Entrevista
Núria Sabaté: "Que las familias elijan el colegio en función del tipo de amigos que tendrán sus hijos hace mucho daño a la cohesión social"
Esta directora de una escuela de máxima complejidad en Reus, con un 80% de alumnado de origen migrante y un proyecto educativo pionero, es una de las voces más autorizadas para hablar sobre el impacto de la segregación escolar
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Núria Sabaté, directora de la escuela Marià Fortuny de Reus, esta semana. / Joan Revillas


Helena López
Helena LópezRedactora
La escuela Marià Fortuny de Reus se estructura por comunidades -pequeños, medianos y grandes-, no por ciclos. Tiene un horario de tres franjas de hora y media, donde todo se trabaja de manera globalizada, a partir de cajas de aprendizaje y proyectos. Sin libros de texto, sobra decirlo, su alumnado circula libremente por la escuela, un cambio radical en el funcionamiento del centro, pionero en lo competencial, que cambió también, a bien, su ambiente y resultados.
-La conselleria insiste en que su principal reto para este curso es mejorar los resultados. ¿Cuál es el suyo?
-El mismo. Siempre intentamos mirar hacia lo alto. Hace unos años intentábamos que los 25 alumnos, o más, de cada aula hicieran lo mismo, a la vez, y no funcionaba. Ahora sienten que deciden, se sienten escuchados y sienten que tienen un objetivo, que es aprender. No hemos bajado el nivel porque nuestro alumnado pueda ser más vulnerable, sino que hemos cambiado la manera de llegar a esos aprendizajes.
-¿Ese cambio de funcionamiento ha cambiado el ambiente en la escuela y eso ha tenido un impacto en lo académico?
-Totalmente. Partíamos de una realidad en la que era muy difícil educar. Había niños que no venían a gusto o que sentían que no entendían lo que estaban haciendo. Ahora no se generan conflictos como los que teníamos años atrás, y al mejorar ese ambiente ha mejorado muchísimo el rendimiento y también las condiciones de trabajo de los profesionales, al tener delante una clase que te escucha, que te hace caso y tú les puedes ir guiando.
-¿Ese cambio de proyecto ha ayudado a la desegregación del centro?
-Estuvimos a punto de abrir un grupo singular que facilitara que un grupo de familias locales se matricularan en bloque, pero no fue posible. Para el curso que viene intentaremos hacerlo porque esa es la única manera de desegregar un centro como el nuestro, con un 80% de alumnado de origen migrante. Prácticamente de alumnado autóctono, catalanoparlante, no tenemos. Son dos familias, creo. Y gente que habla el castellano normalmente en su casa, venga de donde venga, también son poquitos. Es muy complicado desegregar cuando estamos tan segregados.
Como sociedad, no podemos permitirnos crear guetos
-¿Las jornadas de puertas abiertas no funcionan?
-¡Sí! Y vienen muchas familias locales y les gusta el proyecto y nuestra forma de trabajar, pero como somos como somos, ven que la mayoría de nuestro alumnado es de origen migrante y acaban optando por otros centros. Es complicado, pero nosotros lo que hacemos es trabajar para que se conozca el proyecto, mostrar que tenemos buenos resultados y que los niños son niños, vengan de dónde vengan.

Núria Sabaté, este jueves en la escuela Marià Fortuny de Reus. / Joan Revillas
-PISA lo dejaba muy claro. El gran problema de la escuela catalana es la desigualdad. ¿Cómo sociedad, somos conscientes de ello?
-Si fuéramos conscientes las familias autóctonas lucharían también para que no hubiera segregación en los centros educativos e irían a la escuela del barrio, y no elegirían el colegio en función del tipo de amigos que tendrán sus hijos. Pero eso aún se hace, solo hace falta mirar los números. No puede ser que en una misma calle haya un centro con un porcentaje muy bajo de migración y otro con un 80. No puede ser.
Lo de que son nativos digitales es una mentira, no nacen enseñados, hay que educarles
-Pero es…
-Sí. Y si fuéramos conscientes no lo permitiríamos. Más que dinero, nuestra escuela lo que necesita son niños de familias autóctonas. Nuestro alumnado tiene derecho a poder hablar catalán con alguien que no sea su docente. Fuera de la escuela, aquí, en el barrio, nadie habla en catalán. Es una injusticia que a nuestros niños se les prive de hablar en catalán con alguien que no sea su maestro. Como sociedad, no podemos permitirnos crear guetos. Mira lo que ha pasado en Francia. Después se sienten ciudadanos de segunda, no tienen sentimiento de pertenencia… Eso lo trabajamos mucho en la escuela. La única solución son políticas educativas valientes.
-¿Qué tipo de políticas?
-De distribución del alumnado. Nosotros estamos en un barrio que la mitad es un barrio muy deprimido, con problemas graves a nivel social, y al otro lado del barrio, gente de clase media-alta, chalets… Nuestra escuela tiene una pared en cada lado del barrio. Tenemos a 400 metros una concertada y a 800 otra pública también de máxima complejidad. Entonces, todo el mundo que puede, entre comillas, acaba yendo a la concertada. Aquí hacen falta políticas. Si creemos que es importante desegregar, ya hace años que se tendrían que haber hecho cosas.
Apostarlo todo a las bibliotecas de aula fue un error, perdimos la visión de lo que tiene que ser una biblioteca escolar
-Otro de los temas que marcó el curso pasado fueron las pantallas. Usted es una firme defensora.
-Dicen que son nativos digitales, pero eso es una mentira como una catedral. Ellos no saben usar correctamente un procesador de textos, no saben hacer una tabla de Excel, no nacen enseñados, se les tiene que educar. Yo soy anti prohibir nada; lo que hay que hacer es educar. Trabajamos mucho las 'fake news'.
-También estuvo muy presente el abandono de las bibliotecas escolares. ¿En el Marià Fortuny tienen biblioteca?
-Nosotros cometimos el error que cometieron muchos centros de prescindir de biblioteca central y poner libros por todas partes, bibliotecas de aula… Pero el año pasado participamos en el proyecto BiblioTech, nos repensamos y ahora tenemos una biblioteca útil, preciosa, con servicio de préstamo… Con las bibliotecas de aula habíamos perdido la visión de lo que tiene que ser una biblioteca escolar, ese sentimiento de 'vamos a la biblioteca'. La biblioteca de aula está muy bien, y la seguimos teniendo, pero es limitada. Nos ha ido muy bien volver a tener una biblioteca física, un lugar en el que crear lectores. Si en casa las familias no leen por lo que sea, porque no se tiene que ser pobre para no leer, es muy necesario que la escuela ofrezca un espacio físico de biblioteca en el que ellos se apasionen por la lectura, se hagan recomendaciones… Y la tecnología aquí es buena. Los 'booktubers' son una gran herramienta para fomentar este amor por la lectura.
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