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Lecciones alemanas tras la dana desde el valle del río Ahr
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Los familiares de los desaparecidos piden justicia
El pulmón verde de Valencia sigue irrecuperable

Inundaciones en la localidad de Schuld, en julio de 2021. / EFE
"Ocurrió súbitamente. El nivel del agua crecía sin parar, dos personas se sujetaban a esos postes”. “Nadie nos avisó”. “Mi vida ha desaparecido en media hora”. “Llevo 50 años en el cuerpo de bomberos, hemos vivido inundaciones pero nunca tan brutales”. “Necesitamos ayuda con urgencia, maquinaria de limpieza”.
Los testimonios pueden leerse con acento de la Ribera o l’Horta Sud, pero no proceden ni de Algemesí ni de Paiporta: pertenecen a un documental de la cadena internacional alemana DW, y se refieren a la devastadora inundación que sufrió el oeste de Alemania (también Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo) entre el 14 y 15 de julio de 2021, dejando 134 muertos en el valle del río Ahr, un apacible afluente del Rin que se convirtió en una furia mitológica en pocas horas. Entre los länder de Renania-Palatinado y Renania-Westfalia hubo 185 muertos. Aún queda un desaparecido.
Además de los testimonios, tres años y medio después de aquella tragedia en una bucólica zona rural salpicada de viñedos, el drama del Ahrtal ofrece otras similitudes. Unas precipitaciones históricas, con el sello del cambio climático: más lluvia en un día que la media de todo el mes de julio en la cuenca del Rin. Aquella mañana, el Servicio Meteorológico Alemán (DWD) advirtió de tormentas extremas en esos dos estados federados, avisando a los centros de control de inundaciones.
El sistema europeo EFAS (como ocurrió con la dana de Valencia) advirtió a las autoridades alemanas cuatro días antes de “inundaciones en la cuenca del Rin”. Una estación meteorológica fue arrasada por la fuerza de las aguas; se abrió un profundo debate sobre el retraso y el funcionamiento del sistema de alertas a la ciudadanía. Y, en la vertiente política, también hubo señalados: se acusó a la presidenta de Renania-Palatinado, Malu Dreyer, de no reaccionar aquel día (dimitió tres años después); una ministra dimitió por irse a unas largas vacaciones durante esta crisis en el que era su estado, y el gran señalado, Jürgen Pföhler, máximo responsable de uno de los distritos más afectados, fue acusado de estar ilocalizable en las horas en que debió alertar. Han fracasado los intentos de llevarlo ante la justicia.

La canciller Merkel; a su derecha, Malu Dreyer, primera ministra de Renania-Palatinado. / EFE
Una reconstrucción lenta
Al margen de las coincidencias, aquel episodio, cuya reconstrucción ya lleva más tres años de recorrido, puede funcionar, también, como un espejo del que extraer conclusiones. Años después de la catástrofe, la zona devastada sigue siendo un estado en reconstrucción, con grúas en el paisaje. El gobierno federado de Renania del Norte-Westfalia da de plazo hasta mitad de 2026 (serán 5 años tras el día D) para pedir ayudas.
El Gobierno federal movilizó 30.000 millones, el 0,8% del PIB alemán. El Fondo de Solidaridad de la UE, que también ha reclamado España para la provincia de Valencia, concedió 612,6 millones, aunque esa ayuda tardó más de año y medio en llegar.
Los primeros años afloraron problemas de los que aquí ya se habla: falta de especialistas y profesionales, desbordados por la demanda. También hubo críticas por la lentitud de las ayudas a particulares y empresas por la burocracia. "No cabe duda de que el proceso de reconstrucción ha avanzado, pero no ha estado exento de dificultades", reconoce a preguntas del diario 'Levante-EMV', del grupo Prensa Ibérica. la eurodiputada Terry Reintke, líder de los Verdes/ALE en Bruselas y natural de Renania del Norte.
Según explica, "muchas zonas aún se enfrentan a las consecuencias de las inundaciones, y los obstáculos burocráticos han ralentizado algunos esfuerzos. Los recursos han sido escasos y, aunque ha habido ayuda financiera de la UE, está claro que se necesita más". Y añade: "No solo debemos centrarnos en la reconstrucción, sino también en garantizar que las regiones afectadas sean más resistentes a futuras catástrofes. Deben asignarse más fondos a medidas de adaptación al clima y, como Verdes, seguimos presionando para que la UE aumente su apoyo a los esfuerzos de recuperación a largo plazo. Hay que centrarse en prevenir futuras catástrofes, no solo en reconstruir lo perdido".
Urbanismo y prevención
Para inspirar esa reconstrucción, el Gobierno federal ha financiado el proyecto Khar, un equipo de expertos científicos para asesorar en las regiones de Renania-Palatinado y Renania del Norte-Westfalia. El grupo dedicó el primer año a pactar unas recomendaciones entre la ciencia, la política y la gestión administrativa. Uno de los proyectos que ha asesorado este grupo ha sido la proyección de dos grandes cuencas de retención en la parte alta de la ciudad de Stolberg.
Es una de las lecciones compartidas: los ríos necesitan más espacio. Por eso, se recomienda que, en lugar de casas, zonas industriales o comerciales, cerca de los ríos se sitúen parques o espacios deportivos, que pueden servir como zonas inundables sin causar mayores daños.
"Aunque algunas ciudades alemanas han empezado a hacer cambios, aún queda mucho trabajo por hacer", sostiene la eurodiputada ecologista. "En ciudades como Berlín y Hamburgo se han hecho esfuerzos por introducir infraestructuras verdes, como jardines de lluvia y sistemas de retención de inundaciones, para ayudar a absorber el exceso de agua. Sin embargo, estos cambios no se están produciendo con la suficiente rapidez, y es necesario que más ciudades sigan su ejemplo. En cuanto a la política nacional, es necesario centrarse en la protección climática de las zonas urbanas. Los Verdes llevamos mucho tiempo abogando por un mayor énfasis en la planificación urbana sostenible y resistente al clima a escala europea. Hemos trabajado para garantizar que la Ley de Adaptación Climática de la UE tenga en cuenta la resiliencia urbana, ya que es vital para proteger a las comunidades de futuros fenómenos meteorológicos extremos. La UE debe garantizar y apoyar que las ciudades integren soluciones ecológicas", añade.

La eurodiputada de Renania y líder de los Verdes, Terry Reintke, en Estrasburgo. / EFE
Aunque casi todas las viviendas junto a los ríos se podrían reconstruir, hay algunas salvedades normativas, como evitar habitaciones en las plantas bajas. El 29 de octubre, en Valencia, las plantas bajas, garajes y sótanos se convirtieron en trampas mortales.
En clave de ordenación, Jorg Birkmann, experto en territorio, miembro del grupo de expertos sobre el cambio climático (IPCC) y asesor en la reconstrucción en el Valle del Ahr, recomienda el soterramiento de instalaciones que ayude a evitar cortes de energía o telecomunicaciones. También apunta a la importancia de alejar las casas de estos ríos, especialmente infraestructuras criticas, como colegios u hospitales, que recomienda reubicar. Asimismo, insiste en la importancia de reconstruir los puentes con nuevas pautas, para evitar que bloqueen flujos de agua y acumulaciones de materiales que elevan el nivel del agua.
Tras las inundaciones, länders como Renania-Palatinado repararon en que había distritos donde el 70% de las familias ignoraban que vivían en zona inundable. El grupo Kahr recomienda la señalización en el territorio para mantener la concienciación sobre los riesgos.
Recuperación de las sirenas
El 23 de febrero de 2023, como consecuencia de aquella catástrofe, la oficina Federal de Protección Civil inauguró el sistema 'Cell Broadcast' de alertas a los móviles en caso de desastre. Precisamente, esa tecnología ya existía en España (Es Alert), aunque la dilación en enviar la estridente señal se ha convertido en uno de los puntos oscuros de la crisis.
En paralelo, Alemania también está reconstruyendo su red de sirenas histórica, como complemento ante posibles fallos de cobertura. "No basta con emitir alertas", contrapone la eurodiputada alemana. "Estas alertas tienen que llegar a todo el mundo, especialmente a las comunidades vulnerables de las zonas rurales o a las que no tienen acceso a Internet. Es necesario invertir más para garantizar que la información llegue a todos a tiempo. Además, la educación pública en materia de preparación ante catástrofes es crucial. La gente debe saber cómo responder cuando se emite una alerta, y las autoridades locales deben estar equipadas para ayudarles con prontitud".
Entre las recomendaciones del grupo Khar aparece también la de aprovechar todo el potencial científico de los nuevos métodos de modelización de inundaciones. A nivel regional también tomaron nota sobre el peligro de los ríos pequeños, de crecidas repentinas. Un año después de la tragedia, el gobierno de Renania del Norte-Westfalia puso en marcha una prueba para prevenir inundaciones en esos cauces.
No basta con los sistemas de alerta de los grandes ríos (una lección también aprendida en Valencia). También se han identificado nuevas ubicaciones para medidores de advertencia de inundaciones. Y se ha ampliado en una treintena de personas la plantilla en la Oficina de Medio Ambiente (Lanuv) para tener más músculo en la previsión de inundaciones, tras los fallos detectados en las cadenas de advertencia.
Cogobernanza entre Berín y los 'länder'
Más ciencia y también más coordinación ante los puntos ciegos que puede dejar una emergencia en un estado descentralizado como el alemán (y el español). En junio de 2022, como reacción a la catástrofe, el Gobierno alemán y los estados federados (responsables de la protección en casos de catástrofes) pactaron crear el Centro Conjunto de Competencia para la Protección Civil (GeKoB), un instrumento de cogobernanza, con el objetivo declarado de “fortalecer la cooperación coordinada de todos los socios en el ámbito de la protección civil como plataforma de cooperación permanentemente establecida”.
"Las inundaciones de 2021 dejaron al descubierto lagunas en la coordinación entre el nivel federal y el regional", reconoce Terry Reintke. "Hubo retrasos en la asignación de recursos y, en ocasiones, la falta de claridad en las responsabilidades dificultó una respuesta eficaz. Es necesario un sistema de gestión de crisis más unificado que respete la autonomía de los gobiernos regionales, pero que también garantice que reciben un mayor apoyo del gobierno central. Abogamos por un enfoque más coordinado en todos los niveles de gobierno, con líneas claras de comunicación y responsabilidad", concluye.
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