drama de una mujer viuda y con inquiokupas: "Me deben más de 10.000 euros" / Freepik / PEXELS

Benito Domínguez

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Desde hace un tiempo para acá hemos conocido a un nuevo tipo de personas, los inquiokupas, aquellos inquilinos que, llegado un determinado momento dejan de pagar la cuota mensual por el alquiler pero tampoco abandonan el inmueble. Y esto es lo que le ha pasado a Teresa, una mujer de 82 años viuda al que sus inquiokupas "deben más de 10.000 euros".

Teresa contó su historia en Espejo Público, el programa que presenta Susanna Griso en Antena 3, donde cuentan que esta mujer se quedó viuda hace dos meses y actualmente cuenta con una pensión de 300 euros con la que no puede hacer frente a sus gastos y que le obliga a tirar de sus ahorros al no contar con la cuota mensual de sus inquiokupas.

Según cuenta, sus inquilinos hace quince meses que dejaron de pagarle las cuotas, debiéndole algo más de 10.000 euros. Afortunadamente, Teresa tiene a su hijo que desde Estados Unidos la está asesorando.

El piso en el que están sus inquiokupas fue adquirido con la intención de tener un complemento económico para su jubilación, siendo alquilado a estas personas en el año 2017. Sin embargo, les dejaron de pagar hace quince meses, señalando que no podían hacer frente a los pagos a pesar de que la inquilina sí tiene trabajo.

En los últimos años, el término okupas ha ganado relevancia en el debate social y mediático en España y otros países europeos. Pero, ¿qué significa realmente ser un okupa? El fenómeno de la ocupación de inmuebles plantea una serie de cuestiones legales, sociales y económicas que requieren un análisis detallado.

El concepto de okupas tiene sus raíces en el movimiento okupa que emergió en Europa durante los años 70 y 80. Originalmente, este movimiento surgió como una respuesta a la escasez de viviendas asequibles y la abundancia de inmuebles vacíos en las grandes ciudades. Los okupas ocupaban ilegalmente edificios deshabitados, argumentando que el uso de esos espacios era legítimo mientras estuvieran en desuso.

Con el tiempo, el fenómeno se ha transformado y diversificado. En algunos casos, se han creado comunidades autosuficientes que promueven la cultura alternativa, mientras que en otros, la ocupación responde a necesidades urgentes de vivienda o a la protesta política. El término ha adquirido connotaciones tanto positivas como negativas, dependiendo de la perspectiva desde la que se analice.

Aspectos legales de la ocupación de inmuebles

Desde un punto de vista legal, la ocupación de inmuebles sin el consentimiento del propietario es ilegal y puede constituir un delito de usurpación. Sin embargo, el proceso para desalojar a los okupas puede ser lento y complicado. La legislación varía entre países y, en algunos casos, incluso entre regiones dentro de un mismo país.

En España, por ejemplo, la Ley de Enjuiciamiento Criminal permite el desalojo rápido de los okupas si el propietario denuncia la ocupación dentro de las primeras 48 horas. Pasado este tiempo, el proceso puede alargarse, pues se requiere una orden judicial. Esto genera frustración entre los propietarios, quienes a menudo se sienten desprotegidos ante la ocupación ilegal de sus inmuebles.

El fenómeno de los okupas tiene un impacto significativo en la sociedad y la economía. Por un lado, se plantea la cuestión del derecho a la vivienda frente al derecho a la propiedad privada. Muchos defensores de los okupas argumentan que la ocupación es una solución a la crisis habitacional, mientras que los detractores señalan el perjuicio económico y emocional que sufren los propietarios afectados.

Además, la ocupación de inmuebles puede influir en el mercado inmobiliario. Los propietarios de viviendas vacías en áreas con alta incidencia de okupación pueden enfrentar dificultades para vender o alquilar sus propiedades. Esto, a su vez, puede afectar los precios de la vivienda en esas zonas, creando un círculo vicioso que perpetúa el problema.

La respuesta de las autoridades y la sociedad

Las autoridades han intentado abordar el fenómeno de los okupas mediante una combinación de medidas legales y sociales. Algunos gobiernos locales han implementado políticas para facilitar el acceso a la vivienda y rehabilitar edificios vacíos, con el fin de reducir la necesidad de la ocupación ilegal. Por otro lado, también se han endurecido las penas para desalentar la ocupación de inmuebles.

La sociedad, en general, está dividida. Mientras algunos ven a los okupas como un síntoma de una crisis más profunda que requiere soluciones estructurales, otros los perciben como una amenaza a la seguridad y al orden público. La cobertura mediática del fenómeno a menudo refleja esta polarización, con narrativas que oscilan entre la criminalización y la empatía.

Testimonios y relatos de expertos

Para entender mejor el fenómeno de los okupas, es crucial escuchar a los expertos y a las personas involucradas. Según un estudio realizado por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA), cerca del 20% de los inmuebles ocupados en España están en condiciones de abandono, lo que refuerza la percepción de que la ocupación es una cuestión de necesidad más que de elección.

Por otro lado, Joan Roca, urbanista y profesor en la Universidad de Barcelona, destaca que "la ocupación es una respuesta a la falta de políticas efectivas de vivienda". En su opinión, abordar la raíz del problema requeriría una mayor inversión en vivienda social y una regulación más efectiva del mercado inmobiliario.

Perspectivas futuras

El fenómeno de los okupas sigue siendo un desafío complejo que requiere soluciones innovadoras y colaborativas. A medida que las ciudades enfrentan crecientes presiones demográficas y económicas, es probable que la ocupación de inmuebles continúe siendo un tema central en el debate sobre la vivienda.

La búsqueda de un equilibrio entre el derecho a la vivienda y el respeto a la propiedad privada es una tarea difícil pero necesaria. A través de un enfoque integrado que combine reformas legales, políticas de vivienda inclusivas y una mayor comprensión social, se podrán encontrar caminos que beneficien a toda la comunidad.

Las voces de los afectados y los expertos seguirán siendo cruciales para guiar este debate y encontrar soluciones que promuevan la justicia social sin comprometer los derechos individuales. El futuro de los okupas y su impacto en los inmuebles dependerá de nuestra capacidad para entender y abordar las complejidades de este fenómeno global.

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