Fenómenos extremos

500 litros en 8 horas: anatomía de la DANA bestial que ha golpeado Valencia

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Inundaciones en LLombai, Valencia tras el paso de la Dana

Inundaciones en LLombai, Valencia tras el paso de la Dana / Paola Saiz

Valentina Raffio

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Barcelona
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Hace días que los pronósticos advertían de la llegada de una borrasca sin precedentes en el Mediterráneo. Ya el domingo, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) emitió un aviso especial por lluvias intensas en gran parte de la vertiente mediterránea y Baleares y, ya entonces, se alertó de que este episodio podía dejar acumulaciones de cientos de litros por metro cuadrado en algunos puntos y provocar inundaciones de gran calado. Y así ha sido. El paso de esta DANA ha causado verdaderos estragos en Valencia, donde el temporal ha dejado imágenes apocalípticas y, según los primeros recuentos, más de 90 víctimas mortales. También se reportan graves daños en puntos de Murcia, Albacete y Málaga

Esto es una anatomía de este episodio meteorológico extremo para entender lo que ha pasado.

La llegada de este temporal extremo se ha producido por una conjunción de factores. Según explica la meteoróloga Mar Gómez, del equipo de eltiempo.es, se trata de una DANA (depresión aislada en niveles altos) que llegó desde el suroeste peninsular y que, justamente debido a su ubicación, descargó en el área mediterránea. Este fenómeno, a su vez, coincidió con un viento de levante muy húmedo que aportó aún más humedad a la atmósfera y, por lo tanto, hizo umentar la cantidad de agua que se desprendió durante el episodio. El tercer factor decisivo fue la formación de una borrasca fría aislada en superficie, que incrementó la inestabilidad en la zona. "Este tipo de configuración favorece la aparición de lluvias torrenciales, tormentas y granizo en el Mediterráneo", afirma Gómez.

Ya se habla de que podríamos estar ante uno de los temporales más violentos de este siglo en el conjunto del Mediterráneo. Los registros corroboran que en varios puntos de la Comunitat Valenciana entre el martes por la tarde y esta madrugada del miércoles se han llegado a acumular casi 500 litros por metro cuadrado en menos de ocho horas. En Chiva, por ejemplo, se superaron los 491 litros en menos de una jornada. También se superó el umbral de los 400 litros por metro cuadrado en  Buñol o Turís. En Requena se superaron los 300 y en Utiel, los 275. Según datos de la delegación valenciana de la Agencia Estatal de Meteorología, se trata de algunas de las cifras más alta desde al menos el 11 de septiembre de 1996, cuando un episodio torrencial dejó acumulaciones similares en localidades como Tavernes de la Vall.

Durante el paso de este temporal por Valencia también se detectaron otros fenómenos de gran violencia como, por ejemplo, el paso de tornados y mangas de agua. En Almería, además, se produjo un episodio de granizo que dejó piedras del tamaño de huevos de gallina. En Málaga también se reportan graves inundaciones derivadas de estas lluvias torrenciales de este martes. En las localidades de Letur (Albacete) y Mira (Cuenca) el temporal descargó casi 200 litros por metro cuadrado en tan solo unas horas y provocó grandes riadas que lo arrasaron todo a su paso, dejando también víctimas mortales en estos municipios. 

La zona más afectada por los daños de este temporal coincide de lleno con una de las áreas con mayor riesgo de inundación de la Comunitat Valenciana. Según recoge el último informe del Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables, municipios como Paiporta y Paterna, que destacan ahora entre los más afectados por estas lluvias torrenciales, se sitúan en una zona de alto riesgo debido a su coincidencia con uno de los antiguos cauces del río Turia. En total, se estima que esta misma región ha sufrido al menos 68 inundaciones de gran calado desde que existen registros. En Utiel, otra de las localidades más afectadas, la ciudad entera está rodeada de cauces fluviales y también destaca entre las zonas con mayor riesgo de inundación. 

Aún es pronto para saber hasta qué punto la crisis climática ha alimentado este temporal. Pues, para hablar de ello a ciencia cierta, harán falta estudios para ahondar en cuestiones como, por ejemplo, qué porcentaje de la lluvia acumulada podría haber sido evitable en un planeta sin calentamiento global. O qué probabilidades habría de vivir un fenómeno así si la atmósfera de nuestro planeta no estuviera tan alterada como ahora. En términos generales, los análisis más exhaustivos realizados hasta la fecha indican que el avance de la crisis climática favorece la aparición de este tipo de fenómenos meteorológicos extremos en zonas como el Mediterráneo. Sobre todo porque, debido a la emisión de gases de efecto invernadero, tanto la atmósfera como los océanos están mucho más calientes de lo normal y esto inyecta más energía para que este tipo de temporales se vuelvan más virulentos.

El último informe de Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) estima que este tipo de lluvias torrenciales que antaño tenían lugar una vez cada 100 años se producen ahora con un margen de 50 años o menos. Los análisis también indican que estos fenómenos, además de ser más frecuentes, se han vuelto más violentos y arrastran mayor cantidad de agua. De seguir así, además, se estima que el avance de la crisis climática podría aumentar aún más este tipo de fenómenos. Sobre todo en una zona como el Mediterráneo, donde el calentamiento global avanza a un ritmo mucho más acelerado que en el resto del mundo, los mares están registrando récords nunca vistos de temperatura y, en general, se reúnen todas las condiciones para que broten más temporales así.

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