Derechos sociales

Badalona duplica las personas sin hogar en dos años: "Dormir en la calle es lo más horroroso que hay"

"Hace un año que duermo en un coche, estoy en la calle"

"He sobrevivido 30 años en la calle gracias a mi perro"

Los recuentos de las entidades sociales registran 253 personas durmiendo en las calles de Badalona y L'Hospitalet

Elisenda Colell

Elisenda Colell

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No lo parece, pero Soufiane Arrouhi es una de las 90 personas que duerme en la calle de Badalona, y así ha sido contabilizado por la Taula Sense Llar de Badalona, que este martes ha organizado el cuarto recuento de personas sin hogar de la ciudad. Son casi el doble de personas, si se compara con el último recuento, hecho en 2021. Soufiane no aparenta ser un sintecho porque lleva ropa limpia, está peinado y huele muy bien. Eso es gracias al centro de día El Folre (gestionado por Cáritas Sant Joan de Déu y la fundación Roca i Pi) al que acude a diario para asearse y comer. Pero sus ojos verdes, su mirada hundida y sus dientes maltrechos muestran que cuando el sol se pone, vuelve su pesadilla. "La pandemia del coronavirus me ha roto, de un día para otro me vi sin nada, estoy hundido", explica el chico.

Recuento de personas sin hogar en Badalona

Recuento de personas sin hogar en Badalona. /

"Los primeros meses fueron los peores. Me cambió la vida totalmente, me decía 'es mentira'" 

La historia de este joven de 27 años muestra cuán injustas pueden llegar a ser las leyes y la burocracia. Y que cualquier persona puede verse en la calle de un día para otro. Porque hasta que lo perdió todo, él trabajaba y pagaba su techo. Este chico llegó a Melilla con tan solo 15 años. Vivió tres años en un centro de menores de la ciudad autónoma: "El peor que hay en toda Europa, dormíamos en el suelo". Ya mayor de edad, consiguió papeles para poder trabajar legalmente en España. Y llegó a Barcelona, donde fue atendido por el Casal dels Infants del Raval. Allí encontró un trabajo de camarero en un bar de la Barceloneta con contrato indefinido. "Yo era feliz, vivía bien: pagaba una habitación, comía cada día y podía enviar dinero a mi familia", recuerda.

Soufiane, un joven sin hogar de 27 años, debajo del pont del petroli, uno de los lugares de Badalona donde duerme.

Soufiane, un joven sin hogar de 27 años, debajo del pont del petroli, uno de los lugares de Badalona donde duerme. / JORDI OTIX

En noviembre de 2019 intentó renovar su permiso de trabajo. Un puro trámite, ya que él estaba contratado. En febrero se lo declinaron porque un papel estaba caducado. "Mi jefe se la jugó, y me tuvo unos días sin contrato hasta que lo resolvieran". Pero llegó la pandemia, los trámites se eternizaron y la restauración tuvo que cerrar. "Me vi en la calle: sin paro, sin erte... sin nada", relata el chico. "Dormir en la calle es lo más horroroso que hay, sobre todo en invierno, que hace mucho frío", lamenta.

"Pensaba que era mentira"

Desde aquél fatídico marzo, Soufiane ha estado viviendo en la montaña de Montjuïc, Maria Cristina, Badalona, el Masnou y Montgat. Ya hace tres años de aquello. "Los primeros meses fueron los peores, estaba todo el día dando vueltas pensando en lo que había pasado.. hasta que te acostumbras", explica. "Es que me cambió la vida totalmente, ni me lo imaginaba... decía, es mentira". Recuerda que se levantaba a las cinco de la mañana y se ponía a caminar, sin saber qué hacer. "He llorado mucho, demasiado. Y aquí sigo, en la misma mierda".

Driss, un joven de 26 años que duerme en la playa debajo de un puente, junto a su perro.

Driss, un joven de 26 años que duerme en la playa debajo de un puente, junto a su perro. / JORDI OTIX

Ha dormido en la playa de Badalona, un lugar habitual, especialmente bajo el conocidísimo Pont del Petroli. Son varios los robos de los que ha sido víctima. También denuncia que en esta ciudad la policía le despierta de madrugada para echarlo de la calle. Es por ello que decidió irse a dormir debajo de un puente en Montgat.

El perfil del sintecho: hombres de entre 35 y 55 años que han perdido el trabajo o tienen empleos precarios

Encontrar al centro diurno de Folre le ha cambiado la vida. "Al menos comes un desayuno y estás tranquilo". Sobrevive recopilando los restos de comida que tiran a la basura los supermercados. "A veces tengo suerte y como, otras no".

Pulmones y psiquiátrico

Su estado de salud es frágil. El frío le ha causado una mancha en los pulmones, que cada vez se extiende más. Pero los peores daños son los psicológicos. "Ya me han internado dos veces en el psiquiátrico de Can Ruti: es que se me hizo muy duro", se sincera. "Me dieron una medicación de 49 euros pero no me puedo comprar las pastillas porque no tengo dinero", cuenta.

"Lo de la calle es terrible, yo he pasado por una depresión y me he querido quitar la vida"

Sus amigos Driss y Ayoub, están también en una situación parecida. Los restauradores les dan comida sobrante para que puedan subsistir. Ambos están sin documentación, y duermen en tiendas en la playa y en la calle, a pesar de que han llamado desesperadamente a todas las puertas, incluso a la de Mercabarna, para poder trabajar.

Las suyas no son las únicas voces de la calle en Badalona. "Oye... ¿con esto no me váis a joder, no? Que lo último que quiero son problemas y que me señalen", se presenta Luis. Tiene 45 años y hace tres meses que vive en la calle. Con una lona se ha montado una especie de cabaña que le sirve de hogar.

Un hombre duerme en una calle de Badalona, detectado durante el recuento de personas sin hogar.

Un hombre duerme en una calle de Badalona, detectado durante el recuento de personas sin hogar. / JORDI OTIX

"Yo no hago daño a nadie, lo poco que tengo lo consigo con la chatarra"; sigue Luis. Su vida no ha sido fácil. "Lo de la calle es terrible, yo he pasado por una depresión y me he querido quitar la vida", explica. Está separado, tiene dos hijos, y se vio sin nada cuando cumplió una condena en la cárcel. "No tengo techo pero no quiero volver a la delincuencia, no quiero regresar al talego", añade el hombre, que está esperando una prestación social prometida.

Lista de espera de hasta tres meses

Le escucha atentamente Andrés Expóstito, educador del Equipo de Atención y Detección de Personas Sin Hogar de Badalona, un servicio creado en 2017. En 2019, cuando gobernaba Albiol, la ciudad abrió su primer albergue para personas sin hogar. Tiene 47 plazas y su estancia está limitada a un máximo de nueve meses al año. "Siempre faltan recursos, tenemos lista de espera de entre dos y tres meses", explica Expósito.

Un grupo de voluntarios se organiza las zonas a recorrer durante el recuento de personas sin hogar de Badalona.

Un grupo de voluntarios se organiza las zonas a recorrer durante el recuento de personas sin hogar de Badalona. / JORDI OTIX

Cuenta que el perfil mayoritario de las personas que duermen en la calle son hombres de 35 a 55 años. "O han perdido el trabajo, o tienen empleos precarios... y no se pueden pagar ni una habitación en Badalona", cuenta. Dice que ya ven casos de personas en la calle a pesar de cobrar la Renta Garantizada de la Generalitat. La ayuda es de 700 euros al mes, pero las habitaciones superan los 400 mensuales. "Cuesta mucho que les alquilen pisos, y además muchos tienen deudas a pagar o manutenciones que asumir", sigue el educador. También señala que en la ciudad varias personas viven en naves abandonadas, una realidad que se hizo visble a raíz de un incendio con consecuencias dramáticas pero que aún sigue sin resolverse.

Tendencia al alza

En total, en Badalona se han contabilizado 90 personas que duermen al raso. Es casi el doble del último recuento hecho en 2021, sonde se hallaron 48 almas en el asfalto. Además 299 personas pasaron la noche en albergues municipales o pisos de las entidades sociales. Una cifra récord, igual que en L'Hospitalet de Llobregat, donde también se ha realizado un recuento. Allí Cáritas y La Vinya, las dos entidades promotoras, han localizado a 163 personas durmiendo en la calle, son 71 más que hace dos años. "Esta tendencia no nos puede dejar de brazos cruzados, necesitamos medios para que estos vecinos tengan una vida digna", reclaman las entidades. Esta misma noche se tenían que sumar los datos de Barcelona, pero el recuento se ha anulado por una huelga de los servicios de atención a las personas sin hogar.

A las dos de la madrugada, los 170 voluntarios de Badalona (cifra récord) se dispersaron para casa. Víctor Villanueva, profesor de primaria, apenas dormirá cuatro horas. "Sé que los recursos que se destinan a las personas sin hogar no son todos los que deberían ser, por eso estoy aquí, para ver si con esto cambiamos algo", razona. "Dar el dato de la indignidad, de cuántas personas duermen al raso, puede devolver la dignidad a esta gente y que se tomen medidas se una vez", opina Arnau Oncins, estudiante de enfermería.