Entrevista
Jordi Bernabeu: "No hay evidencias de la adicción a internet; ya veremos más adelante"
El psicólogo propone en el libro 'Viure entre pantalles', escrito a cuatro manos con Josep Matalí, ir al fondo del tema y no quedarse en el ruido
Dictamen de los expertos convocados por el Gobierno: evitar pantallas hasta los seis años y móvil sin internet para los adolescentes
Telmo Lazkano, experto en salud digital: "Con 12 años el cerebro de un niño no está preparado para un uso responsable del móvil"

El psicólogo Jordi Bernabeu, coautor de 'Viure entre pantalles'. / Dani Casas
El psicólogo Jordi Bernabeu ejerce desde hace nueve años en la Fundación Althaia de Manresa en el terreno de la salud mental y las adicciones. "Hacemos intervención comunitaria, llevamos a jóvenes de hasta 25 años con problemáticas complejas, somos como una unidad móvil, vamos a los domicilios, les acompañamos si deben ir a un juicio, ...", explica. En compañía de Josep Matalí, del Hospital de San Juan de Dios de Barcelona, han escrito 'Viure entre pantalles' (Rosa dels Vents), para aportar experiencia y perspectiva al fenómeno de las problemáticas generadas entre los jóvenes por el uso de la tecnología digital.
¿El libro quiere poner orden a un fenómeno nuevo?
Pep y yo llevamos veinte años trabajando en el campo de las adiciones y los adolescentes y hemos visto que hay un cambio en las demandas. Hace veinte años era el uso de las drogas; ahora, la preocupación ha vuelto hacia el mundo digital.
¿Se les ha llenado la consulta?
No hay un alud de casos sino de preocupaciones. Hasta ahora, la evidencia científica, lo que reconoce la Organización Mundial de la Salud, es el trastorno por juego de apuestas y el trastorno por videojuegos. Las pantallas nos preocupan por su utilización, pero no todo lo que tiene que ver con ellas es una adicción. El uso excesivo de internet y el teléfono móvil no están reconocidos como adicción por falta de consenso en la comunidad científica. Hoy en día no se ha demostrado causalidad, ya veremos en diez años.
"Los problemas digitales son los usos que se hacen de los contenidos, la afectación en las relaciones y la sobreutilización"
El debate está sobre la mesa.
Los problemas digitales son los usos que se hacen de los contenidos, la afectación en las relaciones y la sobreutilización. Las adicciones van acompañadas de otros problemas de base. Cuando hablamos de alcohol, el tema no es sólo la cantidad, sino cómo afecta a la vida de la persona que bebe. Con las pantallas ocurre lo mismo, no es tanto las horas que se emplean, sino la interferencia que esto provoca en la vida de la persona, el deterioro de las relaciones con la familia, el entorno, uno mismo.
¿La adicción a las drogas sirve de patrón?
No me gusta hacer comparaciones, porque una cosa son las drogas y la otra el mundo virtual. Una droga es una sustancia, pero con las pantallas no puedes evadir el tema, no podemos prohibir la tecnología. No existe la adicción a Instagram, pero es evidente que hay algoritmos que nos enganchan. El uso de las redes pueden indicar que existe un problema, pero no son la causa. Antes de Instagram ya había anorexia, pero cabe preguntarse si Instagram ha hecho aumentar los problemas de la conducta alimentaria o ha amplificado la fragilidad de muchas personas ante tanto cuerpos imposibles.
"El uso de las redes pueden indicar que existe un problema, pero no son la causa"
¿Puede diluirse la personalidad en el mundo virtual?
Si existe 'online' es porque somos offline, si esto se rompe, si toda la vida pasa por la pantalla, tenemos un problema. Pueden ocurrir tres cosas que nos indican que hay un problema: cuando el freno de mano falla, cuando la pantalla es el refugio de un malestar y cuando el tema digital compensa la dificultad de base de personas afectadas por alguna patología. Si yo me separo, estaré unos días mal, entro en internet, estaré dando una mala respuesta a una situación crítica, pero eso no es una enfermedad. Un padre se preocupa porque el hijo fuma porros: hay que atender, por supuesto, pero no es un problema clínico. El malestar debe atenderse siempre, pero si me deja la pareja no tengo que ir al médico, lo que hace falta en este caso es tener la familia, amistades que te apoyen. Hay cosas más trascendentes que otras.
¿El libro quiere dejarlo claro?
Es un intento de respuesta en un momento muy polarizado por un debate que tiene lugar en los institutos: ¿tecnología, sí o no? Teléfonos móviles, ¿sí o no? Debemos entender hasta dónde llega el problema. Aunque eliminies los teléfonos de las escuelas, ¿acabarás con el problema? Quizás resolverás la atención en clase, pero no el problema de base. Nos falta reflexión sobre los usos, qué dispositivos son los más adecuados en cada contexto y cómo debe ser la incorporación digital. Quizás una chica de doce años no debe tener Instagram pero, si tiene, que sea supervisado. Pero si tiene 16 años, ya no puedes utilizar estas estrategias ni el control parental; debe apelarse a la autonomía.
"Una cosa es entrar en TikTok y otra muy diferente a que tu vida pase por TikTok"
La pregunta del millón: ¿a qué edad toca tener teléfono?
Se recomienda que no exista contacto digital hasta los 3 años, y que hasta los 6 o 7 sea esporádico. ¿El teléfono? Un inicio supervisado y una progresiva incorporación. El problema es que no hemos consensuado lo que nos preocupa. Un adulto quiere que su hijo tenga el teléfono para poder controlarlo, pero el adolescente lo quiere para relacionarse y para jugar. Las miradas son distintas.
¿Es un problema creciente?
Hay tres aspectos a tratar: la intensidad en el uso, el deterioro funcional (rendimiento académico bajo, poca higiene, ...) y el deterioro relacional. Hemos observado que existe una preocupación creciente, pero no hay un alud de casos. No es un problema creciente, sino emergente. No hay más problemas de alcohol que hace 25 años, pero una cosa es la percepción y otra los datos. Las pantallas han redimensionado unos problemas que ya estaban allí. Las pantallas no han inventado el acoso, pero permiten realizar apuestas online 24 horas al día, cada día.
En Suecia vuelven al lápiz y la libreta.
Pero el lápiz y la libreta no combaten el acoso. Cada medida depende de lo que quieres combatir. En 2011 realizamos un estudio donde decíamos de regular el acceso a internet y nos dijeron que no se pueden poner puertas al campo. Ahora, de nuevo, vuelve a hablarse de regular. Debemos hacer una reflexión sobre qué significa desconectar. Porque una cosa es entrar en TikTok y otra muy diferente a que tu vida pase por TikTok. El libro reivindica la complejidad, las cosas no son tan fáciles.
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