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Sara García, astronauta: "Me preocupa que haya quien equipare ciencia y opinión"
La candidata a convertirse en la primera española que viaje al espacio cuenta en un libro su vida dedicada a "explorar", saciar su curiosidad y "mejorar la vida de la gente"
ESPECIAL MULTIMEDIA | Sara García Alonso, la astronauta que investiga contra el cáncer

Sara García, bióloga molecular. / José Luis Roca


Juan Fernández
Juan FernándezPeriodista
El nombre y el rostro de Sara García Alonso (León, 1989) saltaron a la palestra en 2022 cuando la Agencia Espacial Europea (ESA) la seleccionó para formar parte de futuras misiones aeroespaciales. Mientras se entrena como astronauta, desde entonces no ha parado de divulgar la ciencia en foros de todo tipo sin desatender en ningún momento su verdadero trabajo: investigar tratamientos para el cáncer de pulmón y páncreas en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). En Órbitas (Ediciones B), el libro que acaba de publicar, la bióloga molecular explica cómo se vive una vida guiada por un “constante deseo de exploración”.
Investigadora, astronauta, divulgadora… ¿Y ahora también escritora?
Llevo escribiendo desde los 15 años, pero hasta ahora no me había atrevido a compartirlo. Dudé hasta el último momento si publicar el libro o no hacerlo, porque soy muy reservada con mis cosas. Lo escribí para mí más que para la gente, por el placer de jugar con las palabras, que es algo que disfruto mucho, y por ordenar mis ideas y mi vida.
¿En algún momento llegó a plantearse haber hecho una carrera de letras?
Desde pequeña he tenido claro que quería dedicarme a la investigación, por eso elegí una carrera científica, pero considero un error separar la ciencia y las humanidades. De hecho, antiguamente estaban unidas. Solo cuando aprendes de manera multidisciplinar y desde distintas fuentes consigues llegar a conectar ideas y encontrar soluciones creativas. Y eso te lo dan todos los saberes que puedas adquirir, no solo el conocimiento científico.
¿Para llegar donde ha llegado hay que ser inteligente y aplicada en los estudios o hace falta algo más?
Si se refiere a que te elijan para ser astronauta, le diré que 80% tiene que ver con el perfil psicológico y la disposición mental, y eso no se entrena, es el resultado de toda una vida trabajando en una dirección. En la ESA, entre los 17 miembros de mi promoción hay científicos, pilotos, médicos, ingenieros… Pero todos compartimos la misma pasión por la vida y el mismo deseo de aprender y explorar, sea en la Antártida, en los fondos marinos o en el espacio. Hasta que vi aquel anuncio de la Agencia, jamás me había planteado ser astronauta, pero ahora entiendo que todos los pasos que he ido dando en mi vida me han servido para llegar hasta aquí.
Para ser astronauta, el 80% tiene que ver con el perfil psicológico y la disposición mental
¿Qué perseguían esos pasos?
El motor de mi vida ha sido siempre la curiosidad. Eso implica nutrirme de experiencias y personas, abrir mi mente a todo tipo de conocimientos y no encorsetarme en una única opinión. Y perseverar. Una carrera científica te pone a prueba a nivel físico y psicológico, requiere disciplina, paciencia, empatía y un trabajo mental muy potente.
¿Es lo que les dice a las chicas y los chicos que acuden a sus conferencias y la consideran un referente?
Les digo que sean valientes y que lo intenten, que rompan los prejuicios y los límites mentales que van a encontrar a su alrededor y en ellos mismos. Yo lo hice. Yo también creí que no iba a ser posible, pero confié, me esforcé y lo logré. Les digo: abrid vuestras mentes, sed empáticos, tratad de entender el mundo que os rodea, mantened la calma y sed apasionados. Si algo os mueve y os motiva, perseguidlo con ganas, nada impide que lo logréis.

Sara García, bióloga molecular. / José Luis Roca
La paciencia no es un valor al alza entre la juventud de hoy.
Lo sé, vivimos en el mundo de la híper producción y los estímulos rápidos. Esto tiene su lado bueno, pero no tener paciencia es contraproducente, porque los grandes logros llevan tiempo, hay que trabajarlos, requieren dedicación. Es como hacer una obra de arte, has de pulir cada detalle. En ciencia, los objetivos no se consiguen de la noche a la mañana, no funciona así, ni basta con cubrir el expediente. Hay que esforzarse y aprender a lidiar con la frustración.
¿Y también atreverse a hacer lo que nadie ha hecho, como ser investigadora del cáncer y plantearse viajar al espacio?
Recuerdo perfectamente ese momento. Estaba desayunando en casa antes de ir al trabajo y de repente vi la noticia: se buscan mujeres astronautas para ir a Marte. Descubrir aquello fue mi primera sorpresa. Nunca imaginé que algo así pudiera anunciarse como una oferta de trabajo más. Hasta ese momento no me había planteado nunca ser astronauta, pero se me ocurrió mirar los requisitos que pedían, vi que los cumplía, y fue entonces cuando mi cerebro dijo: ¡un momento!
Un momento, que igual me voy a Marte.
Al final, se trataba de hacer lo mismo que llevo haciendo toda mi vida, que es explorar, avanzar en el conocimiento y tratar de mejorar la vida de la gente, solo que en vez de hacerlo en un laboratorio, podía hacerlo en condiciones de microgravedad. Envié la solicitud por eso, no porque yo soñara con ir a Marte o a la Luna
¿Confiaba que podía ser una de las elegidas para entrar en la ESA?
En absoluto. He de aclarar que esto no es como aplicar en una oferta de Linkedin, es más complejo. Tuve que adaptar mi currículum al puesto, porque que yo hubiera escrito más de 20 publicaciones científicas era algo que a la Agencia le daba igual. Tuve que escribir una carta de motivación, explicar por qué quería el puesto y pasar varias pruebas médicas. Preparé mi candidatura con cariño y pasión, porque no sé hacer las cosas de otra forma, pero honestamente no imaginé que me eligieran. Aún hoy me sigue sorprendiendo.
Pero tendrá alguna idea de por qué la seleccionaron.
Después de conocer a mis 17 compañeros de promoción, me he dado cuenta de que todos tenemos un escasísimo ego y una nula vanidad. En un proyecto como este debes saber que trabajas para ellos, no para ti. Al menos, así es como yo me lo planteo. Mi trabajo consiste en desvivirme por la misión y tengo claro que seré el último soldado en caer, que la misión está por encima de mí y de todos. Creo que también ha influido mi carácter. En un trabajo así hay que mantener siempre la calma y la actitud optimista. ¿Hay un problema? Vale, busquemos la solución entre todos, escuchemos todos los puntos de vista, que el diálogo y el entendimiento sea el método para trabajar. Así es como yo funciono.
¿Por eso dice que el perfil psicológico es el 80% de la valía de un astronauta?
Sí, cuenta más que sus conocimientos científicos. Piense que en este trabajo puedes acabar afrontando misiones largas, de muchos meses encerrado en espacios pequeños donde pueden vivirse situaciones tensas de vida o muerte. Imagine convivir con una personalidad negativa, o con alguien con tendencia a perder los nervios o a querer imponer sus prejuicios sin escuchar a los demás. Puede ser letal. Por norma, yo siempre intento ponerme en la piel de los demás y recordarme a mí misma que mi forma de ver el mundo solo es mi forma de ver el mundo y no necesariamente la forma correcta.
Preparé mi candidatura con cariño y pasión, porque no sé hacer las cosas de otra forma, pero honestamente no imaginé que me eligieran. Aún hoy me sigue sorprendiendo.
En el libro habla de su timidez y del 'bullying' que padeció en la infancia, pero ahora se maneja con soltura ante audiencias importantes. ¿Cómo lo ha logrado?
Cuando me propusieron entrar en la ESA, la exposición pública que iba a tener que afrontar me hizo dudar y llegué a plantearme renunciar, pero el reto me atraía y opté por dejar atrás mis miedos, mi timidez y mis preferencias. Aquí represento a la ciencia y a mi país, y soy consecuente. Sigo siendo la misma persona reservada de siempre, pero asumo que he de dar la cara.
¿Hacerse divulgadora científica entraba en el cargo?
No, esto lo hago porque creo que es mi obligación. La vida me ha dado este altavoz y creo que debo transmitir a la sociedad lo importante que es la ciencia para mejorar la vida de la gente. Los países más desarrollados no son los que más invierten en ciencia, sino los que lo hicieron en el pasado. Nunca lo olvidemos.
¿Cómo lleva que cada vez esté más fuerte el negacionismo científico?
Me preocupa que haya quien equipare ciencia y opinión, porque no son lo mismo, y no pueden ponerse al mismo nivel las evidencias científicas que afirmaciones que no están demostradas. Me preocupa que cada día nos bombardeen con más noticias falsas hasta conseguir que la gente no sepa qué creer y acabe dudando de todo. Y de la ciencia no se puede dudar.
¿Qué podemos hacer?
Lo primero es no cerrar los ojos. Esto está pasando, hay que escuchar, ver y entender por qué hay gente que cree que la Tierra es plana. Estigmatizarles no ayuda. Hay que rebajar este nivel de odio y polarización, hablar con ellos, averiguar por qué eligen creer lo que creen y seguir apelando a la evidencia científica. Es un problema complejo y no tiene fácil solución.
¿Qué le parece que Trump haya sacado a EEUU de la OMS y del acuerdo climático de París y que haya puesto a negacionistas en puestos de mando?
Me apena que acuerdos y logros tan difíciles de conseguir como los que menciona se puedan romper de la noche a la mañana. La ciencia implica trabajar de forma unida y colaborativa. La mayor obra de ingeniería que ha hecho el ser humano es la Estación Espacial Internacional, un laboratorio que orbita la Tierra a 400 kilómetros donde se hace ciencia y se avanza en el conocimiento, y que fue posible gracias a una colaboración sin precedentes entre Estados Unidos, Europa, Canadá, Rusia y Japón. El ser humano es impredecible, pero también muy adaptable. Y al final, ante cualquier situación, siempre sabe sobreponerse.
Imagine volvemos a tomar un café dentro de diez años. ¿Qué descubrimiento científico le gustaría contarme que se ha hecho realidad?
Por la materia a la que me dedico, le diría que encontrar un factor comín a todos los tipos de cáncer, pero la mejor noticia sería saber que hemos seguido avanzando en la investigación. Ya solo seguir es todo un logro, porque en ciencia nunca sabes si un descubrimiento aparentemente sin importancia puede acabar teniendo aplicaciones fantásticas a la vuelta de unos años. Lo importante es que el conocimiento siga avanzando, más que un hallazgo en particular.
¿Tiene claro por qué sigue habiendo más chicos que chicas en las carreras de ciencias?
Por prejuicios que se perpetúan en ámbitos como la educación. Acarreamos una educación cargada de mentalidad machista y eso no se cambia de la noche a la mañana. Perduran estereotipos infundados, como que las chicas estamos peor preparadas que los chicos para las ciencias. Hay que seguir insistiendo, queda mucho por hacer.
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