Sucesos
Cae una banda de narcos que tenía "plantaciones de marihuana de clausura" por toda Catalunya
Dentro de la investigación, los Mossos encontraron a un 'jardinero' muerto por causas naturales en una de las casas con cultivo
Golpe de la fiscalía contra la marihuana más tóxica: pide penas "más severas" ante el 'boom' del cannabis de diseño

Mossos d'Esquadra

Para evitar que los encuentren, ya sea la policía u otros narcotraficantes, las bandas que se dedican a producir marihuana tienen personas de forma constante dentro de las plantaciones. A veces, sin salir durante semanas de un recinto cerrado para cuidar el cultivo, por eso se les llama 'jardineros', pero también para vigilar que no roben la droga. Los propios miembros de la organización criminal se encargan de suministrar todo lo necesario a estos 'jardineros' desde comida hasta artículos de aseo y puede pasar, como es natural, que el ciclo de la vida siga su curso y alguno muera mientras se dedica a cuidar la marihuana.
Es lo que se encontraron agentes de los Mossos d'Esquadra que han desarticulado una banda de narcotraficantes, con epicentro en Mataró, pero que tenía "plantaciones de marihuana de clausura", con 'jardineros' sin ver la luz del sol ni de la luna durante semanas, por toda Catalunya.
El pasado jueves, agentes de varias unidades de Mososs, como orden público, canina o drones, realizaron una operación en las poblaciones de Tarragona, Mataró, Sant Iscle de Vallalta, Malgrat de Mar, Cervelló y Matadapera que acabó con ocho detenidos, entre ellos los principales líderes del grupo, y la intervención de 3.000 plantas de marihuana, 30 kilos de cogollos y tres coches usados por la banda para su actividad delictiva.
La investigación comenzó en junio pasado al descubrirse varias plantaciones de marihuana en casas o locales de Tarragona, Matadepera, Cervelló, Sant Iscle de Vallalta o Maçanet de la Selva gestionadas por la misma organización criminal. Los sospechosos tenían a 'jardineros' de forma permanente en estos inmuebles y les llevaban comida y otros efectos, de higiene o sanitarios, que necesitaran para que no salieran.
Los líderes del grupo, que residían en Mataró y Malgrat de Mar, también compraban en grow shops útiles necesarios para el cultivo de marihuana. Los agentes descubrieron que en los pisos con plantaciones se defraudaba fluido eléctrico de forma muy elevada y de hecho se comprobó como algunos investigados manipulaban contadores de luz en las calles.
Dentro de las vigilancias realizadas por Mossos, el pasado 24 de septiembre se descubrió a dos personas que salían de uno de los pisos de Maçanet de la Selva, en los que podía existir una plantación, con preocupación y evidentes signos de tristeza. Horas después, un abogado se presentó en la comisaría de Reus e informó que un cliente suyo había encontrado una persona muerta en ese mismo domicilio.
Los agentes descubrieron que se trataba del 'jardinero', que había fallecido de muerte natural mientras controlaba más de 900 plantas de marihuana. A partir de ese incidente, los sospechosos cambiaron sus rutinas. Abandonaron su domicilio en Mataró y se desplazaron a otra vivienda. En las casas donde se encontraban las plantaciones, los policías encargados de la operación de vigilancia no observaban actividad cotidiana diaria, las ventanas estaban cerradas y persianas bajadas y el único movimiento era la llegada de los investigados para llevar los distintos suministros de material para la plantación o comida por las personas que se encontraban en el interior, los llamados “jardineros”.
Finalmente, los agentes descubrieron que había cuatro 'plantaciones de clausura' en las que el cuidador está encerrado durante meses en el interior y realiza tareas de mantenimiento, recolección, secado y envasado de la sustancia, así como la vigilancia y seguridad del cultivo. Sale el exterior rara vez, con el fin de no ser detectados y eludir o dificultar una potencial investigación policial. señalan los Mossos.
Los agentes señalan también que los sospechosos tenían estas plantaciones investigadas muy lejos las unas de las otras para que en caso de una actuación policial no pudieran relacionarse entre ellas. Además, estaban alquiladas a nombres de terceros con contratos falsificados, los llamados 'testaferros', y con alquileres de las casas que ascienden a más de 10.000 euros al mes.
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