Dos años de cárcel para un estafador de Tinder que engañó a una viuda catalana de 72 años

El tribunal acredita que el hombre estafó al menos 12.800 euros, aunque la familia apunta a casi 30.000

Es uno de los pocos casos en que un ciberestafador sentimental se sienta en el banquillo, ya que suelen burlar la ley actuando desde otros países

Otro estafador sentimental arruina a una viuda de Barcelona con el timo del 'falso militar'

Algunos de los mensajes del estafador, que también hacía servir imágenes falsas.

Algunos de los mensajes del estafador, que también hacía servir imágenes falsas. / GUILLEM SÁNCHEZ

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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La Audiencia de Barcelona ha condenado a dos años de cárcel a Osasere James Satman, un ciudadano nigeriano residente en Catalunya, por estafar a una mujer de 72 años. Los hechos transcurrieron en 2021, cuando la víctima conoció a un hombre que se hacía llamar Richard Morgan a través de Tinder. Pero Morgan no existía. Bajo ese perfil se encontraba James, quien enamoró a la denunciante, que acababa de quedarse viuda, y le hizo creer que necesitaba dinero para poder reunirse con ella en Barcelona. La sentencia considera probado que así le sacó a la mujer al menos 12.800 euros. La familia de la víctima afirma que fueron casi 30.000 euros. 

El juicio contra James se celebró a finales de 2024 y la sentencia se dictó el pasado 29 de noviembre. Esta es una de las pocas ocasiones en las que la justicia española logra echar el lazo a un ciberestafador sentimental. Este tipo de delincuentes, que seducen telemáticamente a sus víctimas gracias a las aplicaciones de citas, casi siempre burlan la ley porque actúan desde otros países. 

Pero James reside en España. Los Mossos d’Esquadra lo han localizado en Madrid siguiendo el rastro del dinero que la víctima ingresó en dos cuentas corrientes a nombre de James. La investigación no ha podido acreditar que James sea también el único estafador que actuaba bajo el perfil de Richard Morgan, aunque ha considerado que debe ser condenado porque es “autor, coautor o cooperador necesario” de la estafa a la denunciante dado que se ha lucrado del engaño. Además, subraya la sentencia, durante el juicio no ha sido capaz de aclarar el origen del dinero. 

Richard Morgan

La víctima que ha logrado la condena contra James es una mujer viuda que, en 2021, tenía 72 años. Su hijo le abrió un perfil de Tinder para que conociera a alguien que le hiciera compañía. Pero acabó cayendo en la red de James, que se escondía tras la identidad inventada de un tal Richard Morgan. Morgan se presentaba como un ciudadano de origen catalán que se había mudado de pequeño a Estados Unidos y que actualmente tenía 62 años. A la víctima le contó que era un ingeniero naval que seguía en activo y que también había enviudado de una forma traumática: su mujer había fallecido en un accidente en el que también murieron sus hijos. En 2021, aseguraba, vivía a bordo de un buque que viajaba por todo el mundo.

Falso militar

El engaño conocido como el 'falso militar' es una evolución facilitada por las aplicaciones de citas del viejo timo de las 'cartas nigerianas' o 'estafa nigeriana'. Esta última consistía en hacer creer a la víctima que alguien poseía una fortuna en ese país africano pero que, para acceder a esa suma de dinero, necesitaba disponer urgentemente de efectivo para pagar unas tasas. La víctima ofrecía ese dinero a cambio de recuperarlo enseguida y quedarse con un porcentaje de la fortuna al haber sido decisiva para desenredar la situación. La realidad, sin embargo, era que, en cuanto avanzaba el dinero en efectivo para pagar las supuestas tasas, descubría que había sido un montaje. 

La estrategia del 'falso militar' se basa en la misma estrategia. A través de este timo lo que hacen los estafadores, básicamente, es contactar a través de aplicaciones de citas con las víctimas. Se hacen pasar por militares que se encuentran en países en guerra o por médicos que participan en misiones humanitarias. Engatusan a la víctima enamorándola y explicándole que desean reunirse con ella para vivir el romance y añaden que, para que eso sea posible, necesitan que avancen algo de dinero.

"Ves mirando casas"

Morgan, según la denunciante, le hizo creer que se había enamorado de ella a distancia y, aprovechándose del vínculo de máxima confianza que había simulado, comenzó a pedir dinero. Morgan le contó a la viuda catalana que tenía un maletín lleno de billetes en efectivo con el que pretendía acudir a Barcelona, reunirse con ella y comprar una residencia para los dos. "Ve mirando casas", le decía. 

Pero el buque de Morgan nunca llegaba. A su paso por Japón, para poder desembarcar, Morgan le dijo a Dolores que le exigían abonar unas tasas para poder bajar del barco portando el maletín, del que mandaba fotografías. La víctima hizo una primera transferencia de unos 3.000 euros. A los pocos días, un 'problema' similar surgió de nuevo en otro puerto. O le mandaba más dinero o Morgan se quedaría encerrado en alguna aduana y la mujer perdería los primeros 3.000 euros. Así comenzó un círculo vicioso del que no supo salir. Porque Morgan no paró de meterse en líos –sufrió retenciones, encierros, golpes– de los que solo podía rescatarlo la denunciante mandando más dinero.  

Amenazas

Si la viuda se negaba a enviar dinero, el estafador apretaba: le decía que corría un peligro de muerte. Y si ella lograba resistirse, o incluso decirle que era un estafador, Morgan reaccionaba agresivamente: desaparecía el seductor de los primeros días, el caballero que mandaba por whatsapp poemas y canciones románticas cada mañana dejó paso a alguien oscuro que afirmaba conocer dónde residía y que prometía mandar un sicario que iría a por ella y a por su hijo. 

A finales de 2021, la mujer aceptó rendirse, le explicó a su hijo lo que estaba ocurriendo y los dos acudieron a una comisaría de los Mossos d’Esquadra a denunciarlo. 

Los 28.000 euros que la viuda asegura haber perdido en esa estafa eran ahorros amasados con esfuerzo doblando turnos en una panadería o limpiando casas. La mujer había sido enfermera en Colombia pero en España tuvo que aceptar otros trabajos, sobre todo cuando enviudó y tuvo que mantener a su hijo. Morgan se quedó con ese dinero y ahora la justicia española ha ordenado que le devuelva 12.800 euros.

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