Uno de cada tres niños está en riesgo de pobreza en Catalunya: Unicef alerta de que la precariedad infantil se cronifica

Unicef ha lanzado una advertencia por la cronificación de la pobreza infantil en Catalunya, que incluso dificulta alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Los datos actualizados hacen que la organización crea que no ha habido avances suficientemente rápidos para cumplir los compromisos. Además, recuerda que cada año que pasa la pobreza afecta a la infancia, la juventud y, por ende, a las futuras generaciones. El informe está centrado, sobre todo, en vivienda y educación, especialmente en la segregación y el abandono escolar. 

El último estudio sitúa a 363.900 menores catalanes en riesgo de pobreza –el 26,8%–. Estas cifras suponen una mejora muy ligera de 0,7 puntos porcentuales en relación con los datos anteriores (27,5%). Se trata del tercer año consecutivo que disminuye, de forma que desde 2020 el índice de riesgo de pobreza infantil se ha reducido 6,6 puntos porcentuales. A pesar de ello, la cifra es muy similar a la de 2013, cuando la crisis económica disparó la pobreza infantil. A partir de ese momento ha costado revertir el indicador. 

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A la cola

Por otro lado, si se toma como referencia el índice de riesgo de pobreza o exclusión social (AROPE), que tiene en cuenta otros elementos más allá de los monetarios, la cifra asciende hasta los 442.300 menores –el 32,5%–. A diferencia de la tasa de riesgo de pobreza, el AROPE de la población infantil sí ha aumentado casi un punto porcentual desde 2013.

De hecho, este indicador se sitúa muy por encima de la media europea –casi 8 puntos porcentuales– y Catalunya ocupa la cuarta peor posición de Europa. Dos datos: el 12% de los menores catalanes –165.200 niños y adolescentes– sufren privación material y social severa y 4 de cada 10 viven en hogares que no pueden afrontar gastos imprevistos. 

El "gran problema" de la vivienda

Con el informe 'Yo también vivo aquí', Unicef Comité Catalunya pone sobre la mesa la preocupación por la vivienda y cómo se ha convertido en un factor directamente relacionado con las tasas de pobreza y exclusión social. Sufrir exclusión residencial –es decir, no poder acceder a un techo digno o vivir con inseguridad por su estabilidad– tiene efectos sobre la salud física y emocional de los niños y niñas.

El incremento de los precios, junto con otros factores, empuja a cada vez más hogares a situaciones de precariedad. Las familias dedican una parte en aumento de sus ingresos a pagar la vivienda en la que residen, hecho que dificulta poder afrontar otros elementos clave para el desarrollo de los más pequeños como, por ejemplo, la alimentación, la educación o las actividades culturales. En Catalunya, casi 1 de cada 5 niños –casi el 20%– viven en domicilios que no se pueden mantener a temperatura adecuada y muchos de esos hogares sufren retrasos de pagos. 

Debido a la situación, Unicef reclama un aumento del parque de vivienda pública, así como conseguir las condiciones adecuadas para las familias y niños; más ayudas para acceder a la vivienda y abonar los pagos de suministros básicos; y prohibir los desahucios cuando haya niños en situación vulnerable. 

Educación

En Catalunya, 1 de cada 7 chicos y chicas abandonan prematuramente los estudios y eso, subraya Unicef, es un problema de primera magnitud. Para la organización, urge conseguir trayectorias educativas más largas para garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad, en pro de una sociedad más justa y sostenible. Los menores que abandonan rápidamente el sistema educativo son, también, los que entran más tarde en contacto con él. Por este motivo, Unicef pone el foco en la educación más temprana. La educación hasta los 3 años de edad resulta clave para que los niños adquieran las competencias y habilidades necesarias para sus vidas.