SALUT MENTAL | El testimonio de una adolescente con trastorno de conducta: "El consumo hacía que me evadiera de todo"

Los expertos advierten que entre el 10 y el 20% de los jóvenes padecen algún trastorno

La prevención y el tratamiento personalizado son las mejores fórmulas para resolverlos

Según la OMS, la mayoría de los trastornos de salud mental se manifiestan entre los 14 y los 18 años

Según la OMS, la mayoría de los trastornos de salud mental se manifiestan entre los 14 y los 18 años / Cedida / Ita

Xavier Pareja

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La salud mental de los jóvenes, sobre todo los adolescentes, ha empeorado, especialmente desde el inicio de la pandemia del coronavirus. Lo dicen los datos. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los suicidios de menores de 15 años aumentaron un 57% en 2021. Y los expertos advierten que entre el 10 y el 20% de los adolescentes padecen algún trastorno de salud mental. Una situación preocupante, que ha supuesto un reto social de grandes dimensiones tanto para la administración pública, la sanidad y las familias.

La adolescencia es una de las épocas más complicadas en el desarrollo personal. Y una de las proclives para desarrollar problemas de salud mental. De hecho, y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de la mitad de los trastornos se manifiestan antes de los 14 años y casi un 70% antes de los 18. Actuar a tiempo puede ayudar a redirigir la situación y evitar que la situación se cronifique con consecuencias aún mayores.

Ita, una red de centros especializados en el tratamiento integral de problemas de salud mental en España. Trabaja desde hace años con jóvenes con trastornos de la conducta alimentaria, trastornos de la conducta, de personalidad y adicciones, entre otras. De hecho, se trata de una red de centros pioneros en el país en crear una unidad especializada en el tratamiento de problemas de salud mental adolescente, USMA.

En este artículo hablamos con tres de sus pacientes. Jóvenes que se han enfrentado a diferentes problemas de salud mental como la anorexia, el trastorno de comportamiento y la depresión.

La experiencia de Paula, una joven que sufrió anorexia nerviosa

“La gente hablaba sobre mi cuerpo. Me decían que estaba demasiado gorda o demasiado delgada en un mismo día. No tenía sentido. Me invalidaban por mi físico”. Habla Paula, una joven malagueña de 20 años que pasó por una anorexia nerviosa durante la adolescencia. Los primeros síntomas comenzaron con un sobre exceso de deporte y el seguimiento de diferentes dietas restrictivas. La situación se volvió insostenible entre los 16 y los 17 años. “Ya no podía hacer mi vida y me costaba relacionarme con mi entorno. La enfermedad dominaba mi vida”, asegura.

Paula cumple con el perfil mayoritario de los casos de trastorno de la conducta alimentaria: mujer y adolescente. Según la Fundación FITA, en España hay 400.000 personas que padecen algún tipo de TCA, siendo la mayoría adolescentes. Y, en 9 de cada 10 casos, la persona afectada es una mujer, explican desde la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB). La presión estética y las redes sociales, entre otras causas, juegan un papel muy importante en el desarrollo de los TCA.

9 de cada 10 casos de TCA afectan a las mujeres

9 de cada 10 casos de TCA afectan a las mujeres / Cedida / Ita

Y el caso de esta joven malagueña es un ejemplo. “Las redes sociales hacen mucho daño. Ves un cuerpo perfecto que, en realidad, está editado, con una postura ensayada ante la cámara que resalta lo bueno y esconde lo que la sociedad puede criticar. Hay alguien detrás de un perfil que muestra una vida perfecta, que te dice que sin ese cuerpo serás infeliz y que motiva al resto a seguirle. Ahora todo eso me parece irreal y enfermizo”, explica Paula.

Su situación llegó a un punto extremo. “Me sentía atrapada. Tenía miedo y estaba débil tanto física como mentalmente. Me agobiaba la vida. Odiaba todo lo que me rodeaba, incluso a mi familia. Mi vida se basaba en castigarme por lo que comía o por el deporte que hacía. Era lo único que me dejaba hacer la enfermedad”, lamenta. Paula quería salir de la situación, pero no fue capaz de pedir ayuda porque no consideraba que había alcanzado su meta. “Nunca lo alcanzas y siempre quieres más. Mi madre lo hizo por mí y lo acepté porque no podía más”, explica la joven, que fue tratada en Ita ABB Málaga

El tratamiento fue duro, con recaídas y momentos malos. Pero en el centro especializado en el tratamiento de Trastornos de la Conducta Alimentaria, situado en Málaga, le ofrecieron todos los recursos que necesitaba ella y su familia. “Fue mi renacer. Mi psicóloga me ayudó mucho. Estuve vigilada y acompañada en todo momento, no solo por ella, por todo el equipo. Validaban mis sentimientos, algo que es muy importante para este tratamiento”, apunta.

A día de hoy, Paula asegura que vuelve a sentirse ella misma. “A día de hoy puedo decir que vivo feliz y tranquila. Me siento fuerte, confío en mí misma, me valoro y me respeto. Tengo ganas de vivir y de disfrutar todo. La vida al final tiene momentos malos para todo el mundo, pero la comprensión que me doy ahora es fundamental para poder llevarlos de la mejor forma”, explica.

El testimonio de Sandra: depresión, ansiedad y conducta autolesiva

El bullying o acoso escolar es una de las lacras que sufren 1 de cada 3 menores en edad escolar en el mundo, según la UNESCO. Solo durante el primer trimestre de este curso, por ejemplo, el Departament de Educació de la Generalitat de Catalunya atendió 167 casos. El acoso escolar acarrea consecuencias graves para la salud mental como la ansiedad y la depresión y, en extremos muy graves, incluso puede inducir a conductas suicidas como el reciente caso de las gemelas de Sallent.

Sandra, una joven madrileña de 18 años, es un ejemplo de que las consecuencias del bullying pueden alterar la vida de una persona. Desde hace unos años padece de cuadros de ansiedad y depresión, además de autolesiones, a causa de un caso de bullying que comenzó en segundo de la ESO. “Todo fue inesperado. Una persona que yo consideraba amiga mía empezó a meterse conmigo de forma muy seria y comenzó el rechazo de la gente”, narra Sandra. A pesar de que ella lo contó al colegio, este no actúo en un principio y contó a los padres una versión distinta. “Pasó un tiempo hasta que me hicieron caso y fue cuando comenzamos a buscar ayuda”, asegura.

El bullying puede acarrear graves consecuencias en la salud mental de los adolescentes

El bullying puede acarrear graves consecuencias en la salud mental de los adolescentes / Cedida / Ita

La situación le generó malestar emocional, tristeza, soledad y una sensación de incomprensión. “Pensaba muchas cosas negativas y no tenía ganas de hacer nada”, lamenta. Sandra pasó por ayuda psiquiátrica y pasó por varios centros de 24 horas a causa de la ansiedad y la depresión. Finalmente, en septiembre comenzó a tratarse Unidad de Salud Mental del Adolescente (USMA) de Ita Mirasierra.

La joven madrileña ha realizado terapias internalizantes y otras para trabajar la identidad y las habilidades sociales. Además, la familia de Sandra también ha formado parte del proceso terapéutico de la joven; ya que la familia juega un papel central en todo el proceso de recuperación. “Ahora estoy en un punto más avanzado. He comenzado a recuperar mi vida, vuelvo a ir al colegio y poco a poco se va normalizando todo. Ha sido un proceso duro con muchas subidas y bajadas. Y he tenido que acostumbrarme a nuevas rutinas”, explica Sandra.

El caso de Míriam, consumo de drogas a los 17 años

La mayoría de los Trastornos de Conducta están relacionados con una mala gestión de las emociones. Un divorcio, sobre todo en casos complicados, puede acarrear problemas serios en la estabilidad emocional de los adolescentes. Es el caso de Míriam, una joven catalana de 17 años que, tras la separación de sus padres, comenzó a tener problemas de autocontrol y a consumir drogas. Una situación que la llevó a tener serios problemas en casa.

“No fui capaz de gestionarlo de la mejor manera. No quiero culpabilizar a mis padres, pero entre ellos había problemas y eso me afectaba muchísimo. Me alejé de ellos y de casi todo mi entorno. Pasaba más tiempo en la calle que en mi casa”, explica. La situación le generaba malestar y se sentía sola. “El consumo hacía que me evadiera de todo y pensaba que estaba bien. En realidad era una sensación falsa”, asegura Míriam.

La mayoría de los trastornos de conducta están vinculados con una mala gestión de las emociones

La mayoría de los trastornos de conducta están vinculados con una mala gestión de las emociones / Cedida / Ita

Esa percepción hacía que la joven no pidiera ayuda. Fueron sus padres, ante una situación ya desbocada, los que pidieron ayuda. “No me daba cuenta de que estaba mal y no supe pedir ayuda. Fueron mis padres los que decidieron hacerlo”, narra Míriam. La última “Encuesta uso de drogas en enseñanzas secundarias en España” (ESTUDES), elaborada por el Ministerio de Sanidad en 2021, desveló que el 53,6% de los adolescentes de entre 14 y 18 años habían bebido alcohol un mes antes de ser encuestados, y un 1,6% aseguraban consumir cannabis de forma diaria.

Míriam ingresó en Ita Argentona TC, donde ha seguido un tratamiento para reorientar su conducta y desintoxicarse del consumo de drogas. “Ha sido un carrusel de emociones. Ha habido subidas y bajadas. Pero caer muchas veces y aprender a levantarme me ha ayudado mucho. Me siento mucho mejor, pero aún tengo miedo a lo que vendrá”, explica la joven.

Si te encuentras con alguna de estas situaciones, puedes consultar con el equipo de expertos de Ita.