Asuntos internos

Los mossos corruptos de Girona cuidaban de la marihuana de un traficante de vacaciones

Las conversaciones pinchadas entre los agentes de Santa Coloma de Farners muestran cómo impedían la destrucción de la marihuana que se quedaban o la confianza que mantenían con un camello

un dels detinguts en l'operatiu contra la trama de tràfic de drogues de Santa Coloma de Farners arribant als jutjats, el 4 de setembre del 2020 (horitzontal)

un dels detinguts en l'operatiu contra la trama de tràfic de drogues de Santa Coloma de Farners arribant als jutjats, el 4 de setembre del 2020 (horitzontal) / ACN/ MARINA LÓPEZ

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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La investigación de la Divisió d'Afers Interns (DAI) de los Mossos d'Esquadra recogió durante meses numerosas pruebas de que tres agentes de la comisaría de Santa Coloma de Farners (Girona), según el fiscal Enrique Barata, actuaban como un grupo criminal estable dedicado a revender marihuana que habían incautado previamente a otros traficantes.

En los pinchazos, los agentes se jactan de que la droga intervenida acabará en sus manos

Las conversaciones entre los tres investigados por corrupción, que se obtuvieron a través de pinchazos telefónicos o de micrófonos escondidos en dos coches policiales, describen situaciones tan difíciles de aclarar en un juicio como cuando se jactan de que una droga que han intervenido otros compañeros terminará en sus manos, o cuando explican cómo impedir que se destruyan 3,5 kg de marihuana que pretenden hurtar o incluso cuando acuden a cuidar de la plantación de marihuana del traficante con el que presuntamente colaboran porque este se encuentra de vacaciones en Menorca.

Droga para revender

El 30 de julio de 2020 los Mossos d’Esquadra registraron un domicilio de Santa Coloma de Farners en el que un vecino de origen extranjero escondía una plantación de marihuana. Al mando de aquella inspección estaban Salvador M. ('Salva') y Óscar F., que junto a Joan Francesc P. (‘Kiko’) serían arrestados por la DAI al final de aquel primer verano de pandemia. Pero ese día aún ejercían de policías, y aparentaban que luchaban sin concesiones contra el tráfico de marihuana que se expande por la comarca de La Selva. 

Un traficante a un policía: "Me puedes abrir el aire a las dos y media?"

Como veterano responsable del área de delitos contra la salud pública de la Unitat de Investigació de Santa Coloma, Salva era lo más cercano a un referente antidroga en su comisaría. El registro del traficante comenzó a las cuatro y media de la tarde y se intervinieron 1.216 plantas de marihuana y 3,5 kilogramos de cogollos, los brotes en los que se concentra el principio de THC. En el atestado policial en el que Salva consta como instructor y Óscar como secretario se hacen constar ambas cantidades. Constan también tanto las plantas como la caja con los 3,5 kg de cogollos en el documento que se elaboró después de pesar la droga. En la orden que redactada para destruir la droga no aparecen, sin embargo, los 3,5 kg de cogollos. 

Los teléfonos de Salva y Óscar estaban pinchados por asuntos internos, que captaron la siguiente llamada del cabo a su agente un día después de la operación contra el traficante ruso. Para los policías de la DAI ese diálogo es una prueba que muestra cómo Salva da instrucciones a Óscar para que explique al juez o a los jefes, en caso de que pregunten qué ha ocurrido con la caja de cogollos de la que se habla en el atestado, que el contenido de la misma ha sido mezclado con las bolsas de las plantas pendientes de destruir para que se pudra. Salva se expresa en estos términos: 

Salva: Si Manolo dice algo el juez dice algo, [le dices que] lo mezclamos todo dentro de un saco. Que lo pesamos y que lo metimos dentro de un saco. Mezclado con distintos sacos. ¿Lo entiendes? Ya nadie buscará.

Óscar: Bueno…

Salva: ¿Me entiendes o no?

Óscar: Sí.

Salva: Si dicen algo… [dices que] por no dejar la caja allá, se cogió, se abrieron, dos o tres bolsas, se mezclaron dentro… porque así, de la misma podredura… ¿sabes qué quiero decir? Se pudrirá 

Óscar: A ti te cree, pero a nosotros no nos cree…

Salva: (…) Que entre y las busque, porque no están numeradas (…) Y que busque. ¿Y qué pasará? Cuando abra y vea toda la mierda. Te ha quedado claro esto, te acordarás, ¿no?

Óscar: Sí. 

Salva: Vale. Primero que lo pidan y segundo: ‘osti’, esto lo pesamos y lo metimos allí para que se destruyera porque claro, esto es un peligro dejarlo allí, la caja (…) que ya sabe que siempre le dijo eso. 

Al cuidado de las plantas del traficante

Kiko era quien se encargaba de tratar con los traficantes para revender la droga que Salva y Óscar desviaban del circuito de destrucción. Kiko negociaba con uno, sobre todo. Tenía tal grado de confianza con Albert B. (‘Pitu’), un traficante local, que Kiko también cuidaba de la plantación de marihuana que este tenía escondida en su domicilio cuando se encontraba fuera de casa.

La conversación telefónica que muestra cómo el policía Kiko, un agente de 52 años, acuerda cuidar de las plantas de marihuana del traficante Pitu, un vecino de Santa Coloma de Farners de 45 años, tuvo lugar el 24 de agosto de 2020, una semana antes de su arresto. Pitu se encontraba ese día con su pareja pasando unos días en Menorca y le pidió a Kiko, que disponía de un juego de llaves de su casa, que acudiera en su ausencia a activar el sistema de ventilación del cultivo: "Me puedes abrir el aire a las dos y media?", solicitó el traficante. "Vale, paso un momento por tu casa y abro el aire", respondió el policía. 

El fiscal Barata solicita más de doce años de cárcel para cada uno de los policías investigados. Además de los pinchazos y los micrófonos instalados en los coches policiales, asuntos internos dispone de una grabación en la que aparecen Salva y Óscar sacando marihuana de la comisaría. Gracias a los seguimientos, los policías de la DAI comprobaron que los policías trasladaron esa droga a casa de Kiko, quien después se la entregó a Pitu. Los tres mossos fueron detenidos al día siguiente, 3 de septiembre de 2020, y desde entonces tienen prohibido acercarse a menos de 300 metros de la comisaría de Santa Coloma de Farners.

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