Gestión del agua

La tendencia cambia y los embalses empiezan a perder reservas en Catalunya

Las cuencas internas superan el 33% de su capacidad, un dato similar al de finales de 2022, cuando apenas empezaba la gran sequía del siglo en Catalunya

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Aspecto del embalse de Siurana, en Cornudella de Montsant (Priorat), el pasado 10 de octubre.

Aspecto del embalse de Siurana, en Cornudella de Montsant (Priorat), el pasado 10 de octubre. / ZOWY VOETEN

Guillem Costa

Guillem Costa

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La preocupación por la situación de los embalses disminuyó tras las lluvias de otoño. Pero diciembre, como ya se preveía, ha sido un mes seco que deja los pantanos catalanes en un escenario de leve descenso sostenido. El 2025 empieza con las cuencas internas por debajo del 34%, en concreto, al 33,5% de su capacidad. Este dato es positivo si se compara con el año anterior. En 2023, la cantidad de agua almacenada apenas superaba el 16% y Catalunya se dirigía irremediablemente hacia la llamada 'fase de emergencia', que obligó a activar restricciones severas en el uso del agua. A día de hoy, los embalses doblan este dramático 16% de 365 días atrás.

La tendencia con la que empezamos el año es similar a la de 2022, cuando empezaba la que sería la peor sequía del siglo en Catalunya. En aquella ocasión, después de un diciembre sin lluvias, como este, vinieron un enero y febrero también especialmente secos. En marzo, ya se había decretado la 'fase de excepcionalidad', el semáforo ámbar previo a la 'emergencia'. Y luego, la primavera también fue menos húmeda de lo habitual, lo que torció aún más las cosas. Si en 2025 se encadenaran unos registros parecidos a los de 2023, la sequía se intensificaría de nuevo en Catalunya.

En alerta

En estos momentos, en la mayoría de comarcas (incluido el sistema Ter Llobregat, que abastece a la provincia de Barcelona y la ciudad de Girona) se encuentran en fase de 'prealerta' o 'alerta'. No obstante, durante las últimas semanas, el Govern ha insistido en la idea de que la escasez hídrica no ha remitido. El Ejecutivo liderado por Salvador Illa ha anunciado varias medidas para disponer de más oferta de agua y depender menos de las lluvias. Pero la consellera de Territori, Habitatge i Transició Ecològica, Sílvia Paneque, ha advertido en repetidas veces de que el panorama se puede complicar en cualquier momento.

En el río Ter, el pantano de Sau supera el 15% y el de Susqueda el 35%. Estos dos embalses funcionan como un engranaje único, ya que están ubicados en el cauce del río de forma consecutiva y a menudo se traslada agua de Sau hacia Susqueda cuando la calidad es óptima, para facilitar la gestión del recurso. Dos de los principales pantanos del Llobregat han experimentado un ligero declive respecto a las últimas semanas: la Llosa del Cavall rebasa el 35% y la Baells, el 59%.

En el Alt Empordà, 16 municipios arrancan el año con la 'emergencia' declarada. El embalse Darnius Boadella, que abastece a estas localidades, entre las que se incluye Figueres, está al 17,7% de su volumen total.

En el sur de Catalunya, en cambio, donde la situación también fue límite, las cosas han mejorado ligeramente. En el Priorat se han podido retirar algunas de las restricciones y el pantano de Siurana alcanza el 9%. Parte del agua de este embalse, en un acuerdo que indigna a algunos sectores (agrícolas y ecologistas) de la comarca, se traslada hasta Riudecanyes, que ya supera el 20%. Estos dos pantanos estuvieron varios meses alrededor del 2%.

En las cuencas catalanas del Ebro, ya hace meses que la sequía no preocupa. Los embalses que reciben agua de los ríos pirenaicos están en una situación razonablemente buena y garantizan las campañas de riego en las comarcas en las que se concentra la actividad agrícola en Catalunya.

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