Entrevista

Rosa Moret, hija de la supercentenaria Maria Branyas: "Ella creía que con optimismo la vida era más equilibrada"

Apenas dos meses después de la muerte de 'la abuela del mundo', su hija nos atiende para intentar entender qué fue lo que permitió a su madre alcanzar los 117 años

MULTIMEDIA | La España de los centenarios

Muere a los 117 años la catalana Maria Branyas, la persona más longeva del mundo

Rosa Moret junto a su madre, la supercentenaria Maria Branyas, en una imagen del archivo familiar.

Rosa Moret junto a su madre, la supercentenaria Maria Branyas, en una imagen del archivo familiar.

Ángeles Doñate

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El pasado 19 de agosto de 2024, Maria Branyas murió con 117 años en una residencia de Olot, muy lejos de su San Francisco natal (Estados Unidos), donde nació el 4 de marzo de 1907. Hija de un periodista catalán bien inquieto, Josep Branyas, y de Teresa Morera, mujer que le siguió en sus aventuras por México y Estados Unidos, iniciaba así la que ella llamaba su "última mudanza" siendo la mujer más longeva del mundo.

La genética de Branyas, quien no se creía nada especial por este hecho, era estudiada por Manel Esteller, catedrático de Genética de la UB y director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras. Los expertos afirman que su edad cronológica mientras vivía no coincidía con su edad biológica, que era bastante menor: sus células eran viejas, pero actuaban como si no fueran. A la espera de los resultados de esa investigación, hablamos con una de las hijas de Branyas, Rosa Moret, de 80 años. De su madre resume que era una mujer feliz y buena.

Maria murió con 117 años. Dicen que la longevidad tiene que ver con la genética, entre otros factores... ¿Son una familia de gente longeva?

Su padre, que murió con 38 años de tuberculosis en el barco en el que la familia volvía de Estados Unidos a Catalunya para vivir, fue la excepción. Fuera de él, su madre murió a los 88; su hermano mayor a los 82; su hermana a los 84; su hermano pequeño a los 96; un tío a los 92 y los abuelos tanto de madre como de padre hacia los 60 aproximadamente.

Nació a principios del siglo XX, un siglo de grandes cambios, lo despidió y entró en el siglo XXI, llegando a centenaria. ¿Había algo que le sorprendiera de todo lo que vivía?

Las nuevas tecnologías (internet, móviles...) que ahora ya no son tan nuevas, no las entendía, pero aceptó que estaban allí. Por ejemplo, el día de su cumpleaños siempre salíamos a comer fuera, hacíamos la foto correspondiente y yo después se la enviaba a su hermano, que vivía en EEUU recordándole que era su cumpleaños y que la llamara. Él lo hacía y le hacía algún comentario sobre la foto. Ella no entendía que él hubiera visto la foto y ella no.

¿Cómo recordaba ella su niñez y juventud? 

La recordaba muy alegre y divertida. Nunca nos había explicado nada hasta ahora últimamente, que se acordaba más de su juventud que de otras épocas. En su cuenta de X (Twitter), Super Àvia Catalana, encontrará unas cuantas historias, ya que las íbamos compartiendo, junto con pensamientos suyos y citas que le gustaban. Ella decía que evocar recuerdos agradables del pasado la hacía feliz. Y estaba segura de que si todas las personas mayores recordaban cosas buenas y mantenían el optimismo podían gozar de una vida más equilibrada y plena.

"Ella creía que la vida es cambio, una aventura continua con dificultades, sustos, desconcierto, pero nada era un drama"

Uno de los recuerdos que encontramos, de hace un año, es el de sus mudanzas. Entonces hablaba de qué había hecho 15 – del viente de su madre ya pasó de México a Estados Unidos, de niña y joven vivió en Barcelona, Girona, Calonge y más tarde, Palol de Revardit y Olot, donde esperaba la última mudanza.

Sí, entonces ella afirmaba que "las personas somos errantes en esta tierra nuestra desde que nacemos, y –por experiencia- puedo decir que, cuanto más mudanzas hagamos, más bagaje vital y personal llevaremos en nuestras alforjas, antes de emprender el último viaje, la última mudanza en el más allá... cuando toque". Ella creía que la vida es cambio y movimiento. Es una aventura continua llena de dificultades, sustos, desconcierto, y sobre todo experiencias para descubrir, vivir y disfrutar.

"Nunca sufrió ninguna enfermedad, ni un hueso roto. Le gustaba comer yogur y dulces"

En una vida tan larga y llena como la suya, hay luces y sombras... ¿Cuáles fueron algunas de sus alegrías y algunas de sus tristezas?

Alegrías muchas, era una persona optimista y de hecho vivió muy bien. Sombras, desde luego la guerra civil (la guerra de los tres años que decía ella), la muerte de mi padre y la de mi hermano. Pero nada fue un drama para ella. De alguna manera lo he dicho antes, ella decía "es lo que hay..." y como no podía hacer nada, de alguna manera conseguía pasar página y salir adelante.

¿Padecía de alguna enfermedad crónica? Creo que tenía sordera desde pequeña por una caída en el barco de vuelta a casa.

Cierta la anécdota de la caída en el barco, pero eso no le afectó en absoluto. Nunca sufrió ninguna enfermedad ni hueso roto ni nada. Hasta muy mayor se valió por sí misma. Hacia el final fue perdiendo la vista, cosa que no le permitía leer, coser ni tocar el piano, cosas todas ellas que la distraían mucho. No fumaba y le gustaba comer yogur y dulces.

"Creo que su longevidad quizás fuera una combinación de actitud, hábitos, alimentación y genética"

Pero llegó el covid.

Lo pasó, pero muy asintomáticamente y en la misma residencia de Olot donde vivía.

¿Qué pensaba ella de ser la mujer más longeva, la única de su año? ¿Lo encontraba anecdótico? ¿Era consciente de la importancia que otros le daban? ¿Ella se la daba?

¡Qué va! ¡No le daba ninguna importancia! Ella decía que no había hecho nada para ser la más longeva y que qué tontería era eso. Aun así, recibía muy contenta a las personas que iban a verle, le preguntaban cosas, hacían fotos, vídeos... Era una persona muy educada y siempre estaba bien.

Como hija, ¿cómo ha vivido tener una madre centenaria?

Por un lado, el hecho de tener una madre tan mayor pero con buena salud hace que lo vivas con buen humor. Estaba muy bien cuidada en la residencia de Olot. Por otra parte, pues, como pudimos. Atendiendo a las personas interesadas y cribando entre muchas televisiones y periodistas. Hubo cosas interesantes y conocimos a gente muy maja.

¿Piensa, pensaba María, que había alguna causa -actitud, hábitos, alimentación, genética...- que pudiera explicar esa longevidad?

Yo supongo que es una mezcla de todo que coincide en algunas personas y que hace que su vida se alargue.

Se habla mucho del ikigai, tener una razón de ser para vivir en la vida, y se relaciona con los centenarios japoneses. ¿Cuál cree que era el de María?

Un día que estaba inquieta le pregunté: "¿Qué quieres?". Me dijo: "Vivir". Yo creo que éste era el sentido de su vida: vivir.

Fue parte de un estudio genético. ¿Algún detalle que os sorprendiera y que se destacara?

De hecho, el equipo del doctor Esteller todavía está haciendo el estudio y hasta que no esté terminado no sabemos casi nada. Estamos en contacto con ellos para colaborar en lo que haga falta.

Todo el mundo hablaba de María como la mujer longeva... ¿Cómo y quién era para usted María? ¿Cómo la recuerda? ¿Cómo cree que ella quisiera ser recordada?

Qué quieres que te diga, era mi madre con todo lo que esto conlleva para cada uno de nosotros. De hecho, he convivido con ella mucho más tiempo de mayor que de joven. Era una persona inteligente y cultivada. Yo creo que ella quería ser recordada como buena persona, y lo era.

En su perfil de X (Twitter), otro pensamiento de Maria: "A veces el tiempo que marca el calendario no tiene nada que ver con el tiempo mental o emocional que vivo por dentro. A veces siento que nací en la época equivocada, porque tengo principios que ya se han perdido y quiero valores que ahora están en liquidación. ¿Pero a quién importa esto?".

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