Salud mental juvenil

Enric Armengou, psiquiatra: "'Bullying', pocos vínculos y perfeccionismo son señales rojas para prevenir suicidios adolescentes"

El especialista, voluntario del teléfono de la esperanza, pide a madres y padres que acepten a sus hijos y les ayuden a no confundirse con el concepto de felicidad que imponen las redes

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El psiquiatra Enric Armengou, autor del libro sobre suicidio juvenil 'Romper el silencio', en su consulta de Barecelona.

El psiquiatra Enric Armengou, autor del libro sobre suicidio juvenil 'Romper el silencio', en su consulta de Barecelona. / Ferran Nadeu

Olga Pereda

Olga Pereda

Madrid
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Psiquiatra especializado en trastornos alimentarios y conducta suicida, Enric Armengou anima a las familias a preguntar y hablar sin miedo del suicidio, “una solución eterna para un problema que muchas veces es temporal”. Con la mirada puesta en las madres y los padres, el doctor ofrece un puñado de respuestas y reflexiones sobre el suicidio juvenil en 'Romper el silencio' (Plataforma editorial) bajo una premisa universal: “Hablar salva vidas”. También pide a las familias que destierren la idea de que “esto no me va a pasar a mí”.

En 2021 se suicidaron en España 53 jóvenes entre 15 y 19 años. En 2022 fueron 75. ¿Qué está pasando?

Actualmente hay una demanda brutal de profesionales de la psiquiatría y la psicología. ¿Por qué? Los chavales lo están pasando muy mal, se lo quedan todo dentro y no ven apoyo fuera. Hace años, al teléfono de la esperanza, donde soy voluntario, no llamaban jóvenes. Ahora sí. Sobre todo chicas. La mujer joven adolescente lo está pasando mal, algo está sucediendo en la sociedad, no las protegemos.

No todo se puede achacar a la pandemia.

No. Hay tres factores claves: me siento solo, me siento una carga, y me siento capaz de suicidarme. El signo de alerta es la no aceptación personal. Mucha juventud tiene la fantasía de dar el pelotazo y ser 'instagramer'. Tampoco los padres y las madres aceptan a sus hijos e hijas. Quieren que sean ‘chupiguays’ y resulta que son del montón. ¿A tu hijo le gusta bailar y no el fútbol? ¿Tu hijo tiene pocos amigos? Conócele y acéptale.

Regla número uno: acepta a tu hijo.

Bueno, en realidad, la primera regla es acéptate tú. Y luego, tu hijo es disléxico, pues ya está, lo aceptas. Lo tratas, lo llevas a especialistas... Mi padre era ingeniero y mi hermano también. La ingeniería era lo que mejor estaba visto en mi familia. Si yo hubiera sido ingeniero estaría en la cárcel porque, como soy disléxico, habría hecho mal las operaciones matemáticas.

Es difícil asumir que tu hijo quiera estudiar una profesión con poquísimas salidas laborales.

Y tú qué sabes. Puede que tu hijo quiera ser artista y se gana la vida dando clases y realizando obras de arte por la noche. Como madre, lo que sí debes hacer es trasmitirle la cultura del esfuerzo y la coherencia, pero si te opones a que estudie lo que quiera quizá tengas un problema. Una de mis pacientes era una chavala que tuvo ideas suicidas. Su padre era ingeniero y quería que su hija también lo fuera a toda cosa. Ella, sin embargo, quería ser repostera.

¿Qué se le pasa por la cabeza a un chaval que quiere suicidarse?

Están en la flor de la vida y se plantean la muerte como solución, una solución eterna para un problema temporal. No tienen perspectiva de que los problemas se pueden superar. Lo pueden vivir como el 'game over' de un videojuego. Es el paso final de un sufrimiento que se lo quedan dentro, se sienten solos, una carga. A lo mejor tu hijo no te dice nada porque te quiere proteger, no te quiere preocupar o piensa que eso es de locos. La mente nos da miedo.

Pensar en el suicido no es querer morir, sino dejar de sufrir.

La persona se va sintiendo que algo raro le pasa, me siento sola, no tengo derecho a sufrir porque lo tengo todo. Pero te vas metiendo en un lío interior, un ovillo, una madeja. No sabes cómo salir y tienes la idea mágica del suicidio como solución. Algo muy importante es diferenciar la desesperación de la desesperanza.

¿Lo explica?

Desesperanza es pensar que nunca conseguiré tal o cual cosa, pero puedo vivir así. La desesperación es la emoción de que es inasumible, pensar que nunca va a cambiar, es un dolor angustioso y profundo que te llega al tuétano. Ahí hay más riesgo.

¿Qué factores de riesgo son más importantes?

Lo que nos da la calidad de vida son los vínculos. Hoy en día los jóvenes han perdido mucho los vínculos. Las redes sociales te dan muchos contactos pero pocos vínculos. Tienes mil ‘likes’ pero en las redes solo cuelgas lo bonito, no lo feo, que es lo auténtico. Y otro aspecto muy importante es el concepto de felicidad. Es agotador que tu felicidad sea estar alegre todo el día. A la juventud se le pide que goce de una felicidad de Instagram perpetua.

¿Qué otras señales deben encender las alarmas en casa?

El 'bullying', los pocos vínculos, y el perfeccionismo y la autoexigencia. La aspiración de perfección es fantástica, pero el perfeccionismo es una emoción. Me tengo que sentir perfecto, tengo que controlar todo. Error. Como no me siento perfecto, siempre estoy angustiado porque no llego.

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