Transporte público

¿De quién depende la T-Mobilitat?

La ATM destina otros cinco millones a la T-Mobilitat para crear un servicio de coordinación y mantenimiento

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T-mobilitat

T-mobilitat / Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

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La T-Mobilitat, como concepto, está a punto de cumplir 11 años. Fue el 13 de julio de 2012 cuando el consejo de administración de la Autoritat del Transport Metropolità (ATM), en el que el Govern tiene la mayoría de la representación, aprobó el proyecto, con el que se perseguía implantar un nuevo sistema tecnológico, tarifario y de gestión del transporte público en Catalunya. Era la culminación de un proceso que buscaba la unificación de toda la red, de manera que los ciudadanos que apuestan por la movilidad sostenible y colectiva dejaran de encontrarse con una maraña de buses y trenes, con precios y títulos distintos, desconectados entre sí.

Todo empieza el 19 de marzo de 1997. Los ministros del PP Rodrigo Rato (Economía) y Rafael Arias-Salgado (Fomento) firmaban el acuerdo de constitución de la ATM, que a este lado del Ebro tenía estampado el autógrafo de Macià Alavedra ('conseller' d'Economia), Pasqual Maragall (alcalde de Barcelona, a muy poco de ceder el cetro a Joan Clos) y Joan Blanch, presidente de la Entitat Metropolitana del Transport, uno de los tres organismos que sobrevivieron a la aniquilación de la Corporación Metropolitana dictada por Jordi Pujol en 1986. No sería hasta 2010 que la capital catalana y su entorno recuperarían su nave nodriza supramunicipal, ahora llamada Área Metropolitana de Barcelona (AMB).

Un usuario valida su T-Mobilitat

Un usuario valida su T-Mobilitat / ATM

En su documento fundacional, las partes implicadas ya dejaban negro sobre blanco la importancia de crear una nueva entidad que permitiera "organizar el sistema integrado de transporte público colectivo en el área de Barcelona". La aportación fundacional fue de 95 millones de euros, a repartir entre las tres administraciones que siguen comandando la ATM: Generalitat de Catalunya (51%), Ayuntamiento de Barcelona (25%) y AMB (24%).

Todo a medias

Fruto de esa colaboración, en noviembre del 200 se aprobó la integración tarifaria de la Región Metropolitana de Barcelona. Con la finalidad de exportar modelo al resto del territorio, en 2008 se crearon las ATM de Lleida, Girona y del Camp de Tarragona. Se iban sentando las bases para el proyecto madre que lo englobaría todo. Es así como nos plantamos en 2012 y la aprobación inicial de la T-Mobilitat, cuyo concurso público para su explotación ganó la unión temporal de empresas que formalizaron Caixa Bank, Fujitsu, Indra y Moventia. Formaron la sociedad SocMobilitat, cuyo contrato con la ATM se firmó el 24 de octubre de 2014. La nueva tarjeta debía estar operativa en 2016, pero los tiempos se calcularon mal y nueve años después el trabajo sigue a medio hacer.