Proceso judicial
La jueza imputa a un constructor y a un técnico por la muerte de una niña en una piscina en Platja d'Aro
Sofía, de 9 años, no pudo salir ni ser rescatada del fondo debido a la potencia de succión de la rejilla del filtro
Unos padres luchan en los tribunales para aclarar por qué su hija murió atrapada en una piscina en Platja d'Aro
J. G. Albalat
J. G. AlbalatRedactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
El cuerpo de Sofia, de nueve años, quedó atrapado el 31 de marzo de 2023 en el fondo de una piscina privada de un chalet de Platja d'Aro (Baix Empordà). La potencia de succión de la rejilla del filtro impidió que saliera a flote. Murió ahogada. Nadie había dado explicaciones ante la justicia de lo que había sucedido ese día, si algo falló, pero, ahora la jueza de Sant Feliu de Guíxols que investiga el accidente ha citado a declarar como imputado para el 10 de marzo de 2025 al propietario de la empresa que construyó la piscina, Iván. S. A., y a un técnico de mantenimiento, José María B. B., según el auto al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO. También comparecerán dos vecinos rusos de la urbanización donde se encuentra la vivienda.
A los cuatro días de que falleciera la pequeña, de nacionalidad británica y que pasaba unos días con su familia en Platja d'Aro, el juzgado de Sant Feliu de Guíxols que se hizo cargo del asunto archivó el caso. Los padres de Sofía, Julian Geraint Draper y Olga Draper, de nacionalidad británica, no se rindieron. Querían saber qué había pasado. A través de los abogados Albert Carles y Álex Serra, del despacho Martell Abogados, recurrieron el sobreseimiento y este pasado mes de octubre la Audiencia de Girona rectificó esa decisión, ordenando al juzgado de Sant Feliu de Guixols que investigara y aclarara si el constructor de la piscina o el técnico de mantenimiento cometieron una imprudencia y no cumplieron con la normativa a la hora de colocar la rendija.
La Audiencia de Girona sostenía en su resolución que "resulta difícilmente comprensible" la apertura de unas diligencias judiciales y el cierre en una misma resolución, sin la práctica de las diligencias indispensables para el esclarecimiento de los hechos". Agregaba que para decretar el archivo, como así lo hizo el juzgado, "sería necesario, tras la admisión a trámite”, la práctica de las pruebas pertinentes. Precisaba, además, que el sobreseimiento del caso se basaba únicamente en conclusiones policiales, "soslayando" que el informe del Instituto de Certificación Sisswa apuntaba en un dictamen a la existencia de una infracción de la normativa sobre piscinas de uso doméstico, "al no haberse previsto, a pesar de todo, ningún sistema de eliminación del vacío de aspiración en el caso de accidente".
Posible infracción
Los informes incorporados al proceso judicial, según los abogados de los padres de Sofía, coinciden en la infracción de la normativa, pues la velocidad de succión de la tubería de aspiración de la piscina era de 1,5 metros por segundo (aproximadamente), cuando la norma fija el límite de 0,5 metros por segundo. Además, esta regulación establece que si hay solo un sistema de aspiración con una sola rejilla, como es el caso, este debe estar diseñado de tal manera que un usuario no pueda tapar más del 50% de la apertura, que las rejillas han de estar elevadas en forma de cúpula contrariamente a la dirección del flujo y con succión periférica. En la piscina donde falleció la niña no se cumplía ninguno de estos requisitos.
Tanto el constructor como el técnico de mantenimiento tendrán que explicar a la jueza no solo si se instaló la piscina cumpliendo la normativa, sino también si alguien dio instrucciones a la familia Draper en torno a su uso.
La niña pesaba unos 30 kilos y presentaba un hematoma muy marcado a nivel pectoral en forma circular de unos 25 a 30 centímetros de diámetro, según el informe de los Mossos d’Esquadra. Es la lesión que le dejó en el cuerpo la rejilla cuando quedó atrapada por la fuerte potencia de la succión del agua.
Al día siguiente del suceso, la unidad subacuática de los Mossos hizo una prueba para determinar la capacidad de succión que tenía el motor de aspiración del agua del sistema de filtrado. Para ello, taparon con un objeto plano toda la reja y le ataron un globo de aire que, una vez lleno, pesaba 30 kilos, como la niña fallecida. El globo quedó pegado por la fuerza de succión, igual que la niña. Los agentes concluyeron: "La fuerza necesaria que hacía la succión era la suficiente como para inmovilizar a una menor de 9 años, haciendo imposible deshacerse de ella".
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