Salud mental y adolescentes

Expertos en suicidio juvenil reclaman restringir el uso del móvil en menores de 16 años

La salud mental de los adolescentes desborda el sistema sanitario y educativo

"Me autolesionaba hasta cinco veces al día solo para aliviar, por un momento, mi angustia"

La Generalitat comparte la necesidad de regular el acceso e impulsa un proyecto para activar alertas al buscar ciertas palabras en internet y redes

Las autolesiones no suicidas entre los adolescentes y los jóvenes se han convertido en un problema de salud pública.

Las autolesiones no suicidas entre los adolescentes y los jóvenes se han convertido en un problema de salud pública. / David Castro

Elisenda Colell

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"Las pantallas nos están estropeando a nuestros chavales. Los móviles no nos ayudan a hacer nuestro trabajo y están generando fatiga y malestar en muchos adolescentes. Habría que regular su uso hasta los 16 años, igual que con el alcohol", afirma Francisco Villar, psicólogo especialista en conducta suicida de menores del Hospital Sant Joan de Déu. Lo ha expuesto este miércoles en el Fòrum Social organizado por la Fundació Pere Tarrés. Una visión que también comparten las entidades sociales que acompañan a los supervivientes de suicidios: "Tiene un efecto perverso en los trastornos de conducta y adicciones. El móvil ha transformado las relaciones sociales y debe legislarse", ha compartido Glòria Iniesta, maestra y miembro de la Associació per a la Prevenció del Suïcidi i l’Atenció al Supervivent.

Las actuaciones por riesgo de suicidio en los centros sanitarios se triplicaron entre 2019 i 2021

A raíz de la pandemia, los trastornos mentales y su impacto en los menores ha sido apabullante. Según los datos de la Generalitat, entre 2019 y 2021, las activaciones del código de riesgo de suicidio se triplicaron en menores de 18 años. Se trata de niños que han intentado suicidarse o que lo han ideado. "Se han pasado de 600 casos a cerca de los 1.300", ha explicado Joan Vegué, director del Plan director de Salud Mental y Adicciones de la Generalitat.

Asimismo, las hospitalizaciones de menores por este motivo crecieron el 40% tras la pandemia. También aumentaron el 25% los chavales que necesitaron acceder a los servicios de los Centros de Salud Mental Infantil y Juvenil (CSMIJ). "Afortunadamente, estas cifras han descendido en 2022, cosa que no ocurre con el resto de franjas de edad. Es una esperanza que debemos seguir corroborando", ha explicado Vegué.

Según los especialistas, hay un lapso de un año entre la primera tentativa de suicidio y los primeros pensamientos

Móvil, tratamiento y prevención

El móvil no es la principal causa que motiva los suicidios. Pero según los expertos, no ayuda ni al tratamiento ni a la prevención. "Si buscas tristeza en Tiktok, enseguida empiezan a aparecer vídeos de autolesiones, hay una normalización", ha advertido Villar. Según sus cálculos, el 70% de los menores van a dormir con el teléfono móvil. La interacción habitual de los adolescentes y niños con las pantallas no ayuda al desarrollo normal de su cerebro, asegura el psicólogo, les hace más vulnerables ante los trastornos de salud mental y dificulta su recuperación. "Vemos niños con mucha pasividad, fatiga -ha añadido-. Les estimulan de forma gratuita, sin apenas moverse. Estas redes son más permeables a los mensajes que llevan a los trastornos de alimentación y al suicidio, que han crecido un 21% tras la pandemia".

"Facilitarles un móvil a edades tan tempranas es como si les diéramos la comida masticada, se quedarían sin dientes. Hay que prohibir su uso a edades tan tempranas", ha insistido Villar, que ha explicado que colegas suyos piden abstinencia de pantallas para poder hacer diagnósticos de trastornos de salud mental o discapacidad.

Iniesta, que aparte de trabajar en una escuela imparte talleres sobre salud mental en institutos y centros educativos, ha recordado la gravedad del ciberbullying entre los menores. "Vemos conflictos en el aula que nacen de conversaciones 'online' a las doce de la noche o una de la madrugada", ha explicado el psicólogo. "El problema es que los padres no conocen el contenido de lo que ven sus hijos. La soledad es el principal factor de riesgo en relación a las nuevas tecnologías -insiste-. Comparten y reproducen modelos que no son saludables, no hay ningún control".

Alertas por búsquedas por internet

Desde la Generalitat, Vegué ha rehusado ser tan categórico. "No creo que haya que prohibir la venta de móviles a menores de 16 años, pero sí hay que regular el acceso a según qué contenidos", opina el director del Plan de Salud Mental. De hecho, la Generalitat está diseñando un proyecto con la Universitat Pompeu Fabra para que, según las palabras que buscan los usuarios en internet o redes sociales, aparezca una alerta o anuncio sobre dónde pedir ayuda emocional o proyectos de prevención en salud mental. Palabras clave, entre otras, son "quiero morirme", "cómo suicidarse" o "estoy triste".

A pesar de su contundencia respecto a las nuevas tecnologías, el experto de Sant Joan de Déu destaca que los suicidios, las tentativas, las ideas suicidas o las autolesiones vienen explicados por cuatro factores principales: un profundo dolor emocional, desesperanza (sienten que no hay salida o que no pueden llegar hasta ella), falta de vínculos y compromiso con los demás (más bien sienten que son una carga para el mundo) y sensación de soledad. "El hecho de participar en actividades socioeducativas como los que organiza la fundación es clave para romper con esto: hay un proyecto en Canadá sobre intervención educativa en los patios escolares que está dando muy buenos resultados", ha añadido el experto.

Soledad y culpa

Villar también ha explicado que el proceso para llegar hasta consumar un suicido es largo. "El problema es que debemos llegar a estos chicos, y nos está costando, nos hemos dado de bruces con el problema", ha explicado. Un año antes de los primeros intentos llega la ideación de la muerte. Niños que hablan de la posibilidad de morirse. Luego vienen las amenazas con suicidarse ante conflictos con padres o compañeros. Después están los gestos suicidas o preparatorios: por ejemplo, conseguir pastillas y preparar las escenas aún con pavor a hacerlo. Y finalmente las tentativas e intentos, hasta que se consuman. "Cuanto más tiempo pasa, más capaces son de hacerlo, tienen más práctica", explica el psicólogo.

Iniesta también reclama más medios para atender los casos. Desde la atención primaria hasta los programas de acompañamiento a familias, escuelas y todo el entorno donde puede haberse dado un suicidio. "Hay un estigma tremendo, mucha culpa y mucha soledad: hace falta acompañamiento", afirma la profesora. Una petición que Vegué, del Departament de Salut, ha asumido.

"El aumento de casos en menores está tensionando la red de salud mental: y no tanto en la patología grave sino en la más leve. Trastornos alimentarios, conductuales, impulsividad o desregulación emocional... es necesario actuar rápidamente y de forma resolutiva porque si no se nos complicarán", ha admitido Vegué. Ha explicado que faltan profesionales, y que está negociando un aumento de presupuesto para la red ambulatoria de salud mental infantil. "También buscamos nuevos perfiles: trabajadores sociales y educadores, terapeutas sociales que puedan visitar a las familias", ha anunciado.

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