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¿Cuánto cuesta realmente hacer frente a la crisis climática? La cumbre de Bakú se prepara a reabrir el debate de los fondos verdes
Naciones Unidas alerta de la "enorme brecha" entre los fondos movilizados en programas de mitigación y adaptación y las necesidades reales de un mundo cada vez más afectado por desastres naturales
La ONU pide acelerar las medidas contra inundaciones: por cada millón invertido en prevención se ahorran hasta 14 en daños

Panorámica de las instalaciones que acogen la cumbre del clima de Bakú / Aziz Karimov


Valentina Raffio
Valentina RaffioPeriodista.
Los estragos de la crisis climática son cada vez más evidentes y, por suerte, también lo es la necesidad de tomar acciones cuanto antes para frenar su avance. ¿Pero cuánto cuesta realmente hacer frente a esta crisis de alcance global que provoca desde sequías extremas a devastadoras inundaciones como las que hemos visto estos días en Valencia? En vísperas del inicio de la cumbre del clima de Bakú (COP29), cada vez son más las voces que argumentan que el quid de la lucha climática se centra en los fondos movilizados para llevar a cabo distintas acciones. "Desde la instalación de paneles solares hasta las medidas de adaptación para evitar futuras inundaciones catastróficas, todas las medidas necesarias para hacer frente a la crisis climática requieren una inversión importante. Sin estos fondos, es imposible avanzar", argumenta la ambientóloga Anna Pérez i Català, investigadora de l’Institut de Desenvolupament Sostenible i Relacions Internacionals (IDDRI).
Los estudios más exhaustivos realizados hasta la fecha, como el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), apuntan a que hay que actuar en al menos tres líneas. En primer lugar, para frenar el avance de la crisis climática, urge desarrollar programas de mitigación para reducir emisiones y promover una transición acelerada hacia energías sostenibles. En segundo lugar, para paliar los efectos inmediatos de esta crisis, se necesitan programas de adaptación para, por ejemplo, para proteger las zonas del litoral del aumento del nivel del mar y los temporales costeros. Y en tercer lugar, también hacen falta fondos para paliar las pérdidas y daños causados por grandes desastres naturales. Sobre todo en países pobres donde, tras un evento así, resulta casi imposible levantar cabeza.
La comunidad científica pide actuar en al menos tres líneas: mitigación, adaptación y pérdidas y daños
Brecha de financiación
Hay varias estimaciones sobre cuánto costaría promover cada línea de acción. Según apunta un reciente informe de Naciones Unidas, por ejemplo, tan solo los programas de adaptación para hacer frente a la crisis climática costarían entre 187.000 y 359.000 millones de dólares al año. Los registros apuntan a que en 2019 tan solo se habían logrado movilizar unos 19.000 millones para 2025. Ahora, según el último balance, se ha conseguido llegar a los 28.000 millones. Se trata del mayor incremento registrado desde el Acuerdo de París y, aún así, tan solo cubre un 5% de las necesidades estimadas para este tipo de proyectos. Los análisis indican que esta "enorme brecha" irá a más en los próximos años, ya que el avance de la crisis climática amenaza con aumentar exponencialmente estos costes.
Naciones Unidas calcula que los programas de adaptación necesitarían hasta 360.000 millones de dólares anuales, de los cuales se han movilizado apenas un 5%
Lo mismo ocurre con los costes de la transición energética. El Foro Económico Mundial calcula que para llegar al objetivo de cero emisiones netas se necesitarían movilizar entre 100 y 300 billones de dólares entre ahora y 2050. Una parte de estos fondos deberían centrarse en los países desarrollados que han generado la mayor parte de emisiones que han sobrecalentado el planeta y que, aún a día de hoy, siguen destacando como los más contaminantes del globo. Este sería el caso, por ejemplo, de Estados Unidos o Europa. Pero por otra parte, según destacan los análisis, también urge acelerar la transición energética en los países del sur global que todavía tiran de los combustibles fósiles para impulsar su economía. "Los países desarrollados tienen una responsabilidad histórica hacia las zonas del sur global y, justamente por ello, deben pagar para que estas puedan hacer frente a la crisis climática", destaca Pérez i Català.
Quién y cómo debe pagar
Hace más de una década que en reuniones internaciones como las cumbres del clima, los gobiernos empezaron a debatir sobre los fondos para hacer frente a la crisis climática. En 2010, en la cumbre de México (COP16), los países desarrollados acordaron movilizar 100.000 millones para desarrollar proyectos de mitigación y adaptación al cambio climático, sobre todo en el sur global. Esta cifra no se logró hasta el año 2022, más de una década después de lo prometido. Y aun así, tal y como destacan varios informes, sigue estando muy por debajo de las necesidades reales de un mundo envuelto en un escenario de caos climático.
"No hay consenso absoluto sobre cuánto dinero se necesita para hacer frente a la crisis climática, pero sí sabemos que este problema requiere movilizar fondos de forma urgente porque si no actuamos ya irá a más y será cada vez más difícil atajarlo", destaca Bruna Cañada Roca, técnica de justicia financiera de l'Observatori del Deute en la Globalització (ODG).
"Este problema requiere movilizar fondos de forma urgente porque si no actuamos ya irá a más y será cada vez más difícil atajarlo"
Hasta ahora, buena parte del dinero movilizado para la lucha climática se ha quedado, más o menos, en el aire. El año pasado, por ejemplo, los gobiernos prometieron una lluvia de millones para distintos fondos y proyectos relacionados con cuestiones como la transición energética o el freno a la deforestación. Aunque, en la mayoría de casos, no se aclaró ni cómo ni cuándo se movilizarían estos fondos. "Se necesitan fuentes de financiación sólidas, públicas y, sobre todo, transparentes", destaca Cañada Roca, quien también denuncia que buena parte de los fondos para ayudar al sur global ser están repartiendo mediante préstamos o créditos y esto, a la larga, está endeudando aún más estas economías ya de por sí vulnerables.
Más allá de la cifra en sí, también hay debate sobre quién debe poner este dinero. ¿Los países históricamente más contaminantes? ¿Los mayores emisores actuales? ¿Las corporaciones que han alimentado el calentamiento global? En sus últimos discursos, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha planteado pagar parte de la factura del caos climático con los "beneficios extraordinarios" de la industria del petróleo, gas y carbón. En esta misma línea, entidades como Greenpeace también reclaman que sean las corporaciones fósiles quienes paguen por todos los daños ocasionados por la crisis climática en el planeta, ya sean las pérdidas derivadas de una inundación extrema o la desaparición de una isla por el aumento del nivel del mar.
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