Galicia
La muerte del ladrón del Códice Calixtino deja sin restituir parte del robo a la Catedral de Santiago
El exelectricista del santuario y ladrón del manuscrito murió el pasado febrero dejando sin pagar una buena parte de la indemnización
La muerte de José Manuel Fernández Castiñeiras cierra uno de los capítulos más polémicos que ha vivido la Catedral de Santiago en los últimos siglos. El ladrón confeso y condenado por el robo del ‘Códice Calixtino’ del Archivo catedralicio en 2011 , falleció el pasado mes de febrero de la manera más discreta. Hacía años que vivía en su piso de Noalla, Sanxenxo, bajo los cuidados permanentes de su mujer, Remedios Nieto, debido a la enfermedad que sufría. Era ella misma la que en una entrevista a TVE a finales de 2022 ya avanzaba que el exelectricista del santuario jacobeo estaba "moi maliño", después de haber sufrido varios ictus que lo habían dejado postrado en una cama, sin capacidad para moverse y sin habla. Obtuvo el tercer grado penitenciario en 2021 después del ictus más grave.
José Antonio Montero, letrado que defendió a la Catedral en el caso del robo del ‘Códice’, confirmaba ayer a EL CORREO GALLEGO que Castiñeiras falleció en el mes de febrero y su muerte, tal y como recoge el Código Penal, supone la extinción de la acción o la responsabilidad penal, por lo que la Iglesia ya nunca podrá ser resarcida del todo por el robo del manuscrito y las ingentes cantidades de dinero que se llevó el ladrón. Así, desde entonces solo se le aplica la ejecución de la pena a su viuda, Remedios Nieto, que también fue condenada por blanqueo de capitales en relación al dinero que fue sustraído de la basílica. No obstante, la indemnización impuesta a Nieto se está percibiendo a ‘cuentagotas’, puesto que se carga mensualmente en base a una proporción de su modesta pensión de jubilación.
El ingente botín
Más de 2,4 millones de euros y 30.106 dólares. Es la cantidad de dinero que se calcula (en base al efectivo encontrado y a las propiedades que adquirió) que robó de las arcas de la Catedral Manuel Fernández Castiñeiras, el ladrón del ‘Códice Calixtino’, por la que fue condenado, y la misma que le impusieron como indemnización al Cabildo por los daños causados.
De esta cifra, la Iglesia recibió al menos 1,7 millones, los que se encontraron en los registros que practicaron las Fuerzas de Seguridad en las propiedades de la familia; pero cuando se dictó la sentencia todavía quedaban pendientes más de 750.000 euros; a los que habría que sumar las multas que se le impusieron al exelectricista y a su mujer, Remedios Nieto, por blanqueo de capitales. Cada una ascendía a 268.425 euros.
El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia confirmaba en octubre de 2021 que la ejecución de la sentencia seguía abierta, pues tanto el principal acusado como su mujer seguían pagando las multas impuestas. El matrimonio tenía embargadas todas sus propiedades, de las que seguía disfrutando; al menos del piso de Noalla donde vivía últimamente la familia. Una vivienda que Castiñeiras compró con el dinero robado a la Catedral. El exelectricista y su mujer estaban haciendo frente a las multas con sus modestas jubilaciones.
Cuando fue detenido en julio de 2012, un año después de la desaparición del ‘Códice’, Castiñeiras cobraba de pensión cada mes 399,40 euros y 394,32 el ejercicio anterior. Cada año registraba diez ingresos por esas cantidades y dos por justo el doble, en los meses de junio y diciembre como extra. Cuando fue apresado, en esa libreta bancaria había 53.034,88 euros, según consta en un extracto que figura en el sumario del caso; es decir, que durante los once años que estuvo percibiendo el subsidio no consta que hubiera alguna retirada de efectivo.
Había, también, referencias de otras cuatro cuentas. En total sumaban saldos por 126.947,37 euros, de los que no se hacía ninguna referencia en la sentencia al entender los magistrados, es de suponer, que no quedó acreditado que esas cantidades fueran fruto del dinero robado en la Catedral.
Pese a que todavía algunas personas del entorno de la Catedral apuntan a que Fernández Castiñeiras podría haber escondido dinero robado de los cepillos de la basílica, la Policía dio por zanjado el asunto con los registros en su propiedades, donde aparecieron ingentes cantidades de dinero.
Los secretos que se lleva a la tumba
Fernández Castiñeiras robó el ‘Códice Calixtino’ como una venganza contra su examigo José María Fernández, entonces deán de la Catedral. En la explicación que dio durante el juicio, acusaba al sacerdote de no haber regularizado su situación en la plantilla de la Catedral después de haber sido despedido por su antecesor tras 20 años como trabajador autónomo dedicado exclusivamente al templo. También reclamaba una indemnización, la cual don José María tampoco satisfizo cuando se hizo con las riendas del Cabildo en 2006. Además, la Policía también apuntaba a ciertas rencillas sentimentales.
Tras el robo del ‘Códice’ en junio de 2011 se puso en marcha una compleja investigación policial, capitaneada por agentes especializados de la Brigada de Patrimonio del Cuerpo Nacional de Policía, la cual sacó a la luz que pese a ser despedido, Fernández Castiñeiras nunca dejó de ir a la Catedral y de moverse por sus entrañas como pez en el agua. La aparición de un juego de llaves del Archivo en una habitación que solo él utilizaba cuando trabajaba en la seo lo puso en el foco de la investigación. Era un hombre extremadamente adusto, huraño, y conocía muchos de los secretos de las personas de la Catedral.
Llegó a insinuar alguno en una carta que en su día envió al juez que instruía el caso y su mujer llegó a afirmar que Manolo se llevaría muchos secretos de la Catedral a la tumba. El ‘Códice’ apareció el 12 de julio de 2012 en un garaje en O Milladoiro (Ames) propiedad de Castiñeiras. Estaba envuelto con periódicos en medio de un saco de pienso para conejos. Así era Manolo.
Acamado los últimos años de vida
"Tiene el sentido todo, pero está maliño. No habla ni camina. Va de la cama a la silla y de la silla a la cama. Pero está cuidadito con todos los medicamentos; y le doy la comidita toda trituradita para que no se atragante". Son las últimas noticias que se tenían de Manuel Fernández Castiñeiras antes de su fallecimiento. Las dio su mujer, Remedios, durante una entrevista concedida a Televisión Española a finales de 2022, en la que también aseguraba que Manolo "es muy buen marido y muy buen padre".
La viuda siempre dijo que nunca supo qué hacía su marido en la Catedral, ni siquiera que había sido despedido por el Cabildo: "Se levantaba y a las siete de la mañana se iba para Santiago, pero nunca contaba nada, no sé si ponía bombillas o lo que hacía", declaró. Él seguía acudiendo cada día a misa de siete de la mañana y luego daba su habitual paseo por el claustro, con la disculpa de que iba a rezar a la tumba de un canónigo, pese a que ya había sido despedido de la seo. En su casa, en O Milladoiro, había habilitado una habitación como una especie de refugio, en la que no dejaba entrar a su mujer ni a su hijo. De hecho, las grabaciones policiales, pese a que nunca dieron pistas sobre el robo, sí revelaron las broncas que echaba a su familia cuando notaba algo movido en aquel búnquer.
Fue allí donde los agentes de la Policía Nacional encontraron cientos de miles de euros durante el registro que se practicó en el domicilio. Era dinero que había robado en la Catedral. También hallaron cientos de cartas que el electricista había birlado del buzón de sus vecinos.
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