Madres, a pesar de todo

Maurilia con tres de sus cuatro hijos. Foto: Save the Children

Maurilia con tres de sus cuatro hijos. Foto: Save the Children

Judit Saavedra Micaló. Save the Children.

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Hoy se celebra el Día de la Madre y muchas casas se van a llenar de flores, bombones, dibujos, perfumes, abrazos… Todo tipo de detalles que sirven para mostrar a nuestras madres cuánto las queremos y el orgullo que sentimos de tenerlas en nuestras vidas.  

Sin embargo, en muchos de estos hogares también habrá dificultades para llegar a final de mes, juguetes que no podrán ser comprados y angustia por no llenar los platos de comida con lo que más gusta a los niños y niñas de la casa. Hay madres que hoy no recibirán joyas ni libros, sino facturas de la luz que no podrán pagar. 

Ser madre es, por lo general, una alegría, pero conlleva también esfuerzo y numerosos gastos, especialmente si lo eres sola. En España, ser madre supone una dificultad adicional sin una pareja con la que compartir la maternidad y la crianza de los hijos e hijas. En nuestro país hay 557.442 hogares con niños, niñas y adolescentes que están encabezados por una mujer. 

Según los datos de la última Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del Instituto Nacional de Estadística (INE), los hogares monomarentales son los más expuestos a la pobreza y exclusión social. Los niños y niñas que viven en ellos se enfrentan a una tasa de carencia material severa del 15,9%, significativamente por encima de la tasa general, del 10,1%. Esto significa que carecen de los bienes y servicios básicos para mantener unas condiciones de vida dignas. Asimismo, mientras que la tasa de pobreza de los hogares con niños y niñas a cargo se sitúa en el 24,7%, en los hogares monomarentales alcanza el 46,1%. De ellos, más de la mitad (el 24,1%) se encuentran en situación de pobreza severa. 

Ser madre en otros lugares del mundo

No todas las madres cuentan con las mismas oportunidades ni se enfrentan a las mismas situaciones. En todo el mundo, hay muchas realidades y muchas maternidades. 

En Níger, por ejemplo, las madres luchan a diario para que sus hijos e hijas no engrosen las ya desesperantes cifras del hambre. En este país africano, más de 3,6 millones de personas corren el riesgo de sufrir inseguridad alimentaria, y casi medio millón de niños y niñas menores de 5 años padecen las peores consecuencias de la desnutrición. En este desolador contexto, vemos a las madres hacer todo lo posible para salvarlos: sembrar y cultivar contra las adversidades del cambio climático, cocinar los pocos alimentos de los que disponen… cantando y cuidando como buenamente pueden mientras dan a sus hijos e hijas esperanzas de vivir entre tanta desolación y muerte. 

En Afganistán cada año centenares de niñas son forzadas a casarse y obligadas a renunciar a su derecho a la educación, atención sanitaria y desarrollo para hacer frente a las dificultades económicas que atraviesan sus familias. Sabemos que el matrimonio infantil está estrechamente vinculado con la maternidad temprana: las niñas casadas a menudo se quedan embarazadas durante la adolescencia, lo que incrementa el riesgo de sufrir complicaciones graves durante el embarazo y el parto, tanto para ellas como para sus hijos e hijas. Las consecuencias del matrimonio infantil son inmediatas, de largo alcance y a menudo intergeneracionales, por eso es imprescindible que en un país donde hay 14 millones de menores de edad necesitados de ayuda se pongan todos los esfuerzos pertinentes para acabar con este tipo de violencia contra las niñas y las mujeres. 

En Ucrania hemos visto a madres dar a luz en mitad de la guerra. Madres asustadas y angustiadas por tener que traer al mundo a sus hijos entre bombas. Ninguna mujer debería ser testigo de tanto horror y miedo en un momento tan maravilloso y único como lo es convertirse en mamá. De hecho, la foto de una mujer embarazada siendo trasladada en una camilla −resultó herida cuando estaba ingresada en un hospital maternoinfantil de Mariupol− ha sido la ganadora del World Press Photo 2023. Con esa durísima imagen el mundo entero se ha podido hacer una idea del sufrimiento vivido por esa madre, que fallecía media hora después de dar a luz a su bebé sin vida. 

Y en México, por ejemplo, hay madres que deben desplazarse desde comunidades muy pobres del sur del país hacia otros estados del norte en busca de empleos temporales que son su único sustento durante un año. Mujeres que trabajan de sol a sol y tienen que vivir con sus hijos y otras familias en albergues que no reúnen las condiciones de habitabilidad adecuadas. Tienen que enfrentarse a distintos problemas, entre ellos el hacinamiento, la violencia familiar, la falta de saneamiento y el limitado acceso a servicios de salud y educación. Pero, aun así, estas madres sacan fuerzas para darles a sus hijos e hijas un futuro mejor, con las oportunidades que merecen. 

Desde Save the Children queremos felicitar a todas las madres, sin distinción. Gracias por el gran trabajo que realizáis y por poner tanto esfuerzo en cuidar y proteger a vuestros hijos e hijas.