Operación policial

Detenido un vecino solitario del Berguedà que fabricaba explosivos caseros en su masia

La Guardia Civil halló en su residencia media tonelada de productos como acetona o nitrato potásico e instrumental de laboratorio para sintetizarlos

Desmantelado un taller clandestino de fabricación de explosivos en Barcelona

Guillem Sánchez

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Europa comprendió con el atentado de Anders Breivik en Noruega en 2011que debía estar atento a las compras de productos que podrían funcionar como precursores de bombas caseras. España no tomó nota del aviso y en agosto de 2017 la célula yihadista de Ripoll compró cantidades industriales de acetona para fabricar un explosivo con el que pretendía atentar contra el templo de la Sagrada Família. La historia es conocida: la bomba que preparaban en un chalé de Alcanar era TATP, conocido popularmente como 'La madre de Satán', estalló accidentalmente y el ataque que planeaban acabó siendo un atropellamiento masivo en La Rambla. España entonces sí tomó buena nota. 

Desde los atentados de Barcelona y Cambrils la ley obliga a las distribuidoras de productos que pueden ser precursores de explosivos a informar al Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) de compras sospechosas, como las que pasaron inadvertidas cuando las efectuaron los jóvenes de Ripoll. Así, en marzo de 2022, la Guardia Civil puso la lupa sobre un vecino de 40 años de Montmajor, un municipio del Berguedà

Según subrayan fuentes de la investigación, a los agentes les llamó enseguida la atención que se trataba de un soltero introvertido, solitario e inteligente, que no tenía un trabajo ni una actividad profesional que pudiera explicar esas compras y que vivía en una masia con sus padres, muy mayores de edad. Las primeras comprobaciones, además, revelaron que también estaba comprando instrumental de laboratorio. "Es decir, podía sintetizar", aclaran las mismas fuentes.

Aparentemente no tenía vínculo alguno con grupos terroristas o delincuenciales, como las bandas que hacen explotar cajeros automáticos y que recurren a explosivos algunos de los cuales pueden fabricarse con los productos que estaba comprando este sospechoso. A este tipo de investigados se les coloca la etiqueta "inquietante" y, si el juez lo considera razonable, se opta por detenerlo antes de esperar si tiene o no de hacer uso de los explosivos. 

Media tonelada

El pasado 14 de marzo, los agentes detuvieron al sospechoso y registraron la masia. Según un comunicado enviado este domingo, en una nave adjunta a la casa y también en su propia habitación, el hombre había almacenado casi media tonelada de productos como acetona o nitrato potásico que, mezclados con otros de más fácil acceso porque son de uso doméstico, permiten fabricar TATP o cloratina. 

Los investigadores requisaron durante la operación, bautizada con el nombre de ‘Termes’, varios dispositivos digitales –como ordenadores y teléfono– que ahora analizaran a fondo para confirmar que no se trata de un individuo dispuesto a atentar por motivaciones políticas o con vínculos con organizaciones terroristas o de crimen organizado. Los agentes, sin poder estar seguros del todo hasta que acabe la investigación, creen que lo hacía "por curiosidad".

El vecino de Pontmajor admitió a los policía que había tenido más de un susto en la preparación de explosivos que, afirmó, fabricaba por curiosidad. Los mezclaba en una nave que era una extensión de la masia o en su propia habitación, comprometiendo gravemente su integridad y las de sus padres.

Un juzgado de Berga lo ha dejado en libertad pero lo mantiene investigado por fabricar explosivos y también por tráfico de drogas: los policías hallaron más de un kilogramo de marihuana, una cantidad que se considera un delito contra la salud pública.

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