Test en el Born
El robot 'delivery' de la UPC reparte paquetes en fase de pruebas por Barcelona
El proyecto aspira a sustituir los modelos de reparto tradicionales, que suponen el 20% de tráfico y el 40% de las emisiones contaminantes de la ciudad
¿Cuánto sumaría un impuesto a la aviación, al transporte marítimo y a las grandes fortunas a la lucha climática?

El robot 'repartidor' diseñado por la UPC, en pruebas en Barcelona. / ACN
La Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), el Institut de Robòtica i Informàtica Industrial (IRI), CARNET y Vaivé Logistics han ensayado este martes, y lo harán durante toda la semana, el robot autónomo de distribución de paquetería Ona por las calles del Born en Barcelona. El robot forma parte de un proyecto que, en una época de pedidos online e inmediatez, busca sustituir los modelos de reparto tradicionales por opciones más sostenibles y que no alteren la circulación. En este sentido, según datos del proyecto Botnet, centrado en reducir el impacto medioambiental, el transporte tradicional de mercancías ocasiona el 20% del tráfico y el 40% de las emisiones contaminantes de la ciudad.
La idea es "eliminar todo el transporte de paquetería tradicional, como pueden ser las furgonetas, del centro de la ciudad"
El primer simulacro de reparto de Ona se ha hecho frente al Centre de Cultura y Memoria del Born. El investigador del IRI Àngel Santamaria ha subrayado que el objetivo del proyecto, en el que llevan trabajando desde 2018, es intentar "eliminar todo el transporte de paquetería tradicional, como pueden ser las furgonetas, del centro de la ciudad". Frente a estos vehículos, Ona se presenta como una opción que produce menos polución, menos ruido y más sostenible.
Preparado para el tráfico rodado
La innovación robótica que proponen tendría un uso sencillo para la población: "Las empresas que necesiten recibir un pedido solo tendrian que pedirlo por una aplicación en el móvil. En origen, se carga el paquete dentro del robot y Ona optimiza una ruta hasta su destino", explica Santamaria. "Ona podría entregar paquetes a empresas y negocios en zonas densamente pobladas, incluso estaría preparado para hacer paradas y recoger nuevas comandas", añade el investigador.
"El proyecto tiene futuro. Iremos mejorando la inteligencia del robot para dar respuesta al consumo online de la sociedad"
El robot ya viene preparado para desenvolverse en el tráfico habitual de las calles. Cuenta con una serie de luces en su parte superior y pantallas que informan sobre su estado. Si detecta un obstáculo, se para. En el simulacro, los diseñadores tenían a mano un mando a distancia preventivo, aunque la idea sería que no hiciera falta. En futuros prototipos, de hecho, se espera implementar códigos simples como los de los semáforos - con luz verde, roja o ámbar-.
La idea es que Ona no solo sirva para empresas, sino que también podría estar a disposición de particulares. "Si se quiere pedir comida a domicilio, la caja interior del robot puede calentarse. Estamos intentando definir centros de distribución, que en este simulacro sería el CCBorn, desde donde Ona pueda distribuir los paquetes en 'la última milla’", detalla Santamaria.
El proyecto contempla que Ona pueda hacer de forma autónoma los últimos metros de recorrido del envío de paquetes los pueda hacer el robot de forma autónoma. De hecho, esta 'última milla’ de los envíos tradicionales es la que causa el 20% del tráfico y el 40% de las emisiones contaminantes en Barcelona.
Ver un robot pasearse por las calles no es lo más habitual -al menos a día de hoy-, por lo que los investigadores han buscado "un diseño agradable a la vista, que no cree rechazo en el público". Los primeros repartos de Ona han despertado la curiosidad de los ciudadanos que se han topado con el robot. "La gente se para a hacer fotos cuando lo ve o se quedan observando cómo funciona", detalla Santamaria.
El robot está subvencionado con más de 145.000 euros y forma parte del proyecto Botnet, financiado por la Fundació La Caixa y el Ayuntamiento de Barcelona.
Tras el simulacro, está previsto hacer encuestas a quienes se hayan cruzado con Ona y recabar su opinión. Santamaria se muestra optimista ante la implantación de este nuevo método: "El proyecto tiene futuro. Iremos mejorando la inteligencia del robot para dar respuesta al consumo electrónico de la sociedad y molestar lo mínimo posible a los ciudadanos", asegura.
Este tipo de robots de reparto ya están en marcha en países como Estados Unidos, aunque suelen ir por espacios reducidos al aire libre, como pueden ser los campus universitarios.
"Implantarlo en Barcelona depende de muchos factores, como los modelos de movilidad o de negocio. Ahora estamos pendientes de la DGT, también, para conseguir que el robot se pueda bajar de la acera y circular por las calles. A nivel tecnológico, se puede hacer", asegura el experto.
Visto el nivel de contaminación y de tráfico que generan los métodos convencionales, este proyecto pretende, aunque "no lo veremos por las calles los próximos meses", mejorar la situación de las calles de las ciudades altamente transitadas y donde crece continuamente el mercado de reparto online, en plena ebullición. Según un estudio de Kantar, los españoles han pasado de hacer pedidos muy puntuales a realizar una media de 14 al año.
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