Educación en Catalunya

El alumnado catalán con necesidades especiales en la escuela ordinaria crece el 60% solo en seis años

Los escolares que tienen diagnosticada alguna necesidad física, psíquica o cognitiva han pasado de 23.857 en el curso 2017-2018 a 38.027 en el 2023-2024

La mitad de este colectivo abandona los estudios tras la ESO

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Concentración en defensa de la escuela inclusiva en enero del 2023 frente a la escuela Fructuós Gelabert de Barcelona.

Concentración en defensa de la escuela inclusiva en enero del 2023 frente a la escuela Fructuós Gelabert de Barcelona. / JORDI OTIX

Helena López

Helena López

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El alumnado con necesidades educativas especiales matriculado en la escuela ordinaria ha pasado de 23.857 en el curso 2017-2018 a 38.027 en el 2023-2024, un incremento del 60%, según las cifras recogidas en el informe 'L'educació inclusiva a Catalunya' elaborado por la Sindicatura de Greuges en el marco del Pacte contra la segregació escolar, presentado este lunes por la Síndica, Esther Giménez-Salinas. Un estudio que señala que actualmente un 86,4% del alumnado con necesidades está escolarizado en la escuela ordinaria –algo por lo que se ha felicitado, subrayando que es "el camino a seguir"–, pero que no ha hecho disminuir la matrícula en las escuelas de educación especial, que incluso ha aumentado un 20,3% (el curso 2023-2024 había 8.226 alumnos en estos centros).

Giménez-Salinas subraya que este hecho se debe, en gran parte, a las escasas oportunidades que la escuela ordinaria brinda al alumnado con necesidades educativas en la etapa postobligatoria. No encuentran alternativas y se matriculan en la escuela de educación especial. Los datos son claros: mientras que en la ESO el 3,7% de alumnos tienen necesidades educativas, en el bachillerato solo existe un 0,7%. Según estima el equipo de la Síndica, la mitad del alumnado con necesidades educativas no sigue estudiando tras la ESO. En ese sentido, una de las 260 medidas recogidas en el Pla de Govern 2024-2027 pasa por revisar el decreto 150/2017 de la educación inclusiva "para extender la aplicación al primer ciclo de educación infantil, al bachillerato y a los ciclos formativos".

Acompañamiento

Una de las ideas en las que más ha insistido la Síndica es en la necesidad de un "cambio de cultura". "Hay que hacer un acompañamiento muy importante a las familias para que vean que están suficientemente bien atendidas en los centros ordinarios; si no, sentirán que sus hijos están mejor en la escuela especial", incide Giménez-Salinas, quien apunta también a que, pese a que se han doblado los recursos a la escuela inclusiva, estos siguen siendo insuficientes.

El informe destaca la falta de oportunidades para el acceso a las extraescolares, tanto por la falta de monitores como por el diseño de las propias actividades

Un ejemplo de las carencias son las dificultades para participar en salidas, colonias y viajes de fin de curso. "Falta un desarrollo normativo para las extraescolares, personal educador suficientemente formado y una adaptación de las actividades", enumera el estudio, que apunta también a una falta de política sólida para garantizar la provisión de personal para los monitores de apoyo. La convocatoria para estas contrataciones se ha doblado, de 300.000 a 600.000 euros, pero igualmente no se llega. Con ese dinero, calculan en la Sindicatura, se cubren 1.500 niños y hablamos de más de 38.000.

Volviendo al horario lectivo, otra de las demandas de la Síndica es "mayor presencia de los profesionales de los EAP en las aulas –"estar más en los colegios y menos en los despachos"– y "apostar por un Diseño Universal del Aprendizaje (DUA) [un modelo educativo que tiene en cuenta la diversidad del alumnado y cuyo objetivo es lograr una inclusión efectiva], que todavía está muy lejos de ser algo generalizado".

Giménez-Salinas ha reiterado que la escuela inclusiva no va solo de poner a más monitores de apoyo para que los niños con necesidades educativas especiales (hoy por hoy el 3,9% del total) no entorpezcan al resto, sino fomentar las codocencias para que todo el alumnado forme parte de una misma clase, cada uno a su ritmo.

Financiación en función de la complejidad

Por último, la Síndica ha alertado de la concentración de alumnado con necesidades educativas especiales en los centros más complejos, "ya acostumbrados a adaptarse a situaciones", y ha apuntado a la necesidad de cambiar las financiación de los centros para que los centros reciban dinero en función de su complejidad, algo que está también recogido en el pacto contra la segregación y en el Pla de Govern.

En concreto, el Pla de Govern habla de "acordar un modelo de financiación equitativo de los centros educativos en función de sus necesidades o complejidad, para fortalecer la igualdad de oportunidades y la equiparación progresiva entre centros del sistema de educación de Catalunya".