Educación en Catalunya

Profesora de Física y Química busca instituto accesible: "Necesito un centro al que pueda ir en silla de ruedas"

Catalunya aún tiene al menos 250 escuelas e institutos totalmente inaccesibes

Docentes interinos llevarán a Europa el concurso de méritos tras detectar "irregularidades"

Ester Velasco se ve obligada a dejar el instituto adaptado en el que lleva más 30 años, en Badia, porque este dejará de ofrecer ESO y Bachillerato

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A1-175496081.jpg / Manu Mitru

Helena López

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Ester Velasco lleva más de 30 años trabajando en un instituto público de Badia del Vallès (Vallès Occidental); centro en el que se habría jubilado si no fuera porque, en diciembre de 2021, el Departament d'Educació y el Ayuntamiento de Badia del Vallès decidieron reorganizar el mapa escolar del municipio y convertir su instituto -etiquetado como de máxima complejidad- en un centro en el que a partir del curso 24-25 se impartirán exclusivamente ciclos de de Formación Profesional. Es decir, borrar del centro los estudios de ESO y Bachillerato, etapas educativas en las que trabaja esta entregada profesora, catedrática de Física y Química.

Catedrática en Física y Química, tiene 266 puntos, pero se ha quedado sin plaza en el concurso de traslados al pedir solo centros accesibles

La diferencia entre Ester y el resto de docentes de ESO y Bachillerato de este instituto de Badia, que también deberán ser trasladados, es que Ester necesita una silla de ruedas para moverse por las secuelas de la poliomielitis y la realidad arquitectónica del parque público escolar de Catalunya es la que es, como denunció hace unos días EL PERIÓDICO, con al menos 250 escuelas e institutos con barreras arquitectónicas.

"El único de Badia"

"El instituto en el que llevo toda la vida trabajando está totalmente adaptado, tanto el baño, como el ascensor, pero es el único de Badia adaptado; ningún otro lo está, y mira que todos tienen más de 40 años, que tiempo para adaptarlos han tenido", apunta la catedrática, quien, tras digerir la noticia de que debería cambiar de centro, decidió junto a su marido -profesor en el mismo instituto- optar al concurso de traslados [se organiza cada dos años, y este 2023 ha tocado] y solicitar institutos cerca de casa, en el distrito de Nou Barris, en Barcelona.

Ester Velasco junto a su marido, Jesús Paterna, también profesor en el instituto de Badia del Vallès.

Ester Velasco junto a su marido, Jesús Paterna, también profesor en el instituto de Badia del Vallès. / Manu Mitru

Funcionaria desde hace 32 años, esta catedrática de Física y Química, con 266 puntos -muchísimos- solicitó -a ciegas, como el resto de docentes, ya que el sistema está así montado -los tres institutos más cercanos a su casa a los que podía acudir sin necesidad de coche y que sabía seguro que estaban adaptados: "uno, porque es el centro en el que estudié, otro, porque es el centro donde hice las oposiciones a la cátedra y, el otro porque paso cada día por delante y lo veo". La reflexión no es baladí. Ester sabe, como todas las personas con movilidad reducida, que muchos espacios supuestamente accesibles en realidad no lo son.

Finalmente, Ester y su marido, aplicaban juntos, no han entrado a ninguno de los tres institutos del barrio, ya que ninguno de ellos sacó plazas de su especialidad al concurso de traslados (sí, el funcionario pide los centros sin saber si la dirección de estos sacará o no esa plaza hasta después de haber entregado la solicitud).

Silencio por respuesta

Al quedarse sin plaza, Velasco presentó una reclamación. "Yo no puedo concursar a todos los centros de la ciudad; si tengo que ir en coche, ¿qué hago con el coche? Necesitaba un centro al que pudiera ir con la silla eléctrica", argumenta. En el momento de esta entrevista no había obtenido ninguna respuesta a su cuanto menos razonable y razonada queja por parte de Departament d'Educació. Un silencio que también le molesta.

En Catalunya hay al menos 250 escuelas e institutos con barreras arquitectónicas, 30 de ellos en Barcelona  

Más allá de su problema personal, la situación de Velasco pone en evidencia la persistencia de las barreras arquitectónicas en los centros educativos catalanes, que no solo afecta a cientos de alumnos, sino, también, a docentes como ella. "Solo en Barcelona hay más de 30 centros inaccesibles, contados esta misma semana por mí misma, porque en el decreto del concurso de traslado sale el grado de adaptación marcado con un número, y hay más de 30 que no lo están; que no tienen ningún número", añade la profesora, a quien le llama la atención que "después no paren de hablar de su apuesta por la escuela inclusiva".

Inacción

Por el momento, el curso que viene, que todavía habrá ESO y Bachillerato en su centro, el matrimonio se quedará en Badia. "Cuando hicieron el anuncio del cambio del mapa escolar el inspector me dijo que no me preocupara, que todos los centros del municipio estarían adaptados; pero ha pasado un año y medio y no han hecho nada", prosigue molesta.

"Cuando un equipamiento se hace accesible se beneficia toda la comunidad, no solo las personas que vamos en silla de ruedas"

Que el centro en el que esta profesora lleva tres décadas trabajando esté completamente adaptado no es casualidad. "Se debe al empeño de sus directores. Primero, de Albert Pahissa, que logró, hace ya muchos años, la instalación del ascensor y, después, de Ángel Vadillo, que hizo lo imposible para adaptar el baño cuando hubo un alumno que lo necesitó", reivindica Velasco, quien se pregunta cómo puede ser que las universidades públicas estén mucho más adaptadas que las escuelas e institutos, cuando estos deberían ser universales.

La docente recuerda una anécdota de hace ya muchos años que le quedó grabada para siempre. Una frase de Maragall, Pasqual, cuando este era alcalde de Barcelona y acudió una vez a su barrio a inaugurar una rampa. "Dijo que era importante asegurar la accesibilidad de todo el mundo, porque aquella rampa no la disfrutarían solo personas en silla de ruedas; que la usarían también desde mujeres que vuelven del mercado con el carro de la compra lleno hasta madres con cochecitos de bebé. Cuando un equipamiento se hace accesible, se beneficia toda la comunidad, no solo las personas que vamos en silla de ruedas", concluye convencida.