Educación en Catalunya
Más tió y menos belén: la escuela catalana debate cómo celebrar la Navidad en aulas cada vez más diversas
La histórica discusión sobre el papel de la religión en la escuela laica cobra un nuevo sentido en centros en los que uno de cada cuatro alumnos son de origen migrante
Los colegios apuestan por potenciar elementos menos connotados como el tió para enseñar y transmitir las tradiciones catalanas
¿Cómo se celebra la Navidad en las escuelas de Europa? De prohibir los elementos religiosos a multar las "fiestas de invierno"
El 28% de la población catalana ya es de origen extranjero: radiografía de la Catalunya de los 8 millones de habitantes
Helena López
Helena LópezRedactora
Que en los claustros surjan preguntas que hagan replantear cómo hacer frente a realidades cambiantes debería ser leído como síntoma de buena salud; de un profesorado vivo y atento; así que el punto de partida es esperanzador. Cómo celebrar la Navidad en la escuela pública, laica, es una de las cuestiones que sobrevuelan las salas de profesores año tras año, con más o menos fuerza en función de la sensibilidad del profesorado. ¿Dónde dibujamos la frontera entre qué es cultura y qué religión? ¿Hasta dónde podemos ‘culturalizar’ la Navidad? ¿Cómo podemos usar la trasmisión de las tradiciones catalanas como elementos de acogida? Preguntas que no son nuevas, pero que en el contexto actual, en el que uno de cada cuatro alumnos tiene sus raíces fuera de Catalunya, cobran especial sentido.
Hay colegios que, a propuesta del claustro, han rebautizado el concierto de Navidad para llamarlo 'concierto de invierno'
A ojos de Mar Hurtado, presidenta de la Associació de Mestres Rosa Sensat, "lo más importante es ese trabajo de reflexión del claustro, en el que cada escuela decida qué es lo mejor para su comunidad". "La diversidad de culturas que acoge la escuela necesita ser visibilizada si queremos crear y consolidar vínculos con todas las familias; pero, a la vez, la cultura que acoge a estas otras es la catalana, y es la que debemos enseñar a todos los niños; porque la escuela es espacio de acogida y en ella se debe trabajar para que la cultura catalana sea patrimonio de todos los niños, hayan nacido donde hayan nacido", relata Hurtado, subrayando que habla "de cultura, no de religión". "En Navidad, nuestra tradición más popular es el tió", reivindica.
Tras consultar con varias escuelas de composiciones socioculturales diferentes, hay una primera conclusión clara: el tió es sin duda el "elemento cohesionador" de la Navidad en la escuela catalana; el que permite trabajar la tradición de forma más cómoda para todos.
La segunda, en la que existe el mismo consenso, es que estos debates los plantean, la mayoría de veces, los propios claustros, no las familias. "Llevo años haciendo acompañamiento en escuelas y no me he encontrado jamás a familias de otras religiones que pidan que no se celebre la Navidad en la escuela, nunca; lo que sí he visto son familias 'de aquí' que no quieren por el carácter religioso de la celebración", señala Clara Fons, socióloga y directora de la Lalè, proyecto de asesoramiento sobre diversidad cultural y religiosa en la escuela.
"No me he encontrado jamás a familias de otras religiones que pidan que no se celebre la Navidad en la escuela, nunca"
"Si lo hablamos, todo es mucho más fácil, los problemas surgen cuando los temas se abordan desde la desinformación y el prejuicio", prosigue la socióloga, quien concluye que la Navidad, al final, tiene que servir para hacer vínculo con la comunidad. "Si eres una escuela con mucho alumnado musulmán, quizá es mejor no elegir una canción que diga que 'Jesús es el hijo de Dios'. Hay que ajustarse a la realidad del colegio y, sobre todo, ir al simbolismo", subraya Fons, quien recuerda que durante milenios las fiestas han servido para parar el ritmo de la vida cotidiana, romper con la rutina y establecer vínculos.
"La Navidad está vinculada al solsticio de invierno; somos sociedades simbólicas, y también celebramos el momento en el que la luz empieza a vencer a la oscuridad y los días vuelven a hacerse más largos", expone la socióloga. Ya lo dice el refrán: "Per Nadal, un pas de pardal; per sant Esteve, un pas de llebre".
En ese sentido, muchas escuelas han rebautizado la "decoración de Navidad" por "decoración de invierno". Sin cambiar nada, esta consiste en seguir llenando los pasillos de mulliditos muñecos de nieve de algodón. Y lo mismo con el concierto de Navidad, en el que los niños se ponen sus mejores galas y cantan villancicos: para muchas escuelas, esta celebración ha pasado a llamarse "concierto de invierno". "El motivo es incluir a todo el mundo, independientemente de su religión", explica la directora de una escuela pública que hizo el cambio, a petición del claustro, hace cuatro años. En esta escuela, por ejemplo, el alumnado que cursa la optativa de Religión católica –la única confesión que se imparte en el centro– hace un pesebre viviente en el patio y el resto –los de Ética– van a ver el trabajo de sus compañeros "como tradición".
El pesebre como excusa
El belén es seguramente el elemento que genera más dudas, donde es más difícil trazar esa línea entre la tradición y la religión y donde hay menos consenso, aunque algunas docentes laicas lo defienden como "una excusa para debatir, a partir de esa representación, como es esa realidad; como era entonces y cómo es ahora, incluso para hablar de Palestina" y subrayan que hacer el Belén es "una manifestación cultural supercreativa".
La cuestión está viva. Que los claustros se hagan preguntas no quiere decir que encuentren siempre respuestas, ni que estas sean acertadas ni que tampoco sean las mismas en cada escuela. "Tenemos que ser cuidadosos porque no es que se imponga nada, pero tampoco damos alternativa, por tanto, un poco sí lo estamos imponiendo si lo trabajamos en clase como única opción. Cuando en música preparamos el concierto de invierno, somos las maestras las que elegimos los villancicos y los niños cantan lo que les enseñamos", reflexiona una docente de otra escuela, en la que apuestan por cantar canciones navideñas, pero menos connotadas religiosamente: de 'la cançó del Trineu' al himno infantil de 'Les Tres Bessones' o 'joguines, com m'agraden les joguines'.
Desde el otro extremo de Barcelona, otro docente pone sobre la mesa que "el problema de los claustros es que muchas veces debatimos entre nosotros sin contar con la comunidad; no sabemos si realmente puede ofender o incomodar estar cantando un villancico, aunque no sea tu religión".
"El problema de los claustros es que muchas veces debatimos entre nosotros sin contar con la comunidad"
"Las tradiciones tienen que reflejar lo que es nuestra sociedad, y la Catalunya de 2024 no es la que era, y eso lo veo como una riqueza; pero sí me doy cuenta de que me es muy fácil conservar, defender y sumar a gente de otros orígenes a tradiciones que no tienen una base religiosa tan clara. Mucho mas fácil Sant Jordi, el Carnaval o la Castanyada que la Navidad", se suma al debate una profesora de otro instituto de máxima complejidad, quien subraya que no es porque hoy en la escuela catalana haya críos con orígenes muy diversos y con otras creencias y religiones, sino porque le incomoda "la parte religiosa en la escuela".
"Hemos de caminar hacia una escuela lo más laica posible, que sea de todos; cuando llega el Ramadán se hace muy presente y lo comentamos y decimos cosas como 'este día íbamos a traer un brownie, pero no, mejor esperemos a que haya acabado y así lo comemos todos', y eso está muy bien; porque implica conocerse, cuidarse y respetarse, pero me pregunto por qué tiene que ser a través de la religión", reflexiona la docente, quien ve como una indiscutible riqueza sumar el críquet a la jornada deportiva de la escuela, pero le chirría todo lo que sea "meter más religión en el colegio".
Más allá de la escuela
Víctor Albert-Blanco, investigador posdoctoral en el ISOR - Investigacions en Sociologia de la Religió de la UAB, apunta que se trata de un debate más amplio, pero que la escuela es un lugar muy sensible, donde cristaliza más, al tratarse de niños. "La frontera entre cultura y religión es construida socialmente, y también es contextual, ¿quién la traza?", plantea el sociólogo, quien señala también que ese proceso de 'culturalización' de la religión se da también en otras religiones. Pone el ejemplo del Islam. "Su principal expresión en los espacios públicos son los ‘iftars’; y los ‘iftars’, hoy, no dejan de ser como una cena de fiesta mayor; se pueden leer en clave cultural", zanja.
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