Catástrofe medioambiental
El urbanismo y las infraestructuras causaron un "efecto presa" que agravó las inundaciones
Expertos reclaman adaptar los planes de prevención de inundaciones al cambio climático y dejar de construir en zonas inundables
600.000 valencianos viven en terrenos con riesgo de inundación
Moncloa constata un lapso de más de siete horas entre la alerta roja de la AEMET y la primera alerta del gobierno valenciano

EL PERIÓDICO


Guillem Costa
Guillem CostaPeriodista
El contexto urbanístico agravó la catástrofe provocada por la peor gota fría del siglo en España. En la región afectada se concentran una gran cantidad de infraestructuras lineales y rígidas como carreteras y vías de tren. Estos elementos, defienden expertos consultados por EL PERIÓDICO, son perpendiculares a los ríos, barrancos y arroyos. Por tanto, no facilitan la circulación del agua y causan un "efecto presa" que empeoró la situación.
"El área metropolitana de Valencia se trata de un lugar muy antropizado, décadas atrás estaba ocupado por campos y zonas de riego, pero ahora es un espacio urbano muy vulnerable puesto que hay una gran cantidad de población moviéndose", afirma José Vicente Sánchez Cabrera, profesor de ordenación del territorio y urbanismo de la Universidad de Valencia. "Es una superficie fragmentada por una infraestructura que han actuado como un tapón, bloqueando el curso del agua", añade.
Jorge Guillén, investigador del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), está de acuerdo con Sánchez Cabrera con relación a este fenómeno: "Es verdad que algunas construcciones de cemento impermeables dificultan el paso del agua".
Actualizar los planes
Tanto Sánchez Cabrera y Guillén como Jorge Olcina, Catedrático de Geografía de la Universidad de Alicante, consideran que es necesario revisar los documentos de prevención de inundaciones y plantear medidas adaptativas. De hecho, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, aprobado por el Gobierno en 2020, exige mejorar los planes de gestión del riesgo de inundaciones incorporando la variable de la emergencia climática.
La región mediterránea, desde Andalucía hasta Catalunya, es uno de los ámbitos geográficos más amenazados por las inundaciones. En Catalunya, por ejemplo, más de 700.000 personas habitan zonas inundables, las cuales que suponen el 15% del territorio. No obstante, a día de hoy ya se están reevaluando los riesgos a través de la ACA (Agència Catalana de l'Aigua).
En Catalunya, más de 700.000 personas habitan zonas inundables, las cuales que suponen el 15% del territorio. La ACA está reevaluando los riesgos a través de la ACA
En la Comunidad Valenciana, el PATRICOVA (Plan de Acción Territorial sobre Prevención del Riesgo de Inundación en la Comunidad Valenciana), revisado en 2015, advierte de que el 12% de la comunidad son terrenos inundables en los que habitan 600.000 personas. Sánchez Cabrera opina que será necesario revisar el plan para incluir puntos afectados por la DANA que no constan como zona de riesgo. "Es necesario actualizar los documentos e integrar en ellos episodios como el de esta semana y analizar las estadísticas, porque decretar periodos de retorno [el tiempo que se calcula que vuelve a repetirse un fenómeno] de 100 o 500 años no es suficiente", defiende.
Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, aprobado por el Gobierno en 2020, exige mejorar los planes de gestión del riesgo de inundaciones incorporando la variable de la crisis climática
Ríos canalizados
Tras las riadas de 1957, en pleno franquismo, se desvió el cauce del Turia en el llamado Plan Sur. Durante la gota fría, el caudal aumentó considerablemente pero el río no se llegó a desbordar porque el lecho es muy ancho.
En cambio, en los barrancos situados más al sur, sí se produjo este desborde. "Los ríos valencianos están muy canalizados, en el interior por la orografía y en los tramos medios y bajos de forma artificial con cemento", dice Sánchez Cabrera. El agua circula a gran velocidad y no afloja. Para cambiar esta situación, se plantean medidas basadas en la naturaleza, como descanalizar los ríos e intentar ubicar vegetación de ribera que suavice el caudal.
En la Comunidad Valenciana, el plan de prevención del riesgo de inundación fue revisado en 2015
Los récords pluviométricos jamás vistos registrados en algunos puntos, acompañados por este contexto urbanístico, han desencadenado las fatales consecuencias. "Los pueblos inundados están al lado izquierdo de la autovía, no hay duda de que las infraestructuras actuaron como un tapón", subraya Guillén.
Según su punto de vista, estas infraestructuras tienen en cuenta cierto riesgo, pero no están adaptadas a registros puntuales como el que se vivió el martes en Valencia. "En algunos casos, el barranco cruza el pueblo y es necesario buscar la manera de prepararse para cuando caigan 500 litros por metro cuadrado de agua", sostiene.
No construir más
Tanto él como Sánchez Cabrera coinciden en que construir en zonas inundables es "temerario". ¿Pero qué se puede hacer con lo que ya está construido? "Existen medidas para laminar el agua o acumularla en tanques que sirvan luego para recargar acuíferos, pero es difícil encontrar una única solución", admite Sánchez Cabrera. Sugiere detectar atascos y estrangulamientos, es decir, puntos rojos donde el agua halla dificultades para circular.
"El problema es que la Generalitat plante un proyecto de ley para simplificar la legislación urbanística y desnudar de garantías medioambientales los procesos de construcción", cuestiona José Vicente Sánchez Cabrera, profesor de urbanismo de la Universidad de Valencia
"A la hora de planificar el territorio, no se puede dar por sentado que algo no va a ocurrir hasta dentro de 500 años, es mejor basarse en lo que ya ha ocurrido", expone. Señala el ejemplo de Japón: "Ahí, en la escuela se enseña a los chavales que viven en un contexto inundable, a lo mejor deberíamos introducirlo en los planes de estudios".
Nueva legislación urbanística
La Comunidad Valenciana contempla algunas actuaciones de ingeniería para evitar que el agua se desborde en muchos puntos. "Son obras que se incluyen en el anexo al PATRICOVA, pero muchas de ellas no se han realizado", critica Sánchez Cabrera.
"El problema es que el Consell de la Generalitat está planteando un proyecto de ley para simplificar la legislación urbanística y desnudar de garantías medioambientales los procesos de construcción", denuncia. "Lo que se requiere es precisamente lo contrario, estudios rigurosos que impidan edificar en zonas sobreexpuestas a inundaciones", determina. Tanto él como Guillén reclaman a los políticos que no olviden estos hechos dramáticos y que escuchen la ciencia a la hora de tomar decisiones y planificar el urbanismo.
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