Seguridad vial en Catalunya

Objetivos de Trànsit para 2025: contener la AP-7, controlar a los conductores mayores y atajar el exceso de velocidad

La caza de los 'fitipaldi' centrará un año en el que debe consolidarse la reducción de la mortalidad para poder llegar a 2030 con el 50% menos de fallecidos que en 2019

Un total de 136 personas murieron en las carreteras catalanas el año pasado, un 11% menos que en 2023

El índice de peligrosidad de las carreteras catalanas aumenta por primera vez en 11 años: la Arrabassada, la vía más peligrosa

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Los camiones están implicados en el 40% de los accidentes con víctimas en la AP-7

Camiones y coches circulan por la AP-7, a la altura de Hostalric

Camiones y coches circulan por la AP-7, a la altura de Hostalric / RICARD CUGAT

Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

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Entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2024 murieron en las carreteras catalanas 136 personas. Con el obligado recordatorio de que cada víctima conlleva una tragedia irreparable, la cifra total de fallecidos está lejos de los registros de los años anteriores: un 11% menos que el año pasado y un 23% por debajo del dato de 2019. Es decir, la tendencia es positiva, y no parece descabellado que se cumpla en cinco años el objetivo de reducir en un 50% los muertos del ejercicio anterior a la pandemia. En 2030 deberían ser un máximo de 87 los fallecidos, 49 menos que en 2024.

Trànsit estima que el 20% de conductores circulan superando el límite de velocidad

Con todo, el Servei Català de Trànsit, de la mano de los Mossos d'Esquadra, inicia una nueva carrera de 365 días en los que el objetivo se mantiene intacto: reducir la siniestralidad y el número de víctimas, meta que requiere de una renovación de la estrategia. El detalle llegará en rueda de prensa la semana que viene, pero el balance en carretera de los 12 meses anteriores, y la estela precedente, permite adivinar cierta orientación, como el control de la contención en la AP-7, la accidentalidad de las personas mayores o la vulnerabilidad de las motos. Con un tema de fondo como gran protagonista: el exceso de velocidad, ya que se calcula que el 20% de los conductores circulan superando el límite.

Accidente en el Nus de la Trinitat

Accidente en el nudo de la Trinitat de Barcelona / BOMBERS

La autopista del Mediterráneo cerró 2024 con seis víctimas mortales, una cifra que puesta en perspectiva es un dato esperanzador: 15 muertos en 2023, 24 en 2022 y 15 víctimas mortales en 2019. El fin de los peajes en esta arteria derivó conductores hacia la AP-7, muchos de los cuales no estaban acostumbrados a circular por una vía con tan alta densidad. Esa falta de pericia generó dos fenómenos: atropellos de gente que incomprensiblemente salía del coche como si estuvieran en una comarcal y choques por detrás a consecuencia de los cambios bruscos de velocidad causados por las repentinas retenciones. Solo en 2022 se registraron nueve atropellos mortales en esta vía.

Lo de siempre, y más

La contención en esta arteria será sin duda una de las principales misiones del Servei Català de Trànsit. En los últimos dos años, rara ha sido la comparecencia de su director, Ramon Lamiel, que no incluyera alguna mención a la AP-7. Se seguirá apostando por los carriles adicionales en los días de mayor demanda y por la velocidad variable en los tramos más peligrosos, amén de los radares móviles (esa caja naranja ante la que uno siempre se queda con la duda de si hay algo dentro).

Trànsit reforzará la información para que los conductores puedan eludir la AP-7 en caso de incidencias y aumentará los radares

Para este 2025 se prevé un mayor esfuerzo en cuanto a la información, de manera que los conductores puedan planificar mejor y buscar alternativas para eludir la AP-7 en los momentos de más colapso, y también crecerá el número de carros-radar, pequeños remolques con cámaras que se instalan durante un periodo determinado en lugares donde se ha detectado un problema de seguridad vial. Trànsit ya tiene avistados 150 puntos de la red interurbana susceptibles de albergar este invento.

Macrocontrol de camiones en la AP-7, a la altura de Martorell, el pasado septiembre

Macrocontrol de camiones en la AP-7, a la altura de Martorell, el pasado septiembre / Elisenda Pons

No menos intensivo será el control de los camiones que circulan por la autopista del Mediterráneo. La presencia de vehículos pesados creció un 80% tras la caída de los peajes, un dato que no marida bien con un 40% de incremento de turismos. Como resultado, los camiones, según advirtió Trànsit en julio de 2024, están implicados en el 40% de los siniestros que se producen en la AP-7. Más macrocontroles de los Mossos deberían ayudar, pero el SCT reclama también más y mejor formación para los camioneros que vienen de fuera de la Unión Europea y un rejuvenecimiento de la flota.

Los vulnerables

Los motoristas seguirán siendo uno de los focos principales en los próximos 12 meses, tanto a nivel urbano como interurbano. En 2024 supusieron el 34,6% de las víctimas mortales a pesar de que representan un porcentaje muy bajo de la movilidad. Al margen de los controles de velocidad, una posible medida sería impulsar de una vez por todas la señalización en la calzada para marcar la trazada correcta de las motos.

Las víctimas mortales de entre 65 y 74 años pasaron de 9 en 2023 a 17 el año pasado

Se empezó a usar en Austria en 2019: unos círculos en el suelo que los vehículos de dos ruedas deben evitar para asegurarse una conducción segura. Les funcionó: los siniestros cayeron un 80%. Catalunya lo probó en 2020 en el pantano de Foix, en la carretera BV-2115, pero la cosa no pasó de la anécdota.

Más opciones para atajar la siniestralidad de las motos serían reducir a cero la tasa de alcohol y replantear el carnet B+3, el que permite llevar una moto de hasta 125cc, sin experiencia alguna, si se acreditan tres años de carnet de coche.

Imagen de un motorista parado por los Mossos

Un motorista parado por los Mossos en una vía catalana / Mossos

A la vista de los datos de 2024, hay otro colectivo para el que Trànsit ya debe estar trabajando: las víctimas mortales de entre 65 y 74 años crecieron un 89% respecto al ejercicio anterior. Fueron 17 fallecidos por nueve en 2023. Campañas informativas y de sensibilización, pero también más rigidez a la hora de renovar los carnets de conducir podrían ser posibles vías para atajar este tremendo tachón en cuanto a seguridad vial.

Otro valor que rompe con la mejora general es el de heridos graves (personas hospitalizadas durante un mínimo de 24 horas). En 2024 fueron 803, un aumento del 11,5% respecto a 2023. No hay duda de que existe un incremento que seguro que merecerá una reflexión por parte de Trànsit y Mossos, puesto que un siniestro puede derivar en consecuencias a muy largo plazo, con el efecto psicológico, emocional, familiar, laboral, económico y social que ello conlleva. Sería quizás una buena ocasión para aplicar baremos distintos, más allá del tiempo de ingreso en un centro médico. Más en función del tipo de heridas y secuelas para, de verdad, poder categorizar bien a las víctimas de tráfico.

Todos los detalles, incluida la siniestralidad en suelo urbano, se harán públicos el lunes en la sede del Departament de Territori, donde también tiene su cuartel general el Servei Català de Trànsit. En el horizonte, el objetivo de que en 2030 se registren la mitad de víctimas mortales en carretera que en 2019. No deberían ser más de 87. Y más allá, la meta final de 2050, cuando se pretende llegar a los cero fallecidos. Mucho camino por delante. Pero sin correr.

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