Temporal en Catalunya

La DANA golpea (de nuevo) Viladecans: "Es la cuarta vez que se nos inunda este año"

Los vecinos y empresarios del polígono sur del municipio denuncian que cada vez que llueve sufren daños de manera recurrente

El temporal deja hasta 150 litros en Barcelona y decenas de localidades inundadas en toda Catalunya

Última hora de la DANA en Catalunya y Valencia, hoy en directo: inundaciones y lluvias en Barcelona, el Baix Llobregat, Garraf, Vallès, Maresme y Penedès

El testimonio de un taller de Viladecans anegado por la DANA

Ferran Nadeu / Patricio Ortiz

Elisenda Colell

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"¿Dónde están los del ayuntamiento?", grita a pleno pulmón Joaquín Carreño, dueño de un taller mecánico en Viladecans (Baix Llobregat) que este lunes se ha vuelto a inundar tras el paso de la DANA por la comarca. "Es la cuarta vez que nos pasa, no puedo más. Al final pondré una denuncia", se queja el hombre desde el polígono de la calle de la Llobatona. En cuestión de minutos, las calles adyacentes a las rieras que cruzan la localidad han quedado inundadas, llenando de agua bajos y arrastrando vehículos. "El agua nos llegaba por la cintura", lamenta José Hernandez, desde un taller de autobuses metropolitanos.

"No puede ser que cuando llueva nos digan que han puesto bombas para drenar la riera pero siempre terminemos inundados"

Joaquín Carreño

— Dueño de un taller mecánico

A las ocho de la mañana, el polígono sur de Viladecans estaba a tope. Omar Boukraria había entrado a trabajar a las seis de la mañana. Jéssica Baldino, a las siete. "Y de repente ha sonado la alarma de Protección Civil, pero poco podíamos hacer, ya estábamos todos aquí", dice la mujer mientras usa un cubo infantil para sacar agua de su coche. "En cuestión de minutos esto se ha ido llenando de agua, ha sido una barbaridad", sigue contando. En su coche, el agua ha llegado hasta el volante. Cruza los dedos pensando en si podrá encenderlo, para lograr llegar a casa. Los vídeos que han grabado los vecinos desde las ventanas muestran la calle convertida en un río.

Jéssica Baldino, empleada del polígono de Viladecans, vacía el agua acumulada en su coche.

Jéssica Baldino, empleada del polígono de Viladecans, vacía el agua acumulada en su coche. / FERRAN NADEU

Desde el taller de coches, Carreño no dá crédito. El agua llegó a la altura de las rodillas. Su mujer muestra cómo, con las lluvias de principios de diciembre, les volvió a pasar lo mismo. "Esto es un desastre. No puede ser que cuando llueva nos digan que han puesto bombas para drenar la riera y siempre terminemos inundados. Me afecta el negocio porque mira cómo están los coches de los clientes: todos mojados. Y el coste lo tendré que asumir yo", se queja. Explica que varias máquinas, como las de las ruedas, lijadoras, del aire acondicionado o aspiradoras, se han empapado y están inservibles. "Ha sido cuestión de minutos", reitera su mujer.

Miguel Navarro, que regenta una fábrica de cortinas, carga cubos de agua y barro. "No era miedo, más que nada el agobio de ir moviendo cosas para que se estropee lo mínimo posible", cuenta una empleada. "A nosotros seguro que nos ha afectado algunaa caja, algún palé... pero es que estamos acostumbrados, nos pasa siempre que llueve, como mínimo aún no ha salido ninguna rata", apunta Nuria, dueña de un almacén de mobiliario para la hostelería. Tiene varias neveras, armarios y encimeras mojadas. "Habrá que tirarlo", avisa a los empleados.

"Me llegaba el agua hasta la cintura", explica en la misma calle Omar Boukraria, operario que se encarga de arreglar autobuses y vehículos varios del Área Metrpolitana. Junto a una decena de compañeros, no dejan de achicar agua. El garaje tiene una pendiente que parece insalvable. "Cuando hemos visto que en cuestión de minutos esto parecía una piscina, hemos subido todos al piso de arriba".

"Esto es habitual y recurrente, cuando llueve de esta forma el párquing y los trasteros se nos llenan de agua"

Vecinos de la avenida del Siglo XX

"El problema son las oficinas, los ordenadores, está todo perdido", lamenta Hernández, jefe de turno. Pasada la una del mediodía, llega la Policía Local. El abucheo es general. "¿Dónde estábais?", gritan los trabajadores. Al poco rato se van. Y al fin, una alegría. Un operario logra encender el coche. Todo son vítores y aplausos. Mientras, hay dos naves que siguen cerradas. El agua sale por debajo de las puertas como un riachuelo incesante.

Vecinos de Viladecans que viven en una finca afectados por las inundaciones durante las lluvias torrenciales.

Vecinos de Viladecans que viven en una finca afectados por las inundaciones durante las lluvias torrenciales. / FERRAN NADEU

Otros vecinos de Viladecans habituados a convivir con el agua hasta los tobillos son los vecinos del número 13 de la avenida del Siglo XX. "Esto es habitual y recurrente, cuando llueve de esta forma el párquing y los trasteros se nos llenan de agua. Este año es lacuarta vez que estamos así", explica Mireia Morgal, una de las vecinas del bloque afectado. El último episodio fue el pasado sábado. Este lunes, por la tarde, el párquing y los trasteros tienen dos palmos de agua. También se les ha llenado el agujero del ascensor, que, evidentemente, está inoperativo.

Jesús, un vecino de Viladecans, pasea por una de las viviendas más afectadas por el temporal en el Baix Llobregat.

Jesús, un vecino de Viladecans, pasea por una de las viviendas más afectadas por el temporal en el Baix Llobregat. / FERRAN NADEU

Estos siete vecinos tienen estudiado que, en los trasteros, deben guardar las cosas a cierta altura del suelo. A Morgal, la última vez, se le estropeó una bolsa llena de ropa. "Es que el foso no traga, y las bombas de agua están estropeadas", lamenta. Varios vecinos de la calle les ayudan, como Rafa, intentado retirar agua con tubos, pero apenas lo consiguen. "Cada vez que llueve de esta forma torrencial nos viene esto. Si fueramos muchos lo podríamos sacar con cubos pero es que hay mucha gente mayor", sigue Morgal. Este lunes se han quedado tres veces sin luz. Morgal lo cuenta todo con cierta naturalidad, sin aparentemente darle importancia al hecho de que su casa parece un riachuelo. "Qué quieres que haga, ¿que me ponga a llorar? Cuando veo las lluvias ya se que pasará. Seguimos igual desde el 2006, hacemos lo que podemos".

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