Avería de la R2 en Gavà: "Solo con ver la foto te queda claro que no fue un rayo"

No es Xavier Flores una persona que diga las cosas sin pensar. Porque en el fondo, es mucho más un perfil técnico que político. El martes, el secretario general de Infraestructuras del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana aseguró que el incendio que el lunes por la noche destrozó las comunicaciones de la estación de Gavà de la línea R2 había dejado "a ciegas" el apeadero. Y añadió que la hipótesis "más razonable" era que un rayo habría causado la avería. Flores, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, fue durante casi una década el director general de Infraestructuras de Movilidad del Govern, así que sabe bien que cuando se habla de Rodalies, lo mejor es no dar nada por sentado. De ahí que hablara de posibilidades, no de certezas.

Al día siguiente, mapas de Meteocat mediante, la posibilidad de una tormenta eléctrica perdía fuelle al no aparecer descarga alguna en el cielo de Gavà en todo el día. Los expertos consultados por este diario, que piden el anonimato por razones obvias (tienen relación profesional con Adif), coinciden en que no pudo ser un rayo.

La propia ministra Raquel Sánchez, exalcaldesa de Gavà, ha asegurado este jueves que el Gobierno "en ningún momento ha determinado que esa fuera la causa". A la espera de una investigación -el Govern ha reclamado hacer su auditoría propia pero no parece que lo vaya a conseguir-, la responsable de Transportes sí ha asegurado que el origen fue "un hecho fortuito no previsible". A la espera de que Adif dictamine las causas, ¿se podría haber evitado tanto destrozo? ¿Está suficientemente protegida la infraestructura?

Gobierno en llamas

El cable que se desprendió de la catenaria, cargado con 3.000 voltios, se quedó colgando e impactó con una señal luminosa -un indicador de salida que permite al maquinista saber si ya puede emprender la marcha-, que con la descarga se incendió y trasladó toda la tensión al edificio técnico, donde las llamas se comieron el cableado de comunicación de Gavà. Resultado: la estación de la R2 sita entre Castelldefels y El Prat de Llobregat se queda sin enclavamiento, el sistema automático que controla todas las señales que gobiernan las entradas y salidas de trenes desde ambos lados, incluidas las vías por las que los Regionales avanzaban a los Rodalies.

Un par de ingenieros expertos en la materia consultados por este diario coinciden en que no pudo ser una tormenta eléctrica. "Solo con ver la imagen ya tienes claro que no fue un rayo", concreta uno de ellos. "No fue un rayo, habría fundido el cable y lo habría dejado sin carga". Explican que un rayo, además de haber desintegrado el cable, habría generado un aviso en la subestación eléctrica, que de manera inmediata habría desconectado la energía y habría convertido el cable en una simple cuerda. "Se desprendió de la catenaria, por razones que tendrán que explicarnos y, con toda la carga eléctrica, impactó con la señal y generó la descarga". Y a partir de ahí, una serie de catastróficas desdichas.

El origen de mal

El cable en cuestión, aunque todavía no lo ha confirmado Adif, que está realizando su investigación y no hará públicos los resultados hasta la semana que viene, parece ser un 'feeder', la línea eléctrica que proviene de una subestación, acompaña a la vía y alimenta los tramos de catenaria a los que se une el pantógrafo, el elemento que pasa la energía de la infraestructura al tren para que pueda circular.

Se cuestionan los ingenieros si la señal disponía de una toma de tierra. Una pregunta retórica, sostienen, porque a la vista de que el fuego llegó al edificio técnico, "es evidente que la energía no se canalizó hacia el suelo, sino siguiendo los cables hasta el cerebro del enclavamiento". Por lo tanto, coinciden, o no había toma de tierra o no ejerció el trabajo esperado.

A partir de ahí, otro elemento para la reflexión: la caseta con todo el cableado que gobierna la estación, a tenor de las imágenes publicadas en redes sociales, no disponía de un sistema inmediato de extinción de incendios. Es decir, que al primer síntoma de humo no salta un producto químico capaz de aplacar las llamas sin dañar la instalación.

Uno de los expertos consultados señala, además, que estos edificios técnicos (el de Gavà es de 2018) "son de una importancia extrema en las estaciones pero, en cambio, están instalados en casetas que parecen provisionales". "Muy cutres", detalla, para que se entienda bien. "Y de muy fácil acceso para cualquiera que quiera realizar un sabotaje importante", añade el otro. El de Gavà parece una caseta prefabricada, similar a los barracones que todavía pueden verse en muchas escuelas públicas de Catalunya.

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