Abusos sexuales a menores

La fundación Vicky Bernadet detecta cuatro casos diarios de violencia sexual infantil: "¿Y como padre qué haces?"

La entidad atiende 1.500 casos nuevos cada año en Catalunya

La mitad de los abusos a niños se cometen en la familia: el padre es el principal agresor

Campaña de la fundación Vicky Bernadet contra la violencia sexual infantil

Campaña de la fundación Vicky Bernadet contra la violencia sexual infantil

Elisenda Colell

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Cada día, cuatro personas acuden a la Fundación Vicky Bernadet porque han sido víctimas de violencia sexual en la infancia. En total son 1.500 casos nuevos al año en Catalunya. Y en el 80% de ellos, los agresores son familiares o personas de su entorno y de su máxima confianza. "Si estás tan convencido de que a tu hijo no le pasará, nunca lo verás. Las familias deben cambiar su mirada sobre esto: dejar de pensar que no les pasará y acostumbrarse a hablar de emociones, porque así desde muy pequeños los niños podrán contar qué les sucede", ha apuntado la presidenta de la fundación y superviviente de abuso sexual infantil Vicky Bernadet.

"Soy yo". Son dos palabras que aún estremecen a las víctimas de violencia sexual infantil y que protagonizan la campaña de la fundación contra la violencia sexual infantil y que se ha presentado este martes, en el marco del día internacional contra esta lacra. "Es alguien cercano a ti, a tu entorno y en quien confías plenamente que llama a tu puerta, te dice 'soy yo' y te hace cosas que no sabes que están mal pero que te revuelven el estómago. Necesitas encajarlo de alguna forma, entender por qué no lo evitaste, por qué no huiste", ha explicado Ester Pujol, superviviente de la violencia sexual a manos de un religioso a la edad de 10 años.

Hace años que Pujol denunció a su agresor a través de una denuncia pública. Se calcula que, como ella, el 20% de los menores sufren violencia sexual durante la infancia. "Si te dicen si haces esto te quiero y, si no, no te quiero, ¿qué es amar? ¿Qué es poseer al otro? Cuando ocurre te quedas sola, te quedas callada. Te dicen que eso es amar, que eres la predilecta", ha compartido la cantante Lídia Pujol, otra superviviente. "Cuando se lo conté a mis hijos, mi hija me preguntó: '¿Y esto pasa mucho?' Dudé si ser sincera y alimentar el miedo, pero finalmente le dije que sí ocurría, aunque que hay más gente buena. Debemos cambiar el miedo por la conciencia", sugiere Ester Pujol, quien ha apuntado que, cuando denunció, una gran parte de su entorno, entre ellos amigos y conocidos, le contaron que a ellos les había sucedido lo mismo.

Las familias, ante los abusos

En el acto de esta mañana han participado cuatro padres y madres, con la intención de concienciar a la sociedad de que el agresor suele está más cerca de lo que imaginamos. "Pienso en mis hijos, en mis sobrinos... quiero protegerlos pero... ¿Cómo? ¿Qué hay que hacer? Quiero hacer lo mejor para ellos pero me abruman estas cifras tan altas", ha terciado Eugenio Fernández, padre de un adolescente. "¿Cómo puedo proteger a mi hijo?, ¿Qué alertas he de tener?", ha comentado Isabel Cisneros, madre de un niño de 7 años, claramente emocionada.

"Cualquier adulto les puede enredar, intento trabajar este tema con mi hija para que, si ocurre alguna cosa, pueda hablar conmigo y yo llegue antes. Aun así, sigo pensando que a mí no me sucederá. ¿Por qué?", ha opinado Mar Rodríguez, madre de una niña de 7 años. "Es sobrecogedor", ha resumido Marta Aznar, madre de un niño de 11 años. "Ya va solo a la piscina, a la escuela... en casa hablamos de todo pero ¿y si le ocurre y no me lo dice? ¿Cómo puedo llegar a saberlo? ¿Hay alguna señal? Me preocupa mucho como madre no estar allí", ha seguido Aznar.

Romper el silencio

Según Bernardet, lo más importante es romper el tabú y el silencio. "Hemos de poder hablar con naturalidad", ha dicho. "Es crucial hablar de ello. Es un tema tabú que parece que no ocurre, es una verdad muy incómoda para la sociedad y este silencio es cómplice para los pederastas. A mí me juzgaron, me preguntaban por qué estaba removiendo la mierda. Les dije, '¡es mi mierda y la remuevo cuando quiero!'". "Yo le hablé de esto a una chica y me dijo que no quería saber del tema, que tenía dos hijos pequeños... es una cosa escandalosa que no se quiere mirar. Y, por no hacerlo, si lo sufre tu hijo no lo entenderás, no sabrás ver qué está pasando", ha explicado Lídia Pujol.

En este sentido, Bernadet ha explicado algunas señales que pueden ser útiles a las familias. "Hay cambios súbitos de la conducta o actitud del niño pueden ser un indicador fiable. Lo importante es estar conectado con la criatura y hablar el mismo lenguaje, porque hablan a su manera". "Hay que evitar las puertas cerradas, los lugares cerrados... necesitamos amplitud, transparencia. Y, sobre todo, hay que preguntar a los niños. Si no quiere ir a casa de un familiar... ¿por qué? Que no nos dé miedo preguntar y hablar con ellos de todo, crear un ambiente donde no se sientan juzgados", ha recomendado Pilar Polo, psicóloga especializada en abuso sexual infantil.