Acoso machista

La vergüenza cambia (un poco) de bando en el caso Errejón: por qué él se justifica y ellas denuncian desde un espacio anónimo

Salvo la actriz Muliaá, el resto de mujeres que acusan al exdiputado de comportamientos machistas tienen miedo de dar la cara

Pese al anonimato, el feminismo ve como un "triunfo" hacer caer a un político de izquierdas

Las incógnitas del caso Errejón: ¿qué se sabe y qué no?

Última hora de las denuncias de acoso sexual de Iñigo Errejón: en directo

El exportavoz de Sumar y líder de Más País, Iñigo Errejón, durante una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados, a 10 de octubre de 2024, en Madrid.

El exportavoz de Sumar y líder de Más País, Iñigo Errejón, durante una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados, a 10 de octubre de 2024, en Madrid. / Matias Chiofalo (Europa Press)

Patricia Martín

Patricia Martín

Madrid
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Gisèle Pelicot se ha convertido en un símbolo del feminismo al reclamar que “la vergüenza cambie de bando”, en referencia a la necesidad de que las víctimas de la violencia machista sean creídas y amparadas, y los agresores acaben enjuiciados. Sin embargo, el ‘caso Errejón’ demuestra que aún queda mucho camino por recorrer para que la vergüenza cambie completamente de bando, parafraseando a la víctima francesa, que fue drogada y violada por decenas de hombres. Es un "se acabó", pero con matices.

De entrada, la decena de mujeres que, por el momento, han acusado a Íñigo Errejón de comportamientos machistas y violentos no se han atrevido denunciar a cara descubierta, salvo la actriz y presentadora Elisa Mouliaá, que ha presentado este viernes una denuncia contra el exlíder de Sumar por tres supuestos episodios de violencia sexual.

Sin embargo, la dimisión de Errejón, el día anterior, se precipitó porque la periodista Cristina Fallarás –que puso en marcha el #Cuéntalo para hacer públicos los testimonios de decenas de víctimas de violencia machista– compartió en Instagram la denuncia anonimizada de una mujer contra “un político que vive en Madrid”. Su relato ni siquiera mencionaba el nombre del agresor, aunque aseguraba que se trata de un “maltratador psicológico” y que “su forma de tener sexo es una forma de ejercer el poder”. Tras ella y al tiempo que se conocía la dimisión de Errejón, más mujeres –al menos una decena– se han animado a denunciar al ahora exdiputado, llevando a cabo una especie de ‘Metoo’, en la política española, pero desde las redes sociales y manteniendo el anonimato.

Una docena de testimonios en redes relatan comportamientos machistas de Errejón, abuso de poder, maltrato psicológico y posibles agresiones sexuales

Sus testimonios hablan de comportamientos machistas, abuso de poder, maltrato psicológico y posibles agresiones sexuales. Quizá en los próximos días se atrevan a dar la cara, ante la sociedad o los juzgados, pero su miedo inicial revela que la vergüenza aún no ha cambiado del todo de bando y que a menudo los canales oficiales aún no son un lugar seguro para las víctimas. “Cómo van a denunciar si el sistema no nos protege y más si denunciamos violencia psicólógica; las denuncias no son la gran puerta, porque el sistema no se cree a las mujeres”, opina Isabel Muntané, codirectora del Máster de Género y Comunicación de la UAB. La especialista considera que la caída de Errejón es un “triunfo del feminismo” porque no es sencillo 'tumbar' a un político, aunque las víctimas todavía se mantengan en anonimato y él no haya reconocido los hechos.

Su discurso

Una de las dificultades del caso es que Errejón tenía un discurso tan abiertamente feminista que “a sus víctimas les habrá resultado difícil reconocerse”. “Si esas cosas te las hace alguien de Vox, enseguida le pones la etiqueta de violencia machista pero cuando alguien tiene un discurso tan opuesto a su comportamiento cuesta sentirse segura de que las sensaciones que estás teniendo sean de comportamientos machistas”, apunta a su vez Gemma Altell, psicóloga social.

Si ya cuesta señalar a un hombre, por la situación de desigualdad entre la credibilidad que se da a la mujer y al hombre, cuando hablamos de un hombre con poder fáctico, la dificultad es aún mayor

Alba Alfageme

— Psicóloga especializada en violencia machista

Mientras que Alba Alfageme -psicóloga especialista en violencia machista- indica que “si ya cuesta señalar a un hombre, por la situación de desigualdad entre la credibilidad que se da a la mujer y al hombre, cuando hablamos de un varón con poder fáctico, la dificultad es aún mayor”. A su juicio, no es casual que la primera mujer que haya pasado por el juzgado haya sido Mouliaá, “quien tiene un altavoz y una situación más privilegiada”, para gestionarlo “de igual a igual” que quizá otras víctimas no tengan.

Otro de los aspectos que, según las especialistas, muestra que la vergüenza aún no ha cambiado del todo de bando es el “perverso” y “bochornoso” comunicado a través del cual Errejón anunció su dimisión, donde no reconoce las acusaciones, se avergüenza o pide disculpas. “Se justifica diciendo que tiene problemas mentales, cuando el feminismo llevamos años diciendo que los agresores no son enfermos mentales, sino agresores, el comportamiento de Errejón alimenta la cultura de la violación”, sentencia Muntané. A su juicio, su forma de actuar es similar a la de “muchos machistas, de cara a la galería se muestra como un buen hombre, pero tiene una doble cara”.

El feminismo lamenta que Errejón culpe a la “primera línea política” de la “subjetividad tóxica” con compañeros y relaciones afectivas que sí reconoce haber tenido. "¿Eso significa que cualquier político sometido a presión puede tener un comportamiento machista?”

Los hombres y la igualdad

A su vez Altell aborrece de que culpe a la “primera línea política” de la “subjetividad tóxica” con compañeros y relaciones afectivas que sí reconoce haber tenido. “¿Eso significa que cualquier político sometido a presión puede tener un comportamiento machista?”, se pregunta. Mientras que Alfageme considera que la carta muestra “la contradicción constante entre el personaje y quien realmente es”.

Para cerrar el círculo, el entorno político de Errejón podría haber conocido sus comportamientos e intentado taparlos, según reveló una mujer, a través de un perfil anónimo en X, hace un año. Explicó que el político le había “metido mano” y alguien de su equipo había intermediado para que no denunciara. “No hicieron de este tema una prioridad y pusieron por delante sus triunfos a las víctimas”, interpreta Altell.

Como colofón, el escándalo deja entrever que el machismo está arraigado, incluso en las formaciones de izquierda y entre los hombres que han tomado la bandera feminista. Paco Abril, miembro de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE), cree que, “como Errejón hay muchos, que se sienten impunes”. Su caso pone a los hombres “ante el espejo y nos avisa que todos tenemos que revisarnos porque las conductas machistas están arraigadas y hay que hacer una revisión continua”, reclama.

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