AUDIENCIA DE BARCELONA

Condenados por torturas el expolicía Marc Fortiana y otros cinco mossos

El tribunal sostiene que los agentes actuaron para castigar a las víctimas por haberse saltado un control policial, propinándoles puñetazos, patadas y golpes con la hebilla de un cinturón del coche

Marc Fortiana, empresario y exmosso detenido en la operación de Asuntos Internos

Marc Fortiana, empresario y exmosso detenido en la operación de Asuntos Internos / Danny Caminal

Guillem Sánchez
J. G. Albalat
Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La Audiencia Barcelona ha condenado a seis agentes de los Mossos d'Esquadra por propinar una paliza a dos jóvenes de 20 años en 2016. Dos de los policías han sido castigados con una pena de cinco años de prisión y los otros cuatro, de dos años y medio. Uno de los agentes que ha recibido un castigo más severo es Marc Fortiana, un mosso que pidió la excedencia después de estos hechos, montó una empresa de seguridad privada que ha prestado servicio a personajes VIP –como Leo Messi durante un viaje a Egipto– y que actualmente está siendo investigado por corrupción.

La sentencia por agredir a los dos jóvenes, que se dieron a la fuga en un control que Fortiana –que todavía estaba en activo– y otros cinco agentes efectuaban en Cerdanyola, subraya que la intención de los policías era "castigarles" por haber huido y da por probado los agentes golpearon y propinaron puñetazos y patadas en todo el cuerpo, al tiempo que les "insultaban y trataban de intimidarles y humillarles" diciéndoles cosas como "os podríamos matar y aquí no se enteraría nadie”. La defensa de Fortiana, contactada por este diario, considera que la sentencia no se ajusta a lo ocurrido y ha anunciado que recurrirá el fallo judicial.

Fortiana ya fue detenido en octubre de 2021 junto a otros tres agentes de los Mossos tras una investigación de la Divisió d'Afers Interns (DAI). Por esta segunda causa está acusado de soborno, robo con fuerza, revelación de secretos y realización arbitraria del propio derecho. Además de las cuatro detenciones, los agentes de la DAI también efectuaron entradas y registros en domicilios y locales. 

Golpes con el cinturón de seguridad

El fallo que atañe a los hechos de 2016, dictado por la Sección Séptima de la Audiencia, recoge que los policías arrancaron un altavoz pesado del maletero del coche siniestrado y lo dejaron caer al suelo junto a ellos para "ocasionarles miedo". A la vez, sigue el texto, cortaron uno de los cinturones de seguridad del vehículo y les golpearon utilizando la hebilla. Los mossos acusados negaron la agresión y las amenazas, aunque las víctimas explicaron con toda clase de detalles la paliza y los malos tratos recibidos. "Se trató pues de una agresión, intimidación y humillación totalmente gratuitas e injustificadas", incide la resolución judicial.

Los sucesos ocurrieron durante la madrugada del 23 de abril del 2016. Dos de los mossos acusados se encontraban realizando un control de seguridad ciudadana en la calle Montclar, en Cerdanyola del Vallès. Poco antes de la una, los agentes dieron el alto a un vehículo en el que iban dos personas. Tras requerir que estacionaran en la zona habilitada, el conductor hizo caso omiso y reanudó la marcha a una velocidad de 65 kilómetros por hora, iniciándose una persecución que terminó con el coche impactando en una estructura de hormigón.

Esposados y en el suelo

Tras el accidente llegaron al lugar los dos policías que se encontraban en el control y, al cabo de unos minutos, los otros cuatro agentes ahora condenados. La sentencia argumenta que los seis condenados, "de común acuerdo y con ánimo de menoscabar la integridad física, psicológica y moral" del conductor del vehículo y de su acompañante, les empezaron a insultar y a propinar una paliza. Los jueces concretan que los dos jóvenes en ningún momento pretendieron huir del lugar ni se resistieron, que la agresión se inició cuando ambos estaban fuera del coche y los golpes continuaron una vez ya esposados y en el suelo.

Lesiones físicas y psíquicas

Como consecuencia de estas acciones, los agredidos, uno camarero y otro empleado de una fábrica, sufrieron lesiones en todo el cuerpo: desde una fractura de costilla hasta grietas en piezas dentales y "múltiples hematomas", así como cuadros de ansiedad. Uno de ellos padeció un episodio que le desencadenó un brote psicótico con ideas delirantes, al creer que existía un complot entre médicos y policías que trataban de envenenarle. El tribunal fija el pago de indemnizaciones por 140.000 euros.

Para el tribunal, el relato de los dos denunciados, que al final fueron arrestados, es "detallado y no contradictorio", y a su entender ha sido "corroborado por múltiples indicios externos derivados de fuentes de prueba fiables y diferentes". Como criterios de fiabilidad, destaca que ambos admitieron hechos que les perjudicaban (se habían saltado el control, pudieron haber insultado a los agentes y habían bebido alcohol y fumado marihuana: de hecho, les encontraron un cogollo pequeño de marihuana en una sudadera) y "proporcionaron detalles muy cuantiosos sobre lo sucedido".

Lesiones incontestables

Además, la sentencia también mantiene que "las evidencias lesivas apreciables por cualquier persona en ambos denunciantes esa misma madrugada son incontestables". Un informe de los Mossos atribuyó las lesiones al accidente del coche, pero los jueces rechazan esa teoría.

Para los magistrados, los agentes eran "funcionarios públicos y actuaron abusando de su cargo y funciones, sobrepasando nítidamente la encomienda legítima que les competía, relativa a conseguir la detención del turismo y de sus ocupantes para imputarles un delito de desobediencia". Tras la detención del vehículo, agregan, "emplearon un exceso de violencia inexplicable para su reducción y prosiguieron luego con un castigo físico totalmente injustificado cuando los detenidos estaban ya reducidos y esposados". A mayor abundamiento, expresan que el "castigo" no fue solo físico, sino también psicológico, pues "les intimidaron" diciéndoles que podrían acabar con su vida allí mismo y nadie se percataría, o que iban a probar con ellos las nuevas pistolas eléctricas Táser".