Debate social

"Es una distopía": el caso Obregón enciende las críticas contra la industria de los vientres de alquiler

Abogadas, sociólogas y divulgadoras alertan de que los bebés pueden ser tratados como mercancía de la mano de una ciencia que no tiene en cuenta la ética

Ana Obregón, en una imagen de archivo

Ana Obregón, en una imagen de archivo / Europa Press

Olga Pereda

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Ana Sandra Lecquio Obregón ha nacido tres años después del fallecimiento de su padre biológico, Aless Lecquio, hijo de Ana Obregón. Enfermo de cáncer, el joven, por lo visto, expresó a su madre su deseo de tener hijos con su esperma congelado. La presentadora ha hecho realidad ese deseo de la mano de un vientre de alquiler en EEUU, provocando un incendiado debate social, político, jurídico y bioético a propósito de los problemáticos límites deontológicos de las clínicas que se dedican a la gestación subrogada y de cómo algunas voluntades pueden suponer una colisión frontal contra los derechos de los niños.

Portada de la revista '¡Hola!' junto a su nieta, Obregón está protagonizando lo que para muchas expertas en derecho, bioética, feminismo y sociología es una “distopía”: la confirmación de que los niños son tratados como mercancía y de que algo está fallando en una industria que “adolece de falta de ética”, según apuntan especialistas en bioética.

Estas mismas voces -muy críticas con la actitud de Obregón, que a sus 68 años, será la figura de referencia de la bebé- piden una reflexión a toda la sociedad y recuerdan que tener hijos no es un derecho. Los únicos derechos que existen y están reconocidos por ley son los de los niños y las niñas, pero los avances científicos “han superado a la ética”, afirma la socióloga Marina Subirats. Cabe decir que, en un giro aún más rocambolesco de guion, la propia presentadora ha apuntado que su hijo quería un hijo varón y que es posible que vuelva a contratar a una madre gestante.

Otras voces, sin embargo, añaden que la ética -pensar y preguntarse qué es justo y bueno y qué no lo es- es una disciplina tan grande que no se puede reducir a sola posición porque, además, hay que tener en cuenta la subjetividad.

¿Puede legalmente un hombre fallecido ser padre?

Sí. La legislación española permite la paternidad posterior a un hombre que está atravesando serios problemas de salud y que finalmente fallece, explica Núria González, abogada especializada en Derechos Humanos y Bioética y autora de ‘Vientres de alquiler’. “Tiene que tramitarse por escrito, la fecundación posterior se tiene que realizar a su pareja habitual y se concede un año de plazo para que nazca la criatura”, concluye. La abogada, en todo caso, insiste en lo que ella considera una perversión del sistema. “El padre de la niña (Aless Lecquio) estaba enfermo de cáncer. Si la madre gestante hubiera tenido ese problema de salud y lo hubiera superado, se la habría descartado como madre gestante. Los vientres de alquiler buscan mujeres sanas. Es una selección eugenésica de una madre para una selección eugenésica de una niña”, concluye tras destacar que, de esta manera, el mercado “cosifica a la mujer y a los niños”. Para la divulgadora, el caso Obregón es un "claro ejemplo de falta de ética". Para empezar, añade, por una cuestión: "¿Por qué tienen que venir los niños al mundo huérfanos?"

Ciencia 'versus' ética

Para la socióloga y feminista Marina Subirats, el caso Obregón demuestra que “el avance de la ciencia es superior al desarrollo de la ética”. En su opinión, tendría que haber “un equilibrio entre lo que se puede hacer y los criterios que dictaminan si estamos dañando a la humanidad”. “No hay que condenar la ciencia, lo que hay que hacer es desarrollar criterios éticos. Porque si todo es posible… Lo cierto es que no todo lo posible tiene que ser bueno para la humanidad. Nos hemos cargado los criterios éticos y estamos prostituyendo la palabra libertad. Somos libres, sí. Pero hasta que no perjudiquemos a nadie”. En su opinión, aquí hay dos perjudicadas: la criatura (que nace huérfana) y la madre que dio a luz, una mujer cubana que vive en EEUU, con escasos recursos económicos, según desvela hoy 'Lecturas'. La revista publica que es madre de dos hijos biológicos, que tiene experiencia gestando bebés para otras mujeres y que recibió 30.000 euros de los 200.000 que costó todo el proceso. Una séptima parte.

Las preguntas que plantea la ética

La ética es una disciplina que pone muchas preguntas encima de la mesa. Y que sirve para pensar, discutir y debatir. “Ha pasado algo y nos preguntamos si es justo o no, si es bueno o no. Pero no todos pensamos igual, estamos delante de algo subjetivo”, puntualiza Jordi Mir, profesor de Ética en la Universitat Pompeu Fabra. El docente recuerda que la bioética tiene cuatro principios: no hacer daño, intentar hacer el bien, conseguir la autonomía de las personas y la justicia e igualdad de trato.

Ahora bien, en este caso, ¿qué ocurre? "Ana Obregón afirma que se siente feliz y que ha cumplido el deseo de su hijo. De acuerdo, pero hay que pensar también en los otras personas. ¿Qué pasa con la madre que ha gestado? ¿Qué pasa con el bebé, que tiene una abuela que ejercerá de madre y no se sabe muy bien hasta cuándo la podrá cuidar? ¿Qué pasa con las personas que no tienen recursos económicos y ponen a disposición su vientre para gestar una criatura? La ciencia y el mercado nos permite hacer cosas que no nos habíamos planteado si las queríamos hacer o no", concluye el profesor Mir.

El registro de Ana Sandra

En España una sentencia del Tribunal Supremo de 2014 prohibió la inscripción de cualquier bebé que proviniera de un contrato de vientre de alquiler. Pero una instrucción de 2010 de la Dirección General de los Registros y del Notariado estableció una política favorable al registro de niños nacidos mediante gestación por sustitución para dotarles de protección jurídica. La abogada Núria González destaca que Ana Obregón puede tener problemas a la hora de inscribir a su nieta en España, donde es imprescindible tener un Libro de familia. “Puede ser que el fiscal se oponga”, recuerda la divulgadora, que critica a la presentadora por “creerse impune” y por "usar la ley para saltarse la ley".

¿Un gesto altruista?

En España, es delito tener un hijo a través de un vientre de alquiler. La legislación lo considera una forma de violencia contra las mujeres. Sin embargo, el Gobierno no ha derogado la instrucción de 2010 que permite la inscripción de esos niños, nacidos en otros países. “Es una contradicción y una doble moral porque se supone que tenemos el Ejecutivo más feminista de la historia”, subraya Vanesa Rodríguez, enfermera y miembro de la plataforma Stop Vientres de Alquiler. Grupos políticos, como Cs y PP, han pedido abrir el debate de la gestación subrogada siempre y cuando no medie prestación económica. Es, según las expertas consultadas, una trampa que facilitará el hecho de que las parejas sigan viajando al extranjero para tener hijos por esta vía y donde, además, será imposible asegurarse de que no hay pagos no declarado. Rodríguez explica que la gestación subrogada altruista se aprobó en Portugal y que, durante dos años, solo hubo un caso. “Aquí no hay altruismo, hay un contrato mercantil. Las criaturas no entienden de contratos, pero se convierten en un producto mercantil”, sentencia.

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