Emergencia social

Barcelona anula el recuento de personas sin hogar, previsto este martes, por una huelga

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Sin hogar en la ola de calor: "Es como llevar un elefante a cuestas"

Algunas entidades se solidarizan con la protesta de los educadores sociales municipales, que impide mapear la ciudad durante esta noche

Recuento de personas sin hogar en Barcelona

Recuento de personas sin hogar en Barcelona / LAURA GUERRERO

Elisenda Colell

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La Xarxa d'Atenció a Persones Sense Llar de Barcelona (XAPSLL), integrada por 36 entidades sociales e impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona, ha decidido anular el recuento de personas sin hogar de la ciudad, que estaba previsto para la noche de este martes 30 de mayo. El motivo, una huelga convocada por los más de 60 trabajadores que integran el Servei d’Atenció Social al Sensellarisme a l’Espai Públic (SASSEP) y el Servicio de Intervención Social de Familias con menores (SISFAM). Los trabajadores exigen igualdad de condiciones laborales, así como más recursos para poder sacar del asfalto a las personas que pernoctan en él. Denuncian que pueden esperar más de tres meses para encontrar plaza en un albergue.

Un recuento sirve para hacer pública la cifra de cuantas personas viven en el raso, pero sobretodo pretende desestigmatizar y sensibilizar sobre esta problemática, especialmente entre los voluntarios que lo hacen posible. El último recuento que se hizo en Barcelona fue en 2021, aunque el gobierno local conoce de sobras las cifras, ya que una vez al mes sus trabajadores rastrean la ciudad. Este año, los impulsores han dado marcha atrás porque los empleados públicos que atienden a las personas sin hogar de la ciudad han hecho una huelga para ese día. Los motivos oscilan entre la solidaridad de la lucha de los trabajadores y la imposibilidad material de poder mapear la ciudad, ya que estos educadores también se volcaban en el recuento cada año.

Servicio subcontratado

El de este martes es uno más de los varios pulsos que los empleados del SASSEP y el SISFAM mantienen con el consistorio. Reclaman que estos servicios, externalizados y gestionados por dos empresas privadadas (Progess y Grupo 5), sean municipalizados. Ya han iniciado un contencioso judicial para conseguirlo, por cesión ilegal de trabajadores. "Nos tratan como trabajadores de segunda", se quejan estos empleados, el 60% de los cuales son educadores sociales que recorren a diario la ciudad de noche hablando y ofreciendo soluciones a las personas sin hogar o en chabolas. Aunque la reivindicación de este martes va más allá.

"No nos reconocen los riesgos psicosociales de nuestro trabajo", explica el portavoz de la asemblea de trabajadores, Enric Viadiu. Unos pluses que, dicen, sí perciben otros servicios como los psiquatras de la calle o los educadores que tratan con toxicómanos. "Son los mismos usuarios", recalca Viadiu. Los empleados también señalan una importante diferencia salarial dentro de este servicio. Tras una reestructuración de los educadores de calle en 2021, sostiene que una parte de estos empleados cobran un complemento (porque antes ganaban más) y el resto no lo hace.

Añaden, además que no todos los empleados de este servicio pueden cobrar al 100% sus bajas. "Queremos que, por los riesgos de nuestro trabajo, las bajas por maternidad se puedan empezar a la semana 12 y no a la 30,", clama Viadiu. Desde el SISFAM, Olga de la Vega insiste en la desigualdad dentro de este equipo. "Las trabajadoras familiares cobran poco más de 1.000 euros, cuando tienen derecho a pluses por la especificidad de su trabajo. La empresa nos dijo que no debían cobrar el complemento porque así se lo había dicho el Ayuntamientoo", critica.

Más de tres meses para dormir en un albergue

Sin embargo, las quejas de estos trabajadores no solo miran por sus derechos laborales. "Necesitamos más recursos, más vivienda", insiste Viadiu. "Hay eternas listas de espera que impiden que nuestros usuarios [las personas que duermen en la calle] pueden entrar en recursos", explica. Hace más de dos años, dice el educador, las personas sin hogar podían tardar dos semanas para pasar una noche en un albergue. Bastaba con hacer cola ante las puertas día sí día también. "Ahora tenemos que hacer informes, lo mandamos a una comisión que lo estudia y acepta el caso...", se queja Viadiu. Las personas que duermen en la calle, actualmente, pueden tardar más de tres meses en acceder a un albergue. Hay que reconocer, sin embargo, que Colau ha creado 800 plazas más en albergues para personas sin hogar, llegando a las 2.800 camas disponibles.

Los últimos datos facilitados por el consistorio en febrero cifraban 1.080 personas durmiendo en la calle en Barcelona. "Está subiendo: nos movemos entre los 1.100 y 1.200", sospechan fuentes del SASSEP que creen que estas cifras deberían estar al alcance de los ciudadanos.